-Me has estado evitando.- Elis se gira ante el sonido de mi voz con el arma apuntando hacia mi cabeza, cuando me ve suelta una breve maldición entre dientes antes de bajar el arma.
-Jesús, Caín, casi te disparo.- Le sonrío.
-Los dos sabemos que no hubieras dado en el blanco.- Ella rueda los ojos, el viento le remueve la coleta alta y los rayos del sol hacen que su cabello se vea dorado.
-Eres demasiado arrogante.
-No es verdad, sólo digo la verdad, pero deja ya de esquivar el tema, eso sólo afirma mis sospechas.
-No te estoy evitando, si no te has dado cuenta, estoy vigilando el área.
Ella es terca, muy terca.
Actúa como si no estuviera aquí y sé exactamente por qué lo hace.
-Hablaba en serio cuando te dije que...
-No, no lo hacías Caín, sólo lo dijiste porque estabas a punto de besarme, culpo a tus hormonas por ello.
-Mis hormonas...- Mi risa corta mi protesta. Sacudiendo la cabeza le agarro el brazo para que me mire y me topo con su ceño fruncido.- No fue por ellas, bueno, algo tienen que ver pero no era un juego como tú crees.
Deja salir un resoplido.
-Los dos sabemos cómo terminará lo nuestro si lo intentamos.
-¿En serio?¡Vaya! no sabía que eras adivina.
-No tengo que serlo para saberlo Caín. Quedamos como amigos por algo, ambos estábamos demasiado asustados como para sentir algo por el otro, nos hicimos daño con acciones y palabras y estoy segura de que incluso llegaste a odiarme.
-Jamás, me odié a mí mismo pero jamás a ti.
-Entonces eso significa que no soy buena para ti.
-¿Qué te ha pasado? Hace semanas eras tú quien quería estar cerca de mi y ahora que yo también lo quiero te alejas. Simplemente no tiene sentido.
-Quería tu perdón.- Me corrige.-Y tu amistad.
-¿Entonces no me quieres a mi?
-No estás listo para entregarte a mi y no estoy lista para entregarme a ti.
-No has contestado mi pregunta.- Digo ignorando su anterior cortante comentario.- Me quieres o o no lo haces, es simple.
Ella abre la boca para contestar pero la cierra en un parpadeo y en vez de darme la cara se gira hacia la ciudad, hacia el crepúsculo.
Siento su vacilación.
-¿Qué es lo que realmente quieres de mi?- Pregunta con voz dolida.- Y no quiero juegos Caín, ya me han roto lo suficiente en ellos.
-Te quiero a ti, a mi lado.- No hay vacilación en mi voz y en mis venas sólo hay electricidad. Una que no tiene que ver con su don sino con su mera presencia.
-¿Y qué esperas que te entregue a cambio?
Me acerco para pasar mi pulgar por ese ceño fruncido y su piel suave se relaja ante mi contacto.
-Ya te lo dije antes, quiero tu sonrisa...- Acaricio sus comisuras y ella se remueve a causa de las cosquillas. Sí, ella tiene cosquillas en la comisura izquierda de sus labios. Pero la hace sonreír y eso me cautiva.- Quiero tu mirada sobre mi.- Esos ojos azules color cielo me carcomen desde adentro, son tan fríos y cálidos a la vez. Llenos de peligro y advertencia pero en este momento son tan blandos como las nubes.- Quiero tus caricias y tu calor.- Ella alcanza mi rostro, rondando sus dedos cerca de mi mejilla y baja acunando mi rostro cerca de mi mandíbula. Mi cuerpo se relaja por completo, disfrutando de su toque, familiarizándose con él.- Quiero tu corazón.- Sus ojos se abren asustados y de pronto me parecen demasiado grandes en comparación a su rostro.
Tiene miedo.
Y sus palabras lo confirman.
-Pero si te doy todo eso ¿Con qué me quedaré yo?¿Quién seré entonces?
Cuando se aleja de mi con mirada triste tengo que contenerme para no ir hacia ella y aferrarme a su cuerpo.
-¿Sigues sin entenderlo?
-De eso se trata querer, de dar y recibir. No te quedarás sin nada porque yo te daré una parte de mi también. Quiero intentarlo, ser bueno para ti, por favor no me alejes.
-¿Acaso no te basta con mi amistad?- Pregunta ella.
-Los dos sabemos que no podemos ser sólo amigos.- Niego con la cabeza.
-Pero es lo que quiero.- Se aferra a sus palabras, tanto que me da miedo que luego caiga en un vacío con todo y ellas.- Quiero ir lento ¿De a cuerdo? Hemos pasado por mucho, teniendo más días malos que buenos, necesitamos saber si estamos hechos para estar juntos y eso sólo lo sabremos con el tiempo.
Sus palabras me hacen entrar en razón. ¿La había estado presionando?
Diablos, realmente no sé hacer este tipo de cosas.
-Uh yo...- Sacudiendo la cabeza miro hacia otro lado.- Supongo que he aligerado las cosas, lo lamento.
-No tienes por qué disculparte.- Se acerca a mi de forma lenta.
-Es que yo... nunca...- Paro de hablar cuando me doy cuenta de que admitirlo es demasiado vergonzoso. Si Elías estuviera aquí se reiría de mi, pero mi amigo estaba a kilómetros de distancia ahora.
Me hace girarme y veo su ceja levantada y sus ojos divertidos e interrogantes.-¿Tú qué?
-Nunca he estado en una relación.- Carraspeo incómodo.
-Wow, ¿En serio?¿Nunca?- Niego con la cabeza.-¿Como nunca, jamás?- Le lanzo una mirada asesina al percibir la diversión en su voz.- Ups perdón, sólo que es difícil de creer.