Tierra de Sueños

Cucaracha

Estaba en el taller de mi padre cuando la vi: parecía una cucaracha gigante.

El taller de mi padre no era muy grande, reparaba bicicletas en el garaje de la casa. Aunque era pequeño, lo tenía siempre muy desordenado. Herramientas por el piso, trapos engrasados, piezas de bicicletas, cajas y envoltorios eran parte del lugar. Siempre le decía que tenía que ser más ordenado, para encontrar mejor las cosas, pero decía que las encontraba mejor así. Como no quería discutir con él, a veces me ponía a ordenar sus cosas mientras él no estaba. Cuando regresaba, solía decir que había quedado lindo para desordenarlo otra vez.

Mi padre era una persona muy querida en el barrio, y los vecinos a menudo le traían sus bicicletas para reparar. Retirado del transporte público, siempre le había gustado hacer ese tipo de reparaciones y le recordaba al primer trabajo de su  juventud. Si bien lo tomaba como un entretenimiento, le gustaba hacer todo tipo de reparaciones. Desde un simple pinchazo hasta pintar el cuadro entero de la bicicleta, realizaba de todo y no cobraba muy caro, para conservar los clientes decía. Cuando mi madre falleció, comencé a visitarlo más seguido con mis hijas, para que no se sintiera tan solo.

Ese día mi padre había ido hasta el centro de la ciudad a comprar unos repuestos, así que decidí aprovechar para ordenarle un poco el taller. Mi hija mayor estaba en la cocina que quedaba junto al garaje, preparando una torta de chocolate para la merienda, mientras que mi hija más chica estaba jugando en un rincón del taller con unas cajas de repuestos vacías. Estaba colgando herramientas en el tablero de la pared y acomodando unas cosas en el banco de trabajo cuando me doy cuenta que había algo extraño debajo de uno de los estantes. Me tuve que agachar para verla, parecía una cucaracha gigante, de color negro o marrón oscuro, que se sostenía al revés en la parte de abajo del estante. No se movía y por un instante no supe qué pensar. Comencé a ponerme nerviosa sin saber qué hacer. Llamé a mi hija mayor para que la viera y me ayudara si había que sacarla de su escondite. Al gritar varias veces el nombre de mi hija para que viniera, seguramente estaba escuchando música con los auriculares y no podía oírme, aquella cosa giró la cabeza y me miró con ojos negros saltones, como si supiera que yo era una amenaza, y comenzó a emitir unos sonidos perturbadores, parecidos a los que hace un perro cuando está enojado. Perpleja, dejé de llamar a mi hija y pensé en una sola cosa: no puedo salir corriendo y cerrar el garaje hasta que vuelva mi padre, porque la más chica está jugando en el otro extremo. Mientras estaba ahí paralizada sin saber qué decisión tomar, noté que se movía. Me desperté sobresaltada cuando aquella cosa me saltó encima…



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En el texto hay: miedo, realidad, ilusión

Editado: 02.01.2022

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