Tierra Oscura

CAPÍTULO 16. INTENCIONES IMPLÍCITAS

Ese movimiento tomó por sorpresa a Vanya, sus brazos se sintieron rígidos a sus costados, como un par de barras metálicas. Cuando conseguía asimilar que pasaba, escuchó el sonido de su corazón, pero fue el aroma tan familiar a café que hizo que sus brazos respondieran el gesto.

Lo abrazó y lo acercó más a ella, y ahí, con su rostro apretujado a su pecho, suspiró en alivio. Neil sintió la tensión dejar el delgado cuerpo de ella y al envolvió con más fuerza. Enterró su rostro en su cabello, olía a su shampoo que dictaba ser de chocolate, pero en realidad olía a café. La materialización de su presencia marcó un antes y un después entre despertar y seguir viviendo.

El abrazo duró lo que tenía que durar, y aunque cualquiera juraría que duró demasiado tiempo para ninguno de ellos fue lo suficiente. Neil la alejó suavemente por los hombros y le dio una mirada desde los pies a sus ojos otra vez.

-¿A dónde fuiste?

-Tu padre pidió mi presencia – Neil omitió sin mucha dificultad el hecho de que su padre quisiera verla para concentrarse en lo otro que dijo – ¿Qué?

-Dijiste “tu padre” – ella sonrió incómodamente.

-Anoche entendí una cosa – comenzó a explicarse, una sombra se instaló en Neil con la mención indirecta de la pelea –. Es obvio que cada uno tiene su modo de ver a Nash. Lo que tú y yo conocemos es la verdad de cada quien, y forzar esa verdad en el otro no es sano – ella se revolvió en el sitio con torpeza – Voy a respetar lo que sientes por Nash, mientras tú respetes lo que yo siento por él.

En el instante que se alejo de Nash, un pensamiento vino a ella y en efecto este era sobre el chico que conseguía sacarla de sus casillas con su insana adoración a Nash, pero que a la vez lograba que su mundo se llenara de euforia en un abrazo.

El camino hasta ese momento fue silencioso y le permitió meditar un par de cosas. La más importante era que ella estaba yendo por el enfoque equivocado, no necesitaba que odiara a Nash, porque en su vida anterior a esta nunca llegó a odiarlo. Para recuperarlo solo debía recrear lo que tenían en común y eso solo era el sentido de pertenencia hacia el otro.

De sus labios botaron una risita incrédula.

-Nunca hubiera creído en esta vida o en la siguiente, que serias quien cediera primero.

-Es porque hemos pasado muy poco tiempo conviviendo y empiezas a conocerme.

-Pues ahora conozco un rasgo más de ti – suavemente Neil colocó un mechón de cabello detrás de la oreja de ella –. Puede que en ocasiones seas testaruda, pero hay momentos, como ahora, que puedes llegar a ser genial.

-Y espera saber más de mí – dijo ella en respuesta.

Neil volvió a sonreír por ese nuevo detalles que estaba descubriendo, Vanya no era alguien que respondería con un tímido gracias ante un alago. Ella era el tipo de persona que reconocía que dicho alago era cierto. Una sensación de ligereza embargo sus pies y su pecho, no sabía que su cuerpo vivía cargando mucho peso hasta que ella desapareció, y el peso de su existencia lo aplastó.

“Quiero saber más de ella”, se dijo mientras le sonreía.

“No seas tonto, tú ya la conoces”, le respondió esa segunda voz en su cabeza.

Sin entender el significado de ese segundo pensamiento, solo lo descartó. Sin embargo la impresión de cosquilleo en el estomago perduró.

***

-Nash y yo nos conocemos más tiempo de lo que tú lo conoces – explicaba la muchacha en el otro lado de la ciudad –. Hay días como estos en los nos extrañamos, y pues nos buscamos para charlar un rato.

-Deja de bromear – respondía su acompañante.

-No es una broma del todo – le decía ella con cierto aire de rigor –, pero hay que dejar hasta aquí esta discusión, ya coincidimos que Nash es un tema delicado para ambos.

-¿Qué habló con la chica general?

Era obvio que esa reunión pasaría. Con la boca sellada, por el momento de la chica, podía enfrentarlos a todos. La parte de esa mañana en la que la muchacha solicitaba su presencia ante él, no fue captada por los micrófonos y tras un demoroso trato ambos coincidieron en pretender que él pidió la presencia de la chica.

-Solo vi una oportunidad de doblegar su resistencia. La pelea con el muchacho le causó un gran impacto, una fisura en su escudo. No es de sorprenderse que cambiara su táctica ahora.

-La táctica de la muchacha tiene un buen enfoque – expresó una de las dos mujeres en la sala –, evitar problemas para ganarse al muchacho por otro lado.

-Con todo respeto, yo lo veo como un movimiento desesperado. El muchacho no creyó en ella, solo gana tiempo para encontrar una salida, pero tarde o temprano se dará cuenta de que realmente no existe ninguna.

-¿Por qué el exceso de seguridad? Deberías considerar un margen de error.

-Desde el primer día prepare el terreno para que brotaran las semillas adecuadas en el muchacho y lo que hice en aquel tiempo no ha fallado hasta el día de hoy. Ni siquiera la presencia de la chica ha alterado la devoción que implante en él – Nash se dirigía con completa seguridad cada una de las cinco figuras en la sala –. Por eso no le temó al resultado.

***

-¿Arde? – preguntaba Neil mientras restregaba el algodón con antiséptico en la piel magullada de Vanya.

-Lo hace, pero es soportable – él la miró para buscar indicios de que mentía. No fue el caso, ella solo miraba como el líquido resbalaba en la herida de su brazo como si no se tratara de su propia extremidad. En ese momento él recordó las heridas que había hallado, sin esperarlo, bajo su ropa.

-De todas tus cicatrices – hizo un ademán en todo el cuerpo de ella – ¿cuál ha sido la más dolorosa?

La expresión que ella le regresó era de sorpresa. No atisbaba sus ojos como siempre hacía cuando buscaba explicarle algo en palabras que él entendiera.




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