Algo me despertó, me hizo abrir los ojos de golpe.
Cuando logro aclarar mi cabeza me fijo a mi alrededor, sigo en la recepción del edificio, donde se suponía debía hacer guardia junto con Devon y Cam, y donde se suponía, no debía dormirme.
Pero lo hice y al parecer y algo estaba ocurriendo.
Veo a ambos chicos avanzar hacia la puerta cubierta por las láminas metálicas y me incorporo del piso.
-¿Qué ocurre?- Les pregunto llegando hasta ellos, Cam me lanza una mirada.
-Escuchamos ruidos en la calle, creo que son los caníbales atacando a un grupo que estaba escondido en un edificio cercano.- Miro hacia atrás, donde las dos velas iluminan tenuemente la sala y me pregunto si sería mejor apagarlas.
Me reprendo a mi misma por dormirme, por dejar que el cansancio gobernara mi cuerpo y empañara mis obligaciones.
-Pobre gente.- Murmura Devon negando con la cabeza. Lo veo acercarse más a la puerta pero obviamente no ve nada ya que las láminas lo impiden.
-No podemos hacer nada.- Le contesta Cam con voz seca.- No tenemos armas suficientes para enfrentarlos y seguramente más llegarían por sus compañeros caníbales así que nos quedaremos aquí,a salvo.
A veces se me olvida que ellos antes eran cazadores, pero cuando los veo luchar y hablar de esta forma lo recuerdo todo de golpe. Sam solía ser así, lo recuerdo.
No sé qué hora es, ya no contamos con relojes o celulares, últimamente usamos el sol para saber qué hora es pero aquí encerrados difícilmente lo sepamos.
Alguien grita en la calle, se siente tan cerca que automáticamente llevo mi mano hacia mi daga. Me acerco tanto como Devon hacia la salida para escuchar mejor.
Pero pronto me doy cuenta que no era necesario acercarme para escucharlo, porque más gritos empiezan a invadir la noche, gritos desgarradores que retumban en los oídos hasta el alma.
Hay una explosión cercana, el suelo vibra debajo de nuestros pies pero no es tanta la intensidad como para hacernos tambalear, solo temer por la gente de afuera.
-Deben estar tratando de sacarlos de los edificios.- Murmura Cam.
-Y la gente debe estarse defendiendo.
Esto no es nuevo, he escuchado encuentros así antes, los he visto a través de la ventana de algún edificio, siempre es igual de desgarrador, ver a toda esa gente morir, ser atacada, torturada y despedazada por los Caníbales y era aún peor cuando los veía levantarse y hacerle lo mismo a otros a causa del virus. Me hacía cuestionar cuando sería mi turno.
-Es mejor dejarlo pasar pero estar alerta por si se acercan demasiado...- Empieza a decir Cam y yo le estoy prestando toda mi atención hasta que lo escucho, el grito de una niña, luego otros niños se le unen y yo no puedo evitar angustiarme.
-Hay niños ahí.- Les digo a mis compañeros con tristeza.
Niños, niños inocentes en garra de esos monstruos.
-Las cosas no cambian Abby, no podemos...
-¡Mamá!- Grita una niña a todo pulmón.-¡Mami ayúdame!- Los gritos se hacen más fuertes y también los gruñidos patosos de los Caníbales.
Mi corazón empieza a acelerarse, mi corazón, aún vivo, aún humano a pesar de todo. Sé que si estuviera afuera huyendo de esas cosas, sin un arma, sin esperanza, estaría asustada y deseando morir lo más rápido posible para no sufrir el dolor de ser convertido en uno de ellos, desearía mantener a mi familia a salvo aunque eso signifique arriesgarme por ellos.
-Yo...
-Abby.- Me llama Cam.- No puedes arriesgarlo todo por un par de personas, no puedes salvarlos a todos.
-No a todos, pero a ellos podemos...
-Yo no me arriesgaré, estoy aquí porque quiero, porque confío en todos ustedes y quiero sobrevivir pero te equivocas si piensas que moriré por alguien que no sea yo mismo.
-Lo comprendo Cam, es tu forma de pensar, está bien, pero yo tengo la mía y estoy segura de que a pesar de todo, sigo sintiendo, sigo queriendo salvar a los que pueda y si puedo ayudar a esa gente, a esos pobres niños, lo haré.
Me mira enfadado.
-¿Estás consiente de que estaría arriesgándonos a todos nosotros, nuestra ubicación, nuestras pocas armas e incluso nuestras vidas por unos extraños? ¿Harás eso?¿Arriesgar a tu familia por ellos?
Me quedo callada procesando sus palabras porque aunque fuertes, sinceras.
Y tiene razón, me doy cuenta con pesar. Porque al salir les enseñaríamos a todos los Caníbales cerca que estábamos escondidos aquí y podrían entrar y acabar con todo lo que quiero en un abrir y cerrar de ojos. Me encuentro entre la espada y la pared. Entre ese grupo de desconocidos en peligro y mi familia, también en peligro.
Una sombra se mueve por el pasillo, alertándonos a los tres, pero sólo es Natalia que se acerca, junto a Zack.
-¿Qué está pasando? Escuchamos los gritos.- Dice ella sin cara de haber sido despertada recientemente.
-¿Se escucha todo hasta las oficinas?
-No, no hasta ahí, nosotros estábamos hablando en la sala de recepción y los escuchamos a ustedes y luego a ellos.- Zack señala hacia afuera con su cabeza inclinándola levemente.