Tierra de Dragones: Exilio y Rebelión

Capitulo 6: Rebelión

La noche cayó sobre los viajeros. De entre las antiguas ruinas, que una vez fueron cabañas, escogieron la menos deteriorada.

-Aun estando en la cabaña debemos encender un fuego afuera para alejar a los animales del bosque.

Dijo Karus mientras encendía una fogata con las llamas que sostenía en su mano.

Recién había oscurecido, por lo que ninguno de los tres sentía sueño todavía. Karus entró a mirar su orbe de cristal; Zon y Nery estaban sentados en dos rocas junto a la fogata.

Nery dirigió su vista al bosque; al principio solo había oscuridad total, pero, de la nada surgieron pequeños destellos azules que revoloteaban entre los arboles; Zon también los vio.

-Ven.

Dijo Nery mientras iba sonriente hacia aquellas luces. Zon la siguió hasta que los dos estuvieron en medio de los árboles.

Estaban rodeados de unos extraños insectos que adornaban la noche con sus hermosos resplandores volando por todos lados.

Zon miraba a su alrededor asombrado por el espectáculo que ofrecían aquellas criaturas. Nery observó como esos pequeños insectos parecían bailar al ritmo de una melodía que los simples humanos no podían escuchar; una música especial para que solo esos seres bailaran y adornaran el bosque durante la noche.

-Es hermoso.

Dijo Nery, sonriendo y dando un giro como si quisiera bailar con aquellas luciérnagas azules.

-Increíble.

Fue lo único que Zon atino a decir estando ante tal maravilla de la naturaleza.

En un instante, ambos estaban frente a frente. Zon cortó la distancia entre ellos. Se miraron a los ojos.

-Hay algo en tu mirada que no puedo entender…

Dijo ella con voz apenas audible. Sus ojos verdes brillaban al encontrarse con los ojos cafés de Zon, que no se le apartaban.

-Tal vez sea lo mismo que yo veo en la tuya.

Sintieron como sus corazones latían más y más rápido al estar tan cerca. Zon tomó la cara de Nery entre sus manos; ella le rodeó el cuello con las suyas, acercaron sus rostros cerrando los ojos poco a poco y… Sus labios se juntaron en un intenso beso de amor. Para ellos solo importaba ese momento, ese lugar, ese beso. Por un instante sintieron que todo a su alrededor se pausó, que el tiempo mismo se había detenido.

 

Kerax, Gakur y los 19 drows que quedaban habían llegado a los límites de Tahad.

-Mañana llegaran 300 orcos a Las Tierras Salvajes. Si todo sale bien, sumaremos aún más guerreros a nuestras filas luego de que los otros clanes vean la fuerza de los Garra Negra.

-Debemos tener aún más soldados, Kerax.

-Paciencia, mi amigo, una vez que hallamos reunido suficientes tropas el Rey Oscuro tendrá al ejército más poderoso de todos y podrá reinar en este mundo.

-Nuestro amo, sin duda hará que reyes y reinas se arrodillen ante él.

 

En Akaria, Yarlok mando llamar al general de la Guardia Oscura y al del ejército.

-Quiero que tanto la Guardia Oscura como el ejército exterminen a los que se me opongan. Quiero que persigan a la Orden Druida por cada rincón del reino.

-Cumpliremos las órdenes de su majestad.

-La Guardia Oscura cumplirá con la misión para la que fue creada, alteza.

Ambos generales hicieron una reverencia y luego se retiraron.

Yarlok salió del castillo y fue a la prisión para ver a Tidus. El Archidruida estaba en su celda, de espaldas al rey, quien se había parado delante de los barrotes.

-A que debo el honor de la visita de su majestad.

-Vengo a decirte que deberías despedirte. He dado la orden de exterminar a los Druidas de mi reino.

-¿Tu reino? Era tu hermano quien gobernaría Akaria, tú lo asesinaste para quedarte con la corona…

-¡Silencio! Yo hice lo que debía hacer, mi hermano siempre fue débil. Tal vez derrotó a los orcos, pero, eso solo pasó porque mi padre los combatió desde el principio de la invasión.

-Tu hermano era el rey que Akaria necesitaba. Mira cuanta sed de poder hay en ti, eso te ha destruido y también acabarás con tu pueblo.

-Viejo estúpido, tus palabras no significaran nada mañana cuando tu cabeza este en una pica.

Yarlok salió del lugar enfurecido.

 

En Gartún, Kasia y Voknyr habían mandado reunir a los pobladores y a varios druidas de esa ciudad y los pueblos cercanos. Kasia llevaba un fénix en su brazo derecho.

-¡Escuchen! Hermanos de la Orden Druida, pueblo de Akaria; nuestra nación es regida por un tirano, por un déspota, un salvaje. Esta noche comenzaremos una guerra contra el falso rey Yarlok; lucharemos por que Akaria finalmente sea liberada de la oscuridad y la sed de poder de ese traidor -dijo Voknyr.

-¡Muerte al usurpador!

El grito de Kasia fue respaldado por el de todos los presentes.

-¡Muerte!

-¡Muerte!

Kasia mandó al fénix a dar el mensaje de que la guerra había comenzado.

La improvisada milicia de 1200 personas comenzó su avance hasta donde se encontraba la guarnición del ejército.

-¡Arqueros!

Kasia hizo una seña para que los arqueros se prepararan.

-Listos. -respondió uno de ellos.



#21092 en Fantasía
#29072 en Otros
#4021 en Aventura

En el texto hay: guerra, magia y dragones, aventura y leyendas

Editado: 25.08.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.