Dos horas después de haberse separado de sus esposas, Jonathan y Robert seguían atrayendo a los mercenarios hacia el norte, para alejarlos lo más posible de sus familias, hasta que se toparon con un acantilado, y fueron rápidamente rodeados por 10 mercenarios, por lo que prepararon sus armas y se miraron mutuamente.
- Parece que hasta aquí llegamos – al decir esto Robert sujeto su hacha con más fuerza.
- Eso parece, pero todo sea por nuestras familias, ¿cierto? – le respondió Jonathan sujetando su espada con ambas manos, a lo que Rober asintió.
- Sí, todo sea por ellos – con estas últimas palabras ambos miraron a sus enemigos, quienes no tenían armas de fuego, lo que les dio una ligera sensación de satisfacción y alegría, pues si bien eran superados en número, al menos darían pelea antes de morir.
En un instante que pareció eterno, tanto Robert como Jonathan pudieron sentir la suave brisa pasar por sus nucas, y cada nervió de su cuerpo prepararse para la pelea, cada respiración los llenaba de energía y avivaba en sus corazones un fuego que se extendía por todo su cuerpo, tensando cada musculo y agudizando todos sentidos. El latir de sus corazones golpeaba fuertemente sus pechos, y los rostros de sus familias recorrían sus mentes, brindándoles una fuerza superior a cualquiera que hayan tenido antes, sus cuerpos se sentían como armaduras listas para soportar los inminentes golpes de sus enemigos, las armas en sus manos parecían como una extensión de sus propios cuerpos, y sus piernas percibían el suelo sobre el que estaban como un aliado que les ayudaría a vencer a sus enemigos.
Jonathan y Robert se lanzaron rápidamente contra los mercenarios, sus piernas lograron impulsarlos a una velocidad impresionante, asestando cada uno un golpe mortal, eliminando en un solo movimiento coordinado a dos mercenarios. Sin mayor demora los mercenarios restantes contraatacaron, pero los movimientos de Robert y Jonathan eran tan fluidos y veloces como una tormenta, haciendo casi imposible para los mercenarios poder seguirles el paso. A una gran velocidad y con una asombrosa precisión Robert y Jonathan bloqueaban y devolvían los ataques de sus enemigos; sus miradas eran como la de una bestia implacable cuya furia era apenas superada por su determinación, y sus respiraciones eran como el rugir ardiente de un dragón a punto de destruir todo a su paso, nada en ellos mostraba un rastro de duda o temor, y sus movimientos no presentaban una sola apertura que pudiese ser utilizada por sus atacantes.
Con el pasar de los minutos el cansancio se empezó a hacer presente, alentando los movimientos de Robert y Jonathan, no obstante, los mercenarios tenían más heridas que ellos, permitiéndoles mantener el estatus quo a su favor, hasta que un mercenario más apareció.
El mercenario dio un disparo al aire, a modo de advertencia y presentación, haciendo que todos se quedaran estáticos.
- Veo que ambos son bastante fuertes – la voz del nuevo mercenario era muy grave y ronca, como la de un viejo fumador, pero su apariencia era sumamente fuerte e intimidante –, necesitamos más guerreros con esa determinación, ¿qué les parece si en lugar de pelear contra nosotros, se nos unen? – les propuso con una sonrisa en sus rostro y una mirada de orgullo.
- ¡Primero muerto que aliarme con alguien como tú! – Jonathan gritó con furia.
- ¿Matarlos?, no, eso sería un gran desperdicio, si no quieren unirse a nosotros pues entonces trabajaran para nosotros – el gigantesco hombre se movió a una velocidad nada acorde a su tamaño, sujeto a Robert con una sola mano, para mandarlo a volar con un solo golpe de su otra mano y dejarlo inconsciente.
Jonathan se movió tan rápido como pudo para aprovechar la oportunidad de atacar a su enemigo mientras estaba distraído, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca, su ataque fue desviado por la mano desnuda de su enemigo, para después ser sujetado por el cuello y levantado del suelo.
- Tal vez ustedes pudieron pelear fácilmente contra estos mercenarios de segunda, pero yo era pare de un escuadrón de elite enviado a Europa, donde recibí un estimulante obsequio que me ayudo a mejorar mi fuerza, para mí ustedes son como hormigas – el gigante sonrió orgulloso de su abrumadora fuerza y dejo inconsciente a Jonathan.
Al despertar estaban en una prisión, sin ninguna de sus pertenecías, y con un intenso dolor en todo el cuerpo.
- Ese maldito no era humano, no importa como lo mires nadie podría tener tal velocidad y fuerza – se quejó Robert mientras se ponía de pie.
- Ese maldito mencionó un “obsequio” de Europa, yo creo que estaban experimentando con humanos, para ganar la guerra – Jonathan le conto sus conclusiones mientras se levantaba – pero parece que la guerra termino antes de que pudieran terminar con sus planes –
- Eso significa que puede haber más como el rondando, debemos tener cuidado y regresar con nuestras familias lo antes posible – concluyo Robert.
- Así es, pero ¿cómo haremos eso?, este lugar parece ser una prisión de alto nivel – comento Jonathan mientras observaba el lugar.
- Lo es, esta parece ser una prisión militar, las cuales están muy bien diseñadas para que nadie pueda salir – le explico Robert a Jonathan.
- Entonces ¿es imposible escapar? – la angustia se notaba en el rostro de Jonathan.
- Yo no dije eso, aunque escapar de esta prisión sería algo prácticamente imposible, ¿recuerdas lo que dijo aquel hombre?, “si no quieren unirse a nosotros entonces trabajaran para nosotros”, eso quiere decir que, o bien están haciendo modificaciones a este lugar, o nos llevaran a otro sitio para realizar algún trabajo que requiera mucha fuerza física, y eso nos dará una posibilidad de escapar. Por ahora lo que tenemos que hacer es observar – las palabras de Robert lograron calmar a Jonathan.
Permanecieron en su celda hasta la mañana siguiente, cuando un par de mercenarios armados los llevaron hasta un patio, donde se encontraban reunidos muchos prisioneros, también había varios mercenarios armados custodiando, y en uno de los costados estaba colocado un pequeño escenario, en el cual subió aquel gigantesco hombre que los había derrotado con gran facilidad.