Tierra Oscura

CAPÍTULO 13. AS BAJO LA MANGA

Neil llegó a la casa de su padre, inicialmente aquellas cenas eran familiares, pero conforme las reuniones aumentaron, la vida ocupada de su madrastra y sus hermanos también aumentó. En esa noche siempre tenían algo que hacer. Neil no era un tonto, sabía bien que lo evitaban.  

-Buenas noches padre. 

-Pasa hijo, pasa – le palmeó el hombro y lo atrajo hacia el interior de la casa –. Toma asiento. 

El asiento de Neil quedaba a la derecha de su padre, dado que Nigel no se encontraba esa noche. La cena se sirvió. Filete, en un vago recuerdo su padre le preguntó cuál era el termino perfecto para su carne, este le respondió que jugosa porque su padre así la comía. Desde ese día siempre se le era servida una carne que mantenía un color rojo predominante, manteniendo una apariencia cruda. 

Su padre empezó a cortar en trozos la carne. Fue la señal de que Neil podía seguirlo. 

-¿Cómo has estado? – le preguntó una vez tragó el primer trozo de carne. 

-Bien. 

-Me alegro. 

Por un tiempo medio largo continuaron su comida en silencio, el único sonido que los acompañaba era el del metal de los cubiertos chocando contra el plato de cerámica. 

-¿Qué hay de la chica? ¿Has conseguido algo de utilidad? – Neil pensó con detenimiento antes de responder. Bebió un sorbo de vino para finalmente hablar. 

-Aún me mantengo ganando terreno con ella. 

-Bien dicho, la chica es como un venadito asustado si te acercas de golpe solo huira – antes de siquiera notarlo Neil estaba arrugando el ceño – ¿Por qué esa cara? 

Neil reaccionó, dejando de mirar a su padre y relajando su vista en su plato –. Lo siento, no es nada. 

-Claro que lo es, puedes contármelo – no solo a Neil le desconcertaba esa actitud, a Nash también le pareció muy peculiar y necesitaba saber que pensaba para entender cómo abordar la situación y volver a encarrilarlo en el rumbo correcto. 

-Solo me preguntaba – Neil se aclaró la garganta –, como sabia que ella era como un venado. 

Neil tenía bastante claro que Vanya odiaba a su padre, pero solo asumió que era por su naturaleza de enemigos. Hasta a Neil le constaba que la imagen de su padre fuera de los límites de la capital era una de terror y respeto. Su padre mismo le había contado que era solo una fachada para mantener el orden y que muchas de las cosas que se decía de él eran un plan estratégico de los líderes. En sus suposiciones Vanya solo era alguien más que estaba embargada por esa imagen y que lo odiaba por las atrocidades que se decía su padre hacia a la gente de ella. Sin embargo, el comentario de su padre implicaba que se conocían de antes. 

-¿Ella no te lo contó? 

-Contarme ¿qué? 

-Ya veo – su padre bebió de su copa de vino –. Hace un par de días la apresamos – Neil asintió dado que ya lo sabía – ¿Te dijo por qué? – Neil negó –. ¿Recuerdas esas semanas en la que no pudimos cenar por el estrés de encontrar el motivo de las explosiones en los anillos internos? – Neil asintió –. La chica fue quien los provocó. En el tiempo que la retuvimos tuvimos muchas sesiones de interrogatorios. Nunca nos dijo nada, claro. 

-¿Ella los provocó? 

-Sí, la sorprendimos cuando su último movimiento la arrastró como daño colateral – el puño de Neil sobre la mesa se apretó, dejando entrever el blanco de sus nudillos, Nash los miró con satisfacción –. Ha intentado convencerte de que es la víctima, por lo que veo. Sospeché que tal vez ella se abriría contigo por tener parte de la misma sangre, mi error fue no advertirte lo ladina que es. 

-¿Trata de decirme que ella está intentando ganarse mi confianza? 

-Eres el hijo del general Neil, parece que a veces lo olvidas. Ella lo tiene muy presente. 

*** 

Neil contempló un largo rato a Vanya, quien dormía plácidamente sobre la cama. Le había hecho caso y agarrado algunas mantas más del armario. Su acompasada respiración le traía calma, y eso le molestaba porque no debía sentirse así. 

Ella abrió sus ojos, se adaptó a la oscuridad de la habitación y luego fijó su atención en él. Sonrió. 

-Hola – él no respondió, solo se quedó mirándola sin parpadear. En ese momento supo que algo estaba mal. Sacudió el sueño y consiguió sentarse – ¿Qué ocurre? 

-Es lo que quiero saber – el refinado tono de sus palabras era como las de Nash. 

-Si no me cuentas sobre que, no puedo explicártelo. 

-Fuiste tú quien ocasionó las explosiones en los anillos internos – Vanya mantuvo la calma, sabía que Nash usaría alguna carta a su favor y ella estaba esperando por cual sería para actuar. Tal vez él ganaba terreno, pero ella conocía muy bien al chico frente a su persona. Primero debía esperar a que se calmara para poder razonar con él. –. No lo negaras ¿eh? 

-¿Acaso puedo? Estas muy seguro de que es así, ¿cambiaría algo que me explicara? – esta vez era él quien no respondía –. Ahora que la ruindad de tu padre dio en el clavo, voy a pedir que te retires. 

-Esto no tiene nada que ver con él – Neil saltó del lugar donde la observaba y se aproximó hacia ella –, sino contigo solo hablas de lo mal que te ha tratado la vida, pero eres igual de engañosa. 

-Cuando puse un pie en este lugar sabias que era un problema, lo vi ese primer día en tus ojos. ¿Y ahora te molestas porque te dijeron lo que ya sabias? ¿Enserio debería pensar que todas esas ideas salieron de ti y no de Nash? 

-Me juzgas tanto de vivir preso a su mandato que no notas que tú vives odiándolo por una maldita imagen prefabricada de él. 

Esa última frase fue la que hizo saltar a Vanya, poniéndose en pie para encarando a Neil – No hables de algo que no entiendes –, ahí estaba esa frialdad con la que se dirigía a Marik. 

-Te equivocas. Lo entiendo perfectamente, eres tú quien juzga a las personas sin llegar a conocerlas. Eres tú quien es egoísta aquí – cada palabra la vocalizó con lentitud y eso hizo que el dolor que Vanya sentía en el pecho fuera peor. 




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