Abby
Es como un suspiro, un soplo de aire fresco al despertar, un sentimiento frío que me recorre las venas de pies a cabeza, a pesar de que cuando abro los ojos no hace tanto frío.
Oscuridad, oscuridad absoluta y un colchón cómodo debajo de mi cuerpo, sábanas limpias con olor a lavanda, una almohada que se hunde bajo mi peso y silencio.
No me muevo de inmediato, porque mi cabeza aún latente de dolor me produce náuseas pero mi mente reacciona como por un rayo que me golpea de inmediato.
¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó?
Lo último que recuerdo es haber caído al suelo y escuchar voces lejanas, luego una luz y silencio.
El pánico me invade.
¿Y si causé un escándalo y atraje a los agentes de los Primeros y ahora estoy bajo sus garras?¿Dónde están los otros?
Me levanto y golpeo mi cabeza con algo duro, emito un gemido mientras sobo mi cabeza y tanteo con la otra mano con lo que choqué. Metal y algo suave.¿Acaso es una litera?
Me muevo en la oscuridad, hay una luz roja en lo alto de la pared frente a mi, es la única luz y es tan baja que no ilumina ni el suelo, ni siquiera puedo ver mi mano cuando la levanto frente a mi. Estoy encerrada¿Es eso? Estoy en problemas.
Y luego vienen los recuerdos, los ecos de mis pensamientos que pasaron por mi mente cuando me retorcía de dolor. La revelación del por qué me sucedió. Sam.
Un jadeo se escapa de mi garganta y yo apoyo mi peso sobre la pared mientras trato de no hiperventilar.
Sam estaba siendo herido, estaba pasando por demasiado dolor.
Trato de calmarme, de sentir esa conexión entre nosotros y me asusto al darme cuenta de que la cuerda imaginaria que nos mantiene unidos, es tan débil que con costo y logro sentirla y su corazón, oh, su corazón latente se escucha tan lejano que algo dentro de mi se rompe. ¿Qué ha pasado?
Mi cabeza impacta con algo cuando intento controlar mis temblores y entonces la luz se enciende. Parpadeo desconcertada aún respirando con dificultad por el miedo y el pánico en mi interior y veo la litera en la que estaba y la litera al otro lado de la habitación, ambas de dos pisos, entrecierro los ojos en dirección a la que me encontraba y avanzo hacia ella, notando el levantamiento del metal en el lugar que golpeé con mi cabeza. Meneo mi cabeza, negando ante la situación, seguro ya estaba así antes, sólo alguien realmente fuerte o con cabeza de piedra lograría levantar y resquebrajar de esa manera el metal y sin duda, la fuerza no es mi don.
-¿Pero qué mierdas estoy pensando?- Me regaño a mi misma en voz alta.- Debería salir de aquí, buscar a los otros.
Busco un arma, algo que pueda servirme para atacar a cualquiera que intente negarme la salida y cuando palmeo mi ropa noto el material suave de una pijama y miro embobada las piezas que me cubren. Desde hace semanas no uso algo tan cómodo y sin duda, hace bastante que no me había sentido tan limpia.
Más pánico.
¿Quién me duchó? ¿Quién me curó de aquel horrible dolor?
Bloqueo el resto de las preguntas cuando miro la puerta de metal que sin duda había ignorado antes y vamos, estaba a centímetros de donde había estado recostada antes.
Si está cerrada con llave, significa que soy prisionera y que si logro salir seré un blanco inmediato.
Si no lo está significa que.... bueno, no sé pero lo averiguaré.
La manija sede y con el corazón latiendo a mil por hora, jalo la puerta.
No abre.
Los nervios me invaden y murmuro maldiciones mientras intento otra vez hasta que... En vez de jalar la empujo y casi me caigo al suelo cuando esta se abre.
Me río histéricamente por mi idiotez, genial¿Será que la locura por fin vino por mi?
y entonces miro a mi alrededor dejando todo pensamiento atrás y me quedo sin habla,
sintiendo un hielo en mis huesos increíble, como una carga de energía dentro de mi.
Concreto.
Paredes y paredes de concreto. Tan fuertes y gruesas, casi impenetrables.
Arriba hay lámparas largas que alumbran el pasillo en donde me encuentro ahora y mirando a ambos finales de este, me doy cuenta de que hay más pero ni una sola persona cerca.
Me preparo mentalmente para.... nah,¿A quién engaño? Estoy aterrada, me siento débil y al mismo tiempo ansiosa pero si alguien viniera desde el final del pasillo y corriera hacia mi con un arma, no estoy segura de que pudiera defenderme como usualmente lo hago, porque es como si estuviera llena de hierro por dentro, demasiado pesada, demasiado cansada y mis suposiciones sobre lo que le pasa a Sam no ayuda. Es como si él se encontrara al otro lado del mundo a penas respirando y yo... yo no sé qué hacer al respecto, ni siquiera sé si caminar hacia la derecha o izquierda del maldito pasillo fantasmal.
Miro a ambos lados.- Derecha o izquierda.- Me digo en voz alta, lo que tal vez fue un error porque mi voz retumba en todo el lugar.
Me decido por la derecha.
Trato de no hacer ruido mientras camino y me voy apoyando en la pared por si mi fuerza falla, y es cuando me doy cuenta que hay algunas puertas a lo largo del pasillo, todas a una distancia prudente de la otra. ¿Celdas?¿Pero por qué dejar la mía abierta?
Una idea me viene a la mente y tomo la manija de una de ellas para abrirla. Debo ser sincera en algo, no sé lo que hago sólo lo hago y ya.