Cybertron

—Es un paraíso hecho realidad.—
Dije, soltando un suspiro, al ver como los primeros rayos del sol iluminaban la ciudad mas moderna y maravillosa del planeta.

Interprice del reino de Cybertron:
Una ciudad en la cual la magia, tecnología y naturaleza eran una sola.
Con grandes edificios hechos de titanio, platino, fibra de vidrio reforzado y alimentado de verdes jardines a lo largo y ancho de sus pisos; sirviendo como fuente de energía. Tan elegantes como unas sólidas montañas de oro, tan naturales como un denso bosque.

Su población era diversa, como cualquiera de los 7 reinos.
Hombres lobo, humanos, cyborg y elfos vivían en paz gracias un buen gobierno que velaba por sus intereses.

Cybertron, maneja la vida de todos y cada uno de sus habitantes como un padre rico y justo.

El dinero no tenia ningún valor en su territorio, la única forma de pagar era contribuir con el progreso de la nación.
Todos trabajaban a partir desde los 18 años de edad, si eras un lobo 2 por el rápido desarrollo evolutivo, si eras elfo 25 y si eras un cyborg a los 6 meses de haber sido programado.

Los trabajos eran momentáneos, un día podrías manejar una de las empresas mas importantes de la nación y al otro, estar limpiando coladeras; nadie se quejaba por que tenían los mismos beneficios. Las cuales eran, tener alimentación, un buen hogar con todas las comodidades posibles, un empleo seguro, una familia, viajes y lujos, buena atención medica, cualquier cosa que uno desee mientras sea legal y no le haga ningún daño a nadie.

Pero, así como tenia muchas cosas increíbles, también tenia su lado oscuro.

Si te atrevías a romper las reglas, el castigo seria fatal.
Los Cyborg encargados de la guardia nacional eran muy estrictos así como brutales cuando se tenia que ejercer la ley.
Para ellos no existe excusa para ser un criminal.

Si de pillaban muy borracho o bajo sustacias alucinógenas, como castigo te someterán a un cambio de cuerpo, donde pasaras a hacer un cyborg al servicio de la nación de por vida, no podrás pensar por ti mismo, ni comer, ni dormir, ni vivir como lo solías hacer antes.
Si el crimen era mayor: asesinato, causar disturbios, violación, estafa, robo, portación de armas, secuestro etc...
Tu identidad seria borrada del sistema, serias exiliado; o bien como comida para Imperium, esclavo de la Nación Zombie o gladiador en la Legion.
En cualquiera de las tres estarías destinado a tener una muerte dolorosa.

Nada entraba y nadie salia del reino, a excepción del gobernador y todo aquel que sea invitado por su persona.

Un sonido y ligero viento hizo que mis pensamientos se vean interrumpidos, voltee haber hacia atrás solo para encontrarme con el responsable de aquel sonido.
Una nave mediana mas parecido a un dron, aterrizo cerca de nosotros. De ella salio una elfina que vestía un traje muy formal, con gafas de sol, cabello recogido en una coleta con unos mechones sueltos y zapatos de tacón. 

Vico, que estaba parado a mi lado, contándome todo lo necesario acerca de Cybertron; fue a hablar con ella. No pude oír bien lo que decían, solo pude ver que ella señalaba hacia algunos edificios que habían al otro lado del río de aguas cristalinas mientras le decía algo.
El solo asintió y volvió hacia nosotros en cambio la elfina se subió a la nave.

—Bueno chicos...—
Comento al pararse a pocos metros de Burako y yo.
—Me encantaría que me acompañen a mi oficina donde podemos hablar sobre futuras misiones.—

—Vale.—
Exclamó Burako de inmediato y comenzó a caminar hacia la nave.

Por un momento, voltee a ver hacia atrás para ver si aun tenia tiempo. Me fije en las pocas nubes que cubrían el cielo azulado, el sol aun se encontraba en la otra orilla.
 
—¿Vienes?—
Pregunto Burako.

—Si, si ya voy.—
Respondí y camine hacia la nave.

Una vez que me senté en el fino sillón de la nave, al lado de la elfina y en frente de Vico y Burako. Deje que entre los tres conversaran mientras yo me fijaba en el recorrido de la nave por la pequeña ventana que tenia al lado.

La nave empezó a inclinarse hacia un lado mientras tomaba vuelo.
En pocos segundos ya estábamos flotando sobre aquel río de aguas cristalinas, en ellas se podía observabar a todo tipo de civiles siendo transportados por Elementales de tipo agua.

La nave que nos transportaba comenzó a afilarse en aquella linea conformada unicamente por otras naves que se dirigían hacia distintas partes de la ciudad.

Por un momento pensé que el trafico aéreo nos iba a quitar mucho tiempo, pero cuando el cyborg que sobre volaba por encima de las naves y brillaba en un tono amarillo, cambio repentinamente su luz a rojo. Todas las naves salieron disparadas como la bala de un cañón.

Los edificios se distorsionaron por la velocidad a la que íbamos y se detuvo de golpe mientras giraba para posicionarse correctamente para el aterrizaje en una plataforma de metal.

Joder, eso fue rápido...

Cuando la puerta de la nave se abrió hacia arriba, los cuatro bajamos de esta solo para detenernos ante aquellos imponentes edificios de plata.

Eran cuatro rascacielos en forma de espadas, estas rodeaban un castillo que media la mitad de su altura pero tenia el doble de ancho.

—Por favor acompañenme.—Ordenó amablemente el Señor de las bestias y todos comenzamos a bajar las escaleras de metal de aquella plataforma.

Dos filas de innumerables cyborgs que portaban un grueso rifle moderno; nos escoltaron hasta la entrada del edificio en forma de castillo.

Al llegar hasta sus puertas, los cuatro enormes hombres lobo que la custodiaban, se apartaron haciendo un reverencia mientras los otros dos abrían las puertas.

<<¿Con que así es como se siente pertenecer a la realeza?>>
Pensé mientras sonreía.
<<Quisiera ser el gobernante supremo de algún reino pero... eso significaría hacerme cargo de los demás y bajjj...
seria aburrido.>>
Solté un ligero suspiro al llegar a la conclusión de que mi vida ya era perfecta tal y como era.