Sam
Ella se ve hermosa.
Su cabello largo y ondulado le cae por debajo de los hombros y enmarca su delicado rostro salpicado por pecas.
Viste de negro, decidió que era su color favorita desde hace un par de años y desde entonces no viste otro color.
Su mentón elevado y ojos entrecerrados me deja saber que me está retando a que siga con el entrenamiento pero vamos, me he quedado anonadado ante ella, podría caer de rodillas y ni siquiera ha dado su primer golpe.
-¡Papá, vamos!
Sacudo mi cabeza con una risita.
Igual a su madre.
La pequeña Caitlyn tiene el mismo fuego en su carácter, la misma mirada determinada en sus ojos sólo que de un color verde que heredó de mi y un valor que sin duda algún día ganará al de sus padres.
Y me siento tan orgulloso de ello.
Inclinando la cabeza señalo sus pies.
-Debes separarlos más, pequeña, o entonces será fácil hacerte caer.
Atenta a mis señalamientos obedece en silencio.
No puedo detener la emoción que me invade.
Hace años, éramos su madre y yo entrenando en este mismo jardín.
El jardín de nuestra casa en Old a Town que yo nosotros mismos construimos. Y ahora, más de quince años después, somos mi hija y yo.
Henrik pudo unírsenos pero está en casa de Malcom Warner y dudo que aparezca hasta pasada de las seis de la tarde.
Avanzo hacia ella y le indico como bloquear un par de golpes, ella es rápida, aprende y esquiva cada uno de los suaves golpes y golpea mis muñecas cada vez para alejarlas de su cara.
La escucho lanzar un grito cuando atrapo la pierna que estaba destinada a clavarse en mi estómago y entonces la hago caer suavemente al piso, agarrando su brazo para que no se golpee.
Oh, ella está furiosa por haber fallado.
Lo noto por sus mejillas rojas e infladas y por el resoplido que lanza al levantarse.
-¡No! ¡Hiciste trampa! - Me acusa ella.
Chasqueo mi lengua.- Oh no, cariño, debes aceptar que te levanté como un costal de patatas.
En vez de contestar a eso, decide lanzarse hacia mi y antes de que pueda atraparla, ella desaparece y me deja agarrando la nada.
Me enderezo y la busco con la mirada.
Oh, ella ama eso.
Su don es peculiar, no es como su madre o como yo, si soy sincero, podría decir que no es como el don de algún medio origen que viera antes.
Ella es poderosa.
Sun don es absorber los dones de los demás.
Lo descubrimos cuando al tocar a su madre una vez, quemó nuestra mesa de madera, con todo y mantel.
Habíamos pensado que ese era su don hasta que la vimos utilizar los poderes del hijo de Caín y Elis. Supimos que era imposible que tuviera más de un don.
Así que Zack la revisó junto con Caín y llegaron a entender los poderes de mi hija y se llegó a una idea. Ella es poderosa.
No me sorprende, no luego de lo que Abby y yo tuvimos que pasar, no con lo que nos hicieron genéticamente.
Henrik por otro lado tuvo dones más fáciles de controlar, como lo es es poder sobre la naturaleza.
Tengo sospechas de que no fue Abby quien logró mantener nuestro jardín vivo todo este tiempo, sospecho que tuvo algo de ayuda.
Un peso sobre mis hombros me hace caer boca abajo y puedo escuchar a Caitlyn reír sobre mi.
-Te tengo papi.- Se baja de mi espalda y da saltitos frente a mi.
Yo escupo la tierra que siento que se me ha metido en la boca.
Y no puedo evitar lanzar un gruñido mezclado con risas.
No soy el mismo de antes.
Lo compruebo cuando tardo un poco más en levantarme y cuando tengo que tomarme un poco más de tiempo para relajar mi respiración.
La puerta trasera se abre y mi hermosa esposa sale con una sonrisa maliciosa.
-Los he visto desde la sala.- Se acerca a Caitlyn y choca los cinco con su hija.
Mujeres.
Murmuré para mí mismo mientras me acercaba para robarle un beso a mi pastelito.
La pequeña Caitlyn hizo una mueca.
-Puaj qué asco.
Abby se rió y le despeinó el cabello.
-La comida está lista, Caín se ha comunicado con los muchachos, todos vienen para la cena.- Puedo ver el brillo en su mirada plateada.
Como siempre sucede cuando el grupo vuelve a reunirse en los festejos anuales. Esta vez celebraremos el nacimiento de la hija de Jesse y Maggie, el segundo retoño. Y lo haremos aquí, en Old Town, nuestro hogar.
-¡¿Vienen mis tíos?! - Pregunta Caitlyn haciéndome gestos para que la cargue. La levanto sobre mis hombros y la agarro de las rodillas. Ella me alborota mi pelo café y como suele hacer siempre, separa mi mechón plateado del resto.
-Sí cariño.- Le contesta su madre.- Hoy conoceremos a tu nueva prima, Jeanine.
-Oh, Cameron me llamó hace unas noches, dice que la bebé es demasiado calva.- Ella se hecha a reír y Abby yo intercambiamos una mirada, recordando cómo era Caitlyn exactamente de bebé.
-Cariño, tenemos unas fotos tuyas de bebé por si quieres...- Ella tira de mi cabello.
-¡Oye! Se supone que estás de mi lado papi.
-Siempre, cariño.- Me río.
-Ustedes dos son igual de infantiles.- Abby niega con la cabeza.- Los quiero bañados antes de las cinco de la tarde y Sam, recuerda que tenemos que arreglar la gotera en el techo de invitados, ellos posiblemente se queden a dormir esta noche aquí... Oh mira, es Caín.
Los tres nos giramos hacia el hombre de cabello blanco vestido de una camisa manga larga enrollada hasta los codos y unos pantalones oscuros.
Su mano está sosteniendo la de su esposa mientras que Malcom y Henrik vienen detrás riéndose de algo.
Apenas vio a su madre, Henrik corrió hacia ella y la abrazó.
Caín caminó hacia nosotros con una sonrisa, me dio la mano y murmuró:
-Bueno, bueno, algunas cosas nunca cambian.
Me encogí de hombros y señalé a la pequeña en mis hombros.
-Sólo mejoran.