Time after Time

Recuerdo 14. Enfrenta la verdad

—Llevarás un guardaespaldas —sentenció Jack parado en el recibidor.

—No llevaré nada —replicó Mónica con la mano en el pomo de la puerta—. No iré lejos y apenas son las tres de la tarde. Regresaré en dos horas, antes de que oscurezca.

Jack se encontraba confuso por la situación. Tan solo subió a su habitación y Mónica tuvo un cambio repentino de humor, no solo eso, quería salir de la casa lo más pronto posible. Al principio se preocupó; pensó que Lucy o André, tenían un problema o les había sucedido algo, sin embargo, la negativa de su hermana a contestar lo desconcertó bastante. Por lo que hizo lo imposible por indagar más. Por supuesto, no hubo resultado.

Jocelyn decidió no inmiscuirse en la conversación y comenzar el dibujo del hada. Cuando su hermana regresara, se lo mostraría para escuchar su opinión.

Antes de que su hermano dijera algo más, Mónica abrió la puerta y huyó como la buena cobarde que era. En ese instante, sentía como su cordura pendía de un hilo delgadísimo; seguía las instrucciones de una desconocida que apareció de la nada en su habitación y que bien podía ser un producto de su imaginación.

Corrió a hacia la parada del bus, la fortuna le sonrió porque en cuanto llegó uno había parado.

—Disculpe —llamó Mónica al conductor—, ¿pasa por la calle Gray?

—Paso por la calle Black —respondió el hombre al acomodar su gorra—, en cuanto lleguemos ahí te bajo y te digo como llegar a la calle Gray. No queda muy lejos.

La muchacha asintió y pagó el pasaje.

—Me disculparé por mi comportamiento de ayer y listo —musitó para sí al recargarse en la ventana—. No estoy haciendo esto, porque una mujer de cabello de colores y ojos raros que apareció de la nada en mi habitación, lo pidió.

[...]

La cabeza de Ethan daba tantas vueltas que se encontraba mareado.

Hace unos cuantos días, todo era tranquilo y con problemas tan comunes que se resolvían casi al instante. Y ahora tenía; una amiga que no paraba de llorar porque su novio la cortó, un amigo que cortó a su novia por otra chica que conoció hace una semana... ¿o eran dos? Sin mencionar, que le gustaba una chica la cual no conocía nada, a excepción, de su nombre y que practicaba karate. Además, lo había acosado a muerte con ese carácter del infierno para terminar un evento escolar, que para colmo, jamás se llevó a cabo.

El aire invernal era helado y él estaba sentado en una banca en la acera de la plaza, donde el viento le pegaba de lleno. Necesitaba enfocarse en una sola cosa y cuando lo lograba, otra situación intervenía en su concentración. Llevaba por lo menos media hora de lucha mental.

—Estás helado —una voz lo sacó de su cabeza.

Al regresar al mundo, sintió como una cálida mano se encontraba sobre su mejilla junto con el rostro de Lucy peligrosamente cerca. El muchacho se sobresaltó y sin querer, se apartó de la muchacha.

—Perdón —continuó Lucy al ver su reacción—, te llamé doce veces y no contéstate. —Sus ojos marrones se entrecerraron y su rostro hizo otro acercamiento peligroso al de Ethan—. ¿Te preocupa algo?

El muchacho apretó los labios con la intención de reprimir sus nervios. La sangre corría y su corazón retumbaba en sus oídos, no esperaba para nada tal impresión. Lucy frunció los labios con ligera frustración, por lo que sin pedir permiso, tomó asiento a lado de él y mantuvo su silencio.

Genial, ahora tenía a la chica que le gustaba a doce centímetros de él y sentía como casi moría.

—¿Todavía estás molesto? —preguntó la muchacha casi en susurro.

El mundo a los ojos de Ethan paró un minuto y después, posó su atención a su acompañante. Donde ella continuaba con la vista fija sobre él mientras también trataba de mantener la calma. Donde un duelo miradas comenzó de forma silenciosa.

—¿Por qué estaría molesto? —Sin querer, los nervios traicionaron al chico y le dieron un agresivo tono de voz.

La chica rubia tragó con dificultad y los nervios la comenzaban a traicionar.

—N-no lo sé —contestó ella mientras todavía le sostenía la mirada—. Ayer nos dejaste a André y a mí con las palabras en la boca. ¿Dijimos algo fuera de lugar?

Cierto.

Aquella escena fue la que se plasmó en su mente: donde Lucy se abrazaba del brazo de aquel sin ningún tipo de tapujo. Las palabras que su amiga le había dicho esa mañana, en aquel momento, inundaron su mente donde la verdad se evidenciaba sin ningún problema. Lo conoció en el hospital y su forma de ser para con Lucy, le dejó un gusto amargo. Y el verla aferrada solo sirvieron para abofetearlo.

Sus ojos regresaron a la chica, quien no desistía en observarlo. En su interior algo dio un brinco, ¿acaso dejaría de hacer cosas que fueran peligrosas para su corazón?

—No hiciste nada —murmuró Ethan de forma incomprensible. De pronto, las palabras de Jeremy sonaron en su cabeza: «El que no arriesga, no gana». Regresó a enfrentar a la muchacha, donde su mirada marrón no desistía en observarle—. Pero por alguna razón, tu novio me molesta.

Lucy frunció el entrecejo.

—¿Novio? ¿Qué novio? —preguntó ella con confusión. Cuando en fracción de un segundo, la escena del día anterior golpeó su mente y la posible respuesta a su pregunta—. André no es mi novio —continuó al lanzar una ligera carcajada—, no ahora. —Continuó con seriedad al recordar ciertos hechos pasados—. Era mi novio y ahora es mi amigo.

Un aura gris golpeó al muchacho; donde fuego hubo, cenizas quedan. Ambos parecían llevarse bien y eso no pudo evitar que realizara la teoría, que en un determinado futuro ambos decidieran retomar lo que dejaron.

—¡Solo somos amigos de la infancia y ya! —exclamó Lucy nerviosa al ver la oscura aura de él.

Después de todo el rato, juntos; Lucy por fin apartó su mirada de él y sentía que a pesar del frío, la cara le escocía. Ethan tampoco sabía cómo reaccionar, por un lado se sentía feliz mientras que una voz en su cabeza le decía que no confiara en sus palabras.




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