El cantar de algunas aves y las tranquilas brisas que entraban por la ventana, hicieron que mi cuerpo se estremezca, quise levantarme pero un ligero bulto en mi pecho me lo impidió.
Abrí los ojos con algo de dificultad y empece a distinguir la silueta de una hermosa mujer que estaba sentada en el borde de la cama. Cuanto termine de despabilarme ella saludo.
—Buenos días Zeta —Dijo aquella mujer, por un momento no pude reconocerla hasta que mis ojos se ajustaron a la claridad.
—Hola Cryss —Salude sin ganas, quería deshacerme del bulto o lo que estuviera encima de mi pecho. Vaya sorpresa me lleve cuando descubrí que era nada mas y nada menos que la pequeña Emily quien dormía muy a gusto.
—Acompáñame afuera —. Ordeno con firmeza, se levanto y antes de que abandonara la habitación, pude notar algo de desconcierto en su mirada.
<<Quizá le molesto que Emily durmiera conmigo>>
Aparte el cuerpo de Emily de mi pecho con suma cautela, recostándola en la cama sin despertarla, si Cryss se tomo la molestia de no despertarla debe ser por algo importante.
Cuando finalmente llegue a estar fuera de la cabaña, la vi sentada en las escaleras de la entrada. Hileras de humo se expandían por los alrededores de su rostro, el suave aroma de su cigarrillo deleito mi respiración mientras me acercaba lentamente.
—Bien, ya estoy aquí, ahora me quieres explicar ¿porque tanto misterio? —Dije al sentarme a su lado.
—Nada importante, solo... quería ver el amanecer contigo —, respondió, ofreciéndome su cigarrillo sin voltear a verme.
Estornude involuntariamente justo después de haber tomado el cigarrillo.
—Me lo hubieras dicho antes, joder... hace mucho frió —Aspire del cigarrillo con la intención de que mis pulmones se llenaran del exótico averno.
Una ligera sonrisa se formo en los labios de Cryss, se quito la chaqueta de cuero y lo puso en mi espalda.
—Perdóname por interrumpir tus lindos sueños princeso, se que estabas muy cansado después de la nochesita que te diste ayer —Dijo como si estuviera por adivinar una desagradable hazaña.
—¿Nochesita? —Respondí con desconcierto, arqueando las cejas.
—Sabes a lo que me refiero —Continuo y de inmediato me vino a la mente lo que se refería.
—¡Ah! Eso, ja, nena, te juro que no le toque ni un solo pelo, quiso dormir conmigo por que de seguro tuvo pesadillas y esas cosas —Desvié la mirada después de aclarar el pequeño mal entendido.
—Mas te vale —Dijo después de apoyarse en mi brazo y recostar su cabeza en mi hombro.
—¿Como te fue ayer? —Cambie de tema antes de que el silencio nos aburriera.
—Un asco, como siempre —Contesto con desaliento, me quito el cigarrillo para aspirar un buen sorbo y llenar el ambiente de su aroma.
—¿Problemas en el paraíso?
—¿Tu que crees? —Dijo.
—Yo creo que no deberías ver a tu familia como un enemigo, quizás ellos solo quieran lo mejor para ti aunque su manera de demostrarlo sea... un poco estúpida.
—No tienes ni idea de que pasa entre mi familia y yo —. Vi como una lagrima caía entre sus mejillas y la culpabilidad invadió mi ser.
—Bueno entonces explícamelo, odio verte así pero lo que mas odio es no poder hacer algo para impedirlo —. Acaricie su mejilla con la intención de borrar aquella lagrima, ennegrecida por su odio, por sus deseos de escapar de algo, por un amor tan intenso que la ahoga cada vez que puede.
—Sabes que mi familia me unió en matrimonio con el tipejo que gobierna a los dragones ¿verdad?
—Si, claro que si.
—Y que ¿antes de que la Legión existiera yo iba a convertirme en madre? —Tal noticia me cayo como un balde de agua helada.
—No... no me lo contaste...
—Empezare por ahí. Mucho antes de vivir aquí en la superficie, Skye y yo nos conocíamos desde muy chicos, nos considerábamos como mejores amigos. El era mi protector en la academia, yo era la niña que quería con todo su ser, siempre tenia la ilusión de ser su esposa y amarlo hasta convertirme en polvo —Las lagrimas en los ojos de Cryss no se hicieron esperar— Justo un día después de la graduación el decidió irse de viaje por todo el inframundo junto a su familia, en cambio yo me quede en la ciudad que gobernaba mi padre. Contaba cada maldito segundo para volver a verlo, no había día en el que mi cuerpo extrañara sus caricias, ni noche en la que soñaba con su regreso. Paso un año y cuando regreso, vi como ese buen muchacho se convertía en un mujeriego, narcisista y egocéntrico, en cambio yo seguía siendo la niña ilusa que lo amaba por sobre todo. Mi familia y la suya decidieron casarnos por simple interés, solo para crecer en el ámbito político. —Aspiro un gran sorbo del cigarrillo y continuo— Todo el inframundo creía que eramos la familia mas poderosa de los siete reinos, a mi nada de eso me importaba, yo quería tener una familia y amar a aquel ser con el que me case, en cambio a el le importaba mas su harem y el poder que poseía. En una de aquellas batallas por el poder, decidió involucrarme, era la reina de su harem y la encargada de proteger su patético castillo. —Dibujo en la arena algunos círculos y triángulos, explicando la estrategia que usaron— El enemigo nos rodeo, sus catorce hermosuras no le sirvieron para el contraataque, cuando decidió cambiar de estrategia ya era demasiado tarde, los peones del rival ya habían echo su promoción y estaban trapeando el suelo con sus guerreras. —Marco una equis en cada uno de los círculos mientras seguía explicando— El rival era un desalmado y acabo con sus hechiceras de bajo nivel... descuartizo a sus guerreras después de violarlas... convirtió en ceniza su castillo... Skye no soporto mas la presión y abandono la partida, dejándome sola en las garras del enemigo. No me hubiera importado ser violada o asesinada como las demás, no me hubiera importado si me esclavizaban, ¡no me hubiera importado nada! —La furia de Cyss hizo que el viento sople con fuerza— Pero... que atravesaran mi abdomen con una espada... causo una herida irreparable en mi, por que en ese entonces estaba esperando un hijo de aquel imbécil, se suponía que iba a ser un regalo en su cumpleaños.
Editado: 15.12.2021