-Bien, presiona el tan ansiado botón que te dará la gloria, y averigüemos quien realmente ganará.
-Y lo haré, créelo. Aunque creo que ya lo imaginas, igual te diré lo diré. El botón hará que uno de los ductos en el panel superior se abra, cuando el aurum broté de uno de ellos. Solo harás lo que mejor sabes hacer.
-¿Y si no soy el lado que puede conectar con la fuente?
-Lo eres, años me han dado la experiencia para identificarlos.
Vanya quería escupir en su cara, pero la maldita pared de cristal lo impedía. Vio la diversión en sus ojos mientras caminaba hasta la pared con el botón rojo. Ella tomó una respiración para calmar su mente. Lo que Nash quería que hiciera es saturar por completo su cuerpo con aurum, el poder restante que no pudiera ser asimilado en su cuerpo se transferiría a la persona con la compartía un nexus. Era como una especie de conexión inalámbrica, viajaba de uno a otro es forma de ráfaga azul, así pretendía localizar a su aliado.
El ducto más pequeño se abrió y de él emanó dorado aurum puro con haces plateados, era una visión de chispas centellantes, como electricidad. Así mismo se lo encontraba en la naturaleza como corrientes eléctricas envueltas en oro y plata.
A diferencia de los nórdicos que necesitaban altas emanaciones de aurum, para los australes era distinto, ellos necesitaban de los hexágonos más reducidos. El flujo abrupto era difícil de controlar, en algunos casos destruiría a la persona que contacte con la fuente. Los diferentes diámetros de ductos en la parte superior de la cabina le aseguraban a ella que Nash había experimentado muchas posibilidades con los suyos.
Vanya cerró los ojos cuando una ramificación de aurum tocó su cabeza, instantáneamente se sintió flotar, sabía que su cuerpo aún se encontraba en aquella cabina de cristal, de pie frente a Nash y Marik; pero su mente estaba en otro sitio, uno en que había estado muchas otras veces antes. Las corrientes la arrastraron a un impredecible flujo de movientes cerrados. Sabía que iban a alta velocidad, pero para ella era como sumergirse pacífica y lentamente en una cama de plumas. Poco a poco sintió el influjo habitual del aurum acariciando su espíritu y con ella su cuerpo físico.
Era muy inteligente la idea que tenía Nash respecto a los australes, pero desconocía el único y sencillo motivo por el cual no funcionaría y por el mismo por el que se puso así misma en peligro. Vanya era diferente al resto de Dadores por imprudencias del pasado. Y si lo que no te mata, te hace más fuerte; a ella realmente le cambio, desarrollando la capacidad de almacenar para sí misma más aurum del normal. La verdad es que ella misma desconocía su límite, y con años de práctica, conscientemente podía aprovechar esa peculiaridad suya, pero inconscientemente, aunque su cuerpo no se destruiría el no control del abrumador poder podía ocasionar daños masivos a su entorno.
Vanya era una bomba de tiempo, la cual el mismo Nash Vasiliev estaba alimentando. El poder que llegaba a ella en reducidas ramificaciones de aurum, se transformaba y acumulaba, cuando lo soltara de manera escabrosa el poder reaccionaría como el igual del hexágono más pequeño emergiendo en la tierra, para el piso en el que estaban se denominaban como una gran agitación que probablemente haría que colapse la actividad en la Torre.
Vanya entendía sus límites y sintió el momento en que el poder rebasaba más allá de su piel. Su psique se volvió consiente de las palmas de sus manos a cada extremo de su torso, de sus pies sobre suelo firme, de sus pulmones tomando aire y de sus labios sintiendo una exhalación sorda.
Abrió los ojos, los cuales ahora lucían antihumanos. Y todo tembló en un prolongado vaivén. Marik y Nash buscaron apoyo para no caer al suelo mientras Vanya se mantenía en perfecto equilibrio en el mismo.
-Maldita sea – farfulló Nash y se tambaleó hasta dar con el botón que abría los ductos para cerrarlo.
Marik que estaba asimilando lo que pasaba, miró directamente a los ojos cambiantes de ella y entendió lo que estos le decían. Él creyó que aún le quedaba tiempo para lo que ella le demandó minutos antes, al no ser así la salida más rápida que encontró en ese instante fue noquear al general. En el momento que este cayó al suelo, la agitación mermó y los ojos de Vanya gradualmente regresaron a su estado inalterado.
-Abre esta maldita puerta, me hace sentir claustrofóbica – Marik la dejó salir tanto de la cabina como de la habitación, aun con desconcierto por lo ocurrido.
Puso su mejor actitud frente a Marik, pero eso de allá le costó un gran esfuerzo físico como mental, porque expulsó el aurum mientras este aun emergía del ducto llegando directamente hasta ella. Una parte se encargó de expulsar mientras que otra aún se mantenía sintetizando el aurum puro, dos acciones a la vez que se sintió como si sus tus extremidades fueran haladas por cuerdas.
Con la respiración entrecortada, salió por la puerta hacia el escritorio que le pertenecía a Kolton. Meses tuvieron que pasar para que su investigación los llevara con él, Dorian se ganó ciertos favores que les ayudó a dar con el encargado de administrar el personal en la Torre y en las instalaciones del primer anillo, este era Kolton.
Lo único que necesitaba era ingresar los datos de Dorian para que este tuviera acceso libre a la Torre y los experimentos de los australes en esta. Nash lo había dicho, tiene un problema al que quiere darle una solución y por alguna razón estaba usando a los australes para hallar esa respuesta. Lo que les obligó a preguntarse ¿Qué era lo que quería?