Capítulo 1: Fijar Rumbo

Hoy las aguas del mar están calmas. El sol resplandeciente quema la piel. Es el día de la llegada a la isla.

El capitán del barco, Bitergrog, se encuentra en su camarote consultando los mapas que lo llevan hasta la preciada isla. Está un tanto ansioso porque las leyendas de ese lugar dicen que esta llena de riquezas: miles de monedas de plata encerradas en un cofre de hierro.

-¡Navío a la vista! ¡Navío a la vista! -grita un marinero desde la vigía, mientras la tripulación se pone inquieta.

El capitán era un respetado y temido pirata que había navegado por los mares saqueando riquezas de otras embarcaciones, matando a todo navegante que se encontraba en ellos. Sólo dejaba a una persona viva para que contara la noticia y se corriera como la pólvora.

-¿Que está sucediendo aquí? -pregunta gritando Bitergrog al salir de su camarote a la cubierta y ver la agitada situación que se esta viviendo.

-¡Señor un barco se nos acerca! - exclama el marinero superior, que tenía mucha cercanía al capitán. 

Bitergrog mira por su catalejo al oeste y divisa otro navío en dirección a ellos. -¡Maldición! -dijo para si mismo y de inmediato grita -¡Preparen los cañones, vamos a luchar!