A la mañana siguiente me visto no como suelo hacerlo cuando salgo de vigilancia, me visto como solía hacerlo antes, una camiseta, unos shorts rasgados y una camisa de cuadros manga larga por encima y unos botines.
Suelto mi cabello largo y cuando lo peino me pregunto por varios minutos si debería cortarlo. Me decido finalmente por no hacerlo, me gusta largo.
Y con la mejor actitud del mundo voy hacia el comedor.
-Wow, te ves diferente hoy.- Julian me alcanza a la mitad del camino entre mi dormitorio y el comedor.
Trato de sonreír.-Gracias, supongo.-¿Cómo has estado? No te vi mucho desde lo de Aaron.
En cuanto cruzamos las voces nos hacen alzar la voz. Como suele estarlo por las mañanas, tardes y noches a las horas específicas, se encuentra lleno.
Varios nos saludan con la cabeza, muchos rostros ni siquiera los reconozco.
-He estado pensando, ya sabes, dentro de poco dejaremos estas comodidades y posiblemente veamos a Mauro, la última vez que lo vi me golpeó hasta casi matarme.- Hace una mueca.- Así que no sé cómo reaccionaré cuando lo vea, supongo que tendré que contenerme.
Mi nuca cosquillea y cuando volteo a ver, me encuentro con la mirada de Sam, sus ojos se apartan rápidamente cuando se da cuenta que lo miro.
No puedo evitar una sonrisa al girarme de nuevo a Julian.
Me vio.
De camino a la mesa en donde nuestros amigos están me atrevo a echarle una mirada a su mesa, no hay ninguna chica en ella, sólo él, Drew, Cam y Devon.
Já, alguien ama sus partes íntimas.
-Buenos días.- Los saludo.
Me contestan con la boca llena.
-Les estaba contando sobre nuestras lecciones.- Dice Lukas entusiasmado.
Me asombra ver a Caín en la mesa, pensé que estaría en su oficina. No disimulo al tratar de buscar a Elis en la mesa o la continua donde se sientan los que no caben en esta. Pero no está.
-Sí, es increíble pero Abby, sabes que tienes que aprender a controlarte, no sabes el límite de tu poder ahora, podría ser peligroso.- Me dice Caín.
-Lo sé, es como regresar todo a cuando tenía miedo de mis poderes y cuando no sabía cómo utilizarlos.- Me encojo de hombros.- Pero si voy a entrenarme no será aquí dentro, podría incendiar las cosas o romper algo que no debo... Me sentiría fatal si alguien entra por error y...
-Lo sé.- Dice Caín.-¿Qué te parece si entrenamos por las noches?
-Perfecto.
Tardo un segundo en comprender por qué mi mente se sentía pesada.
¿Sabes? Si quieres saber algo sólo tienes que preguntar.
Le digo a Sam por el vínculo.
Había estado escuchando nuestra conversación.
Su cabeza se gira hacia mi y hace una mueca de disgusto.
No sé de qué hablas
Es su contestación.
Necesito hablar contigo
Yo no, gracias.
Deja de ser un idiota, saldrás beneficiado de esto.
No lo creo, nada que tenga que ver contigo me beneficiaría.
Trato de no pensar en aquella noche que involucró un hotel abandonado y velas en el suelo...
Jódete entonces.
Le contesto enojada y cuando miro a mis amigos ellos ya me están viendo.
-¿Qué?- Pregunto demasiado brusca.
-Uh... Nada.- Murmura Lukas con el ceño fruncido.
-No comas tanto, podrías vomitar en los entrenamientos.- Lukas deja su cuchara llena de huevos revueltos a mitad del camino y me lanza una mirada asesina.
-No me digas cuánto puedo comer.
-Bien, pero cuando vomites, que no sea encima de mi, por favor.- Me sonríe maliciosamente.
-Ahora sé a dónde apuntar.- Le lanzo una servilleta y me levanto sonriendo.- Asqueroso.
-¿A dónde vas?- Me pregunta Nat.
-A ver a Cody.- le contesto agarrando mi botella de agua sin abrir.
Camino por los pasillos de la enfermería en silencio hasta llegar a su puerta, me asomo y lo veo comer.
Bueno, me alegra verlo comer.
Pero no el hecho de que tenga esas horribles ojeras oscuras.
Cada vez que vengo no puedo evitar pensar en Isabel.
Golpeo la ventanilla y me ve, le enseño la botella de agua y lo señalo. Asiente y mira hacia la rendija.
Meto la botella por ahí y la hago rodar hacia él.
Camina hacia ella y la toma, me da un asentimiento y se me rompe el corazón. Cuánto extraño hablar con él.
Le digo que me espere con la mano y corro a buscar hojas y un par de marcadores.
Vuelvo con ellas y las señalo. Cody ya ha terminado de comer y asiente acercándose.
Ambos nos sentamos en el suelo, los dos recostados a la puerta. Le paso las hojas y su respectivo marcador.
¿Te sientes solo?
Su respuesta no tarda en llegar.
No sé si lo que siento es soledad, no puedo reconocer las emociones.
Yo era tu amiga antes, conocía tus emociones.¿Quieres que te ayude?
No lo sé.
Vamos a intentarlo.
Bien.
Describe cómo te sientes en este momento.
Me pasa la respuesta casi de inmediato.
Las paredes son asfixiantes pero al mismo tiempo me hacen sentir cómodo. A veces repito mi nombre en voz alta para escuchar algo porque todo es demasiado silencioso, odio el silencio pero no quiero escuchar esas voces que dicen que mate.