Tierra Oscura

CAPÍTULO 10. DUDAS

Dormir junto a Vanya era tan extraño, pero a la vez tan natural para Neil. En algún punto de la madrugada se despertó para ver cómo estaba ella, seguía en la misma posición en la en la que recordaba, boca arriba y totalmente estirada en su espalda. Él arrugó el ceño. 

“Ella nunca duerme en esa posición”, le dijo esa voz de nuevo en su cabeza.  

No se preguntó cómo es que sabia eso, porque escaneaba en ella algún indicio de molestia aparte de lo obvio. Entre sueños ella intentó girar su cuerpo, pero un fruncimiento de su frente era la señal que Neil esperaba. 

Su brazo 

Levantó las sábanas y se encontró con una ligera mancha de sangre. Con dedicada concentración la limpió y curó, para la luego colocar un nuevo vendaje sobre la herida. A todo esto, Vanya no despertó en ningún momento dejando en claro lo cansada que se encontraba. 

Neil la acurrucó de nuevo con las cobijas, sus manos picaron por alisar su cabello y ambiciosamente no dio la orden a sus manos de detenerse. Apartó el cabello de su rostro y contempló a esa chica que se despojaba del peso del mundo cuando dormía. El lado del rostro que Neil miraba le transmitía serenidad, pero cuando ella se giró y dejó entrever tanto el moretón como el labio partido incontrolable e hirviente furia creció. 

Dejándose llevar por el impulso, salió de la habitación directo a la puerta del departamento. En definitiva, su padre sabría qué pasó, él era quien manejaba su vigilancia o la escaza de ella. Al abrir la puerta se encontró con la guardia de Marik. Lucía tan severo como siempre. 

-¿Qué haces aquí? 

-El general me envió como refuerzo – Neil frunció la frente –. La chica intentó escapar. 

-¿Sabes lo que ocurrió? – Marik asintió. Neil abrió más la puerta invitándolo a entrar –. Hay que hablar. 

*** 

Ser capaz de sentir que un edificio completo cayó sobre ti, para luego experimentar con las previas heridas, una caída de diez metros, era muy posible. En el momento que Vanya despertó e intentó moverse, cada fibra de su cuerpo se tironeó en un incómodo dolor. Eso terminó de despertarla. 

Por un momento se dejó adecuar a la situación. Primero movió sus manos para alejar la sensación de amortiguamiento, apartó las cobijas de su cuerpo para que el frío engañara a sus maltratados músculos. Finalmente se sentó en el filo de la cama y se encaminó entre tropiezos al cuarto de baño. 

Mirar su reflejo en el espejo le mostró realmente como se sentía, la hinchazón en su pómulo la hizo gruñir, sus labios estaban tan secos que temía que con solo moverlos se partieran más. La herida en el brazo no había sido profunda y estaba acostumbrada a tratar con ellas por lo que notó la intromisión de otra mano, lo que le hizo sonreír levemente.

Lavó lo mejor que puso su rostro y recogió en una coleta desordenada la mata de cabello rebelde.

Mientras descendía se escuchaba el traqueteo de platos y cucharas en la cocina. Sonrió aún más al ver a Neil peleando con el desayuno. 

-Espero eso sepa como huele. 

-¡Hey! – Neil giró para verla sentarse en un taburete – ¿Por qué bajaste? 

Vanya analizó la bandeja en la encimera con platos y tasas en él. 

-Quedarme en cama solo sería como una patada en el trasero para ti. La inercia me desquicia – agarró un pan y le dio un gran mordisco, el cual se acabó en dos bocados. 

“Demonios, la peor tortura que tienen en este lugar es privarte de la comida", pensó ella recordando que todo el día de ayer no había probado un solo bocado de alimento. 

-Ya que estoy aquí, comamos – ella sonrió. 

Ver esas marcas en Vanya aun le hacía ruido a Neil, pero su sonrisa le quitaba tanto gris que se había acumulado a su alrededor. Y él, guiado por aquello que parecía haber olvidado, le devolvió la sonrisa.  

En el cortísimo tiempo que él la había observado notó ese leve rasgo de su personalidad en que su expresión cambiaba en un tiempo más corto que un parpadeó, dejando entrever un poco de fragilidad para luego volver a envolverla en satisfacción actuada. En ese infinitésimo momento Neil vio sus ojos brillar y su sonrisa flaquear, al siguiente instante era solo ella invitándolo a sentarse. 

*** 

-¿Me dirás que te dijo Nash? 

Presionó Vanya cuando terminaron de comer. 

-Mmm. 

-Si mis suposiciones son ciertas hablaste con él. Sobre ayer. 

Hace unas horas atrás Neil quería saber que le pasó y en el momento que podía preguntarlo con calma ya no le interesaba saber, era claro que Nash había metido alguna historia por ahí y Vanya quería la información para identificar el terreno que pisaba. 

Neil apretó la mandíbula tras recordar lo que Marik le dijo. ¿Le molestaba que mandara a los bastardos a emergencias? Lo había pensado toda la noche y la rotunda respuesta es “NO”.

Una vez más, aunque no entendía las razones por las que actuaba tan irreconociblemente, aceptaba que era por ella, porque ella quería escapar y porque ella se iría lejos de él, es que se sentía molesto.




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