13 de diciembre. 12 días para navidad.
Yua podría decir muchas cosas. Sin embargo, el que Lily las creyera era otra cosa bastante diferente. Esa noche en la cafetería cuando Jared pidió su deseo, Lily notó con claridad la intención de él y estaba más que segura que Mónica no pintaba para nada en el mundo perfecto de Jared. Lucille era el deseo.
Cuando la realidad cambió todo se volvió desconcertante. Cualquier decisión o movimiento que el muchacho tomaba o hacía, siempre lo llevaban a Mónica. Y por más que ella trataba sacarla del camino, encontraba la forma de atravesarse. Si lo que Yua decía era cierto y había roto el lazo entre Jared y Mónica, no había motivo para que esos formaran algún tipo de relación ahora.
¿Cierto?
Ella conocía las bases y los precios por la magia. Si su deseo era Lucille, por supuesto que perdería sus memorias anteriores sobre ella pero sus sentimientos estarían guardados en el corazón, esa era la base para poder traer de vuelta un recuerdo. Si Mónica hubiera sido el deseo, perdería sus memorias anteriores sobre ella y solo el sentimiento seguiría vivo. Sin embargo, por más que intento arrebatarlos para poder hacer el intercambio, los recuerdos de ella quedaron intactos y los de Lucille junto con los sentimientos hacia la muchacha se perdieron.
—Algo no cuadra aquí —musitó Lily al encontrar lógica a su razonamiento—. Lucille es impersonal y Mónica la protagonista. Jared un auténtico desgraciado y su amigo un romántico empedernido por Lucy.
Lily abrió sus ojos bicolores de par en par. Ethan y Lucy no tenían ningún tipo de relación en la realidad de Lucille muerta, en realidad, Lucy se encontraba casada con André y esperaban juntos un bebé. Mientras que Ethan tenía una vida llena de lujos y lujuria como estrella musical.
Más que romper un lazo, parecía que uno nuevo se había creado.
Frunció el ceño con molestia, había muchas cosas que cobraban sentido mientras otras lo perdían. Antes de que la cuenta regresiva terminara debía arreglar cuentas con cierto muchacho. Ella y Jared necesitaban una buena conversación, para después, poder encarar a Yua como se debía.
[...]
A pesar de pasar de mediodía, Jared se encontraba reacio a levantarse. Después del incidente, Jeremy decidió no preguntar nada ni hacer alusión al tema. Cosa que era bueno para él porque no quería tocarlo. Dio media vuelta con desánimo, cuando se encontró a unos ojos bicolores —azul y gris, de forma respectiva—, que le observaban con curiosidad.
Fue lo que hizo a Jared saltar de la cama y terminar en el piso.
Lily suspiró con cansancio y decidió sentarse al borde la cama. Jared la observó con sospecha mientras Lily lo hacía con ligera molestia. En este punto, se notaba que ambos se encontraban cansados el uno del otro.
—Como extraño esos tiempos cuando molestarte era divertido —masculló Lily mientras ponía su mano sobre la barbilla—. Y, ¿cómo te trata tu realidad?
El estómago del muchacho se revolvió al ver como una sonrisa por parte de ella se mostraba.
—Si tanto odias molestarme —recalcó Jared con ironía—, ¿por qué sonríes?
Lily se encogió de hombros.
—Dije que ya no es divertido, no que lo odiara —aclaró.
Jared frunció los labios, se levantó de inmediato y por fin decidió salir de la habitación para dirigirse a la cocina. Más lejos estuviera de Lily mejor para él. Por supuesto, olvidaba que caminar para ella era innecesario por lo que solo necesitaba un parpadeo para aparecer frente a él. Cosa que era malísimo para el corazón del muchacho.
Lily de nuevo mostraba ese aspecto inquisitivo. Acercó su rostro al de Jared y frunció el ceño, a la búsqueda de algo que le diera algún indicio. Por supuesto, no era Dan para poder deducir lo que había en su mente y corazón. Jared trató de alejarse, por supuesto, eso no ayudaría a quitarse a Lily de encima.
—Habla —refunfuñó el muchacho al sentir la insistencia silenciosa de ella.
—Nunca fue Mónica —dedujo Lily al juntar los cabos—, siempre fue Lucille. Habla, ¿Yua metió sus manos en mi trabajo o fue por capricho tuyo?
No sabía quién era Yua, sin embargo, comprendió la otra parte del comentario de la chica de cabello multicolor.
—¿Esta mal decidir avanzar? —preguntó Jared ofendido—. Hice lo que Mónica me pidió y me desprendí del pasado.
—Mónica ahora es tu pasado —reiteró Lily con seriedad—. Aunque esas situaciones con Mónica nunca pasaron, tú las recuerdas lo que lo convierte en tu pasado. Este deseo era para que disfrutaras de tu presente y tuvieras un nuevo futuro junto con Lucille, mientras Mónica era olvidada por ti.
Algo se oprimió en el estómago de Jared.
—¿Cómo que Mónica sería olvidada por mí? —soltó con palabras trémulas.
Lily volvió a suspirar con cansancio.
—Al estar destinado a ella, Mónica era esencial que viviera todo lo que tú vivieras —explicó con calma—. Por supuesto, yo no lo sabía ya que eso es el trabajo de Yua. Como guardiana del tiempo y los recuerdos, traté de tomarla de tu mente y según Yua, Mónica ya no está destinada a ti...
A pesar de que los labios rojos de Lily se movían, los oídos de Jared se ensordecieron.
¿Mónica nunca fue una casualidad? Desde el principio, ¿ellos debían estar juntos? Pero si aquello era cierto, no comprendía porque conoció a Lucille y se enamoró de ella. Entonces, ¿su muerte prematura era algo destinado también?
Los pensamientos de su mente se encontraban mezclados, no comprendía nada y cuando lograba entender algo, una nueva incógnita nacía.
—Jared —intervino Lily en sus pensamientos. El muchacho bajó su mirada esmeralda donde los ojos bicolores de ella, demostraban que habían encontrado algo—. Tú eres una persona que vive en el pasado —explicó con ligera sorpresa.
—No lo soy —replicó él con un notable mal humor.
—¿Por qué rogaste por Lucille? Y, ¿por qué ahora lloras por Mónica? —contraatacó ella molesta. Antes de que Jared abriera la boca, Lily volvió a hablar—: Te lo dejo de tarea. —Dicho aquello desapareció.