Tras una noche de pasión y lujuria, donde dejaron que la naturaleza humana siguiera su curso, la pareja se despertó con gran alegría.
- Buenos días – saludo Marco a Ángela mirándola a los ojos.
- Buenos días – le respondió Ángela, quien seguía recostada sobre el pecho de marco, y se acurruco aún más.
- En definitiva, construiré un bunker solo para nosotros dos, así no tenga que dormir para terminarlo – ambos rieron con el comentario de Marco.
- ¿Y para que necesitas otro bunker?, ya tenemos este, mejor hay que sacarle provecho – dijo Ángela con una sonrisa en sus labios.
- Buen punto – Marco sonrió y la beso mientras la abrazaba.
Cuando finalmente se levantaron de la cama se dieron una ducha y alistaron todo lo necesario para cuando llegaran por ellos y los suministros.
Tras desayunar y esperar la llegada de sus compañeros, estos finalmente se hicieron presentes; era un grupo de 20 personas, entre ellos se encontraba el padre de Ángela. Tras un breve saludo y una corta presentación, cada persona tomo cuanto le fue posible llevar, pues solo así lograron cargar con todo lo que había en el bunker.
- ¿A dónde nos dirigimos? – preguntó Ángela a su padre.
- A una montaña no muy lejos de aquí, es un viaje de 40 minutos aproximadamente; la base es bastante grande; por un lado está cubierta por la montaña, por el otro hay un barranco, dejando solo dos accesos altamente protegidos con un muro de madera – Robert conocía bien a su hija y le dijo todo lo que ella deseaba saber, por ahora.
- Parece ser un buen lugar, eso explica cómo se han mantenido todo este tiempo – Marco se unió a la conversación.
- Demasiado bueno… - Ángela se mantenía alerta en todo el viaje, preparada para algún tipo de emboscada o trampa.
Cuando finalmente llegaron a su destino colocaron las cosas que llevaban en un almacén, para su registro y almacenamiento. Habiendo terminado con eso Ángela comenzó a inspeccionar el lugar, con minucioso cuidado de no llamar la atención; finalmente determino que el lugar parecía seguro y fiable, bastante grande, aunque no lo suficiente para la cantidad de gente que había ahí.
No paso mucho tiempo para que Ángela y Marco se reunieran con el líder del lugar, en una pequeña cabaña, donde se encontraban tres hombres y dos mujeres, además de Robert, Jonathan, Mildred, Paola y Stephanie; todos reunidos al rededor una mesa. En un extremo de la mesa estaba sentado un señor notablemente más fuerte que el resto, el cual Ángela dedujo era el líder, a su derecha estaba un joven que parecía un poco más grande que ella y Marco, a la izquierda del líder estaba una mujer de la misma edad que el joven, y atrás estaban dos hombres y una mujer casi de la misma edad que su padre.
- Así que ustedes son Ángela y Marco, he escuchado bastante sobre ustedes últimamente – el fornido hombre comenzó a hablar en cuanto Ángela y Marco se sentaron frente a la mesa –, déjenme presentarme, yo soy Antonio, el líder de este grupo, este de aquí es mi hijo Diego – el hombre señalo al joven de su derecha – él se encarga de la cacería, y ella es María – señalo a la mujer que estaba a su izquierda – ella se encarga del inventario y los suministros.
- Es un gusto, como usted ya bien dijo yo soy Ángela, y él es Marco, y le estamos sumamente agradecidos por haber ayudado a nuestra gente y habernos permitido hospedarnos en su refugio. Pero, muy a mi pesar, tengo que decir que no estamos en condiciones para poder seguir nuestro camino, y es por ello que quisiera llegar a un acuerdo para poder extender nuestro hospedaje en su refugio – Ángela tenía una mirada y un tono tranquilo, pero firme.
- Ya veo que las historias no mentían, realmente eres una joven muy madura para tu edad. Antes de continuar me gustaría aclarar algo, según tengo entendido tú eres la líder de tu grupo, ¿cierto? –
- Yo no diría que soy la líder de todo el grupo, aunque es cierto que muchos de ellos me siguen por su propia voluntad, con nosotros viaja otro grupo dirigido por Stephanie, pero creo que eso usted ya lo sabía – Ángela era lo suficientemente astuta como para saber que estaba siendo estudiada meticulosamente, como si fuese un juego de ajedrez.
- Sí, algo así se me dijo cuando quise negociar con tus padres una vez que llegaron aquí, sin embargo, tanto ellos como Stephanie me dijeron que era contigo con quien debía llegar a un acuerdo, en ese momento me sorprendió que unas personas tan fuertes y hábiles como ellas confiaran tan fielmente en alguien más, pero fue aún más grande mi asombro al saber que se trataba de una joven de tu edad, y aunque he escuchado muchas de tus hazañas, entenderás que me cuesta trabajo creer que una joven que es menor que mi hijo, pueda dirigir a un grupo tan grande sin que se le salga de control – la mirada del Antonio enjuiciaba severamente a la joven.
- Desconozco que es lo que haya escuchado de mí, por lo que no puedo decir si es o no cierto, y aun si lo fuese nada tiene que ver con el presente, pues en este momento nos encontramos en una situación diferente, pues justo ahora nosotros somos simples huéspedes en su refugio, por lo que mi gente seguirá sus normas, y si a pesar de mi palabra usted aun desconfía de que mi gente se pueda comportar, notifíqueme cualquier transgresión que sea cometida y le aseguro que será severamente reprendida, sin embargo, si de quien duda es de mí, me gustaría que me diera la oportunidad de demostrar mis capacidades de la manera en la que a usted más le satisfaga – el ambiente se puso completamente tenso, y todos los presentes esperaban ansiosos el desenlace de dicha conversación.
- Pareces ser un joven muy elocuente y perspicaz. Te tomare la palabra, tengamos un duelo amistoso tu y yo, de esa manera podré ver de primera mano tus habilidades, y posteriormente podremos continuar con las negociaciones, ¿te parece bien? –
- Claro, por mi está bien, ¿en dónde desea tener dicho enfrentamiento? – ambos sonrieron y Antonio los guio hasta un terreno plano a las afueras del refugio, se notaba que el lugar era usado para entrenar, pues en un lado estaban colocadas varias armas de madera.