Time after Time

Recuerdo 16. Repara el vínculo

15 de diciembre. 10 días para navidad.

Camelias, por las vacaciones, se encontraba atiborrado de gente. Jocelyn solo por haber pisado ese lugar un par de veces, estaba bien sostenida del pantalón de su hermana mayor mientras pasaban por el mar de gente. Mónica buscaba la zona de las tiendas de ropa, solo que gracias a todas las personas, ni siquiera veía por donde caminaba.

—¿Estamos en la zona de comida? ¿O en la zona de las floristerías? —preguntó la muchacha, confundida.

La miradita zafiro de la niña brilló, era obvio que ella no conocía el lugar. Mónica suspiró y tomó la mano de su hermanita, se detuvieron en una banca vacía; donde Jocelyn se sentaba a descansar, Mónica se paró sobre esta para ubicarse.

Sonrío al ver en qué lugar se encontraba y bajó de la banca, de un salto. Con la cabeza le indicó a Jocelyn su retirada, por lo que la niña, volvió a tomar el pantalón de Mónica. Las personas empujaban y algunas la pisaron, sin embargo, no quería separarse de su hermana mayor, por lo que el dolor le importó poco.

De pronto, sintió como el volumen de gente disminuyó y eso la hizo alzar su mirada.

Una calle larga, con tiendas con vestidos y otros trajes en exhibición, varias bancas enfrente de las tiendas y ese momento, estaban ocupados por hombres de diferentes edades; muchachos, niños, padres de familias e incluso ancianos varones.

Jocelyn se sostuvo de la mano de su hermana, al mismo tiempo, que atravesaban el medio de esa calle. Mónica observaba con tranquilidad los aparadores, y se detenía si alguna prenda le llamaba la atención. Jocelyn solo se mantenía callada, mientras observaba con un atisbo de curiosidad a los hombres sentados. No entendía que hacían afuera con ese frío, si bien podían esperar calientes dentro de una tienda.

Mónica prosiguió su camino hasta llegar a una tienda rosa, llamada: Primera primavera, y a final del nombre tenía un arcoíris. Jocelyn comenzó a llorar e intentó huir; ya le era bastante extraño que Mónica la quisiera sacar de casa y sin guardias de seguridad, ¡quería comprarle ropa! Y no cualquier prenda, ¡esa tonta tienda solo vendía vestidos!

Su plan de huida fue un fracaso, la muchacha la tomó por la cintura y la acomodó sobre su hombro. Por lo que no importaba que tanto pataleara, no se libraría de aquel infierno.

—Bienvenidas. —Una mujer de cabello cenizo rizado que caía sobre sus hombros, se acercó a ellas con una enorme sonrisa de oreja a oreja—. ¿En qué puedo ayudarles? Más bien, ¿qué tipo de vestido buscan para esta princesa?

Jocelyn frunció los labios con hastío y derrotada, volteó a ver a su hermana mayor.

—Necesitamos algo elegante —explicó Mónica con esa típica sonrisa suya—, pero no incómodo. Bonito pero discreto, nada que la haga ver tiquismiquis y por favor, que sea lo más cómodo posible. Tiene que durar cuatro horas con el vestido puesto.

La mujer posó su dedo índice sobre la barbilla, confundida les indicó a las clientas que se sentaran y decidió ir a la búsqueda de un vestido imposible.

Jocelyn se quitó el abrigo sin ayuda y con su miradita, acusó a Mónica. La chica se encogió de hombros e imitó la acción de su hermanita, en la que se quitó el abrigo. La calefacción ahí dentro era bastante fuerte.

—Yo confiaba en ti —reclamó la niñita con voz quebrada.

—No es mi culpa que tengas hartos a los demás —defendió la muchacha con cansancio—. Jack dijo que es una guerra buscarte un vestido, y que tu actitud no mejoraba en la búsqueda. Mamá sigue en viaje de negocios y papá ahora que es vicepresidente de la compañía, se la vive ocupado. Y los demás no te soportan.

La pequeña pelirroja apretó sus puños e hizo un puchero.

—¿Por qué tengo que usar un tonto vestido? —interrogó la niña con lágrimas en los ojos.

—Porque es el cumpleaños de Taylor —contestó Mónica con un suspiro. Debía mantenerse tranquila, no ganaba nada si le gritaba a su hermanita—. El cumpleaños de Taylor lo organiza el papá de Lucy. Y ya sabes cuales son las reglas cuando visitamos al papá de Lucy.

—Comer con la cuchara y no sorber la sopa, vestir de manera limpia y elegante, mantener la boca cerrada y sonreír...¡ah! Y solo debemos contestar cuando algo se nos pregunte —recitó la pequeña con los ojos cerrados—. Pero el papá de Lucy nunca va a los cumpleaños de Carlos, de Taylor o de ella. ¿Por qué ahora él hace el cumpleaños de Taylor? —cuestionó la pequeña con sospecha.

Algo que tenía a Lucy agobiada desde que comenzó diciembre, fue el cumpleaños de su hermano mayor. Taylor al ser el mayor de los tres, tenía una responsabilidad para con su padre y al parecer a Lucy nunca le hizo gracia. En este cumpleaños, se le nombraría a Taylor heredero legítimo de la micro-compañía de su padre y le encontraría una esposa que fuera de una gran compañía, para así expandir el negocio más rápido.

El hecho de que Taylor aceptara, se debía que así su padre no molestaría a su madre ni a sus hermanos, en el futuro. Ya estaba harto de las amenazas de este y de sus abogados imaginarios.

Por supuesto, Mónica no le explicaría eso a la pequeña.

—El mundo de los adultos es muy malo —respondió la muchacha con una dulce sonrisa—. Cuando crezcas te darás cuenta de cómo es y que a veces tendrás que hacer cosas que no te gusten, porque es la decisión correcta.

Jocelyn hizo un mohín con sus labios y posó la mano sobre su mejilla. Odiaba los argumentos de Mónica, porque aunque le decía que entendería cuando creciera, le daba una explicación de las cosas. Aunque fuera muy imperceptible.

[...]

Un horrible vestido negro lleno de brillos, junto con un abrigo "elegante", unos zapatos negros de correa y unas pantimedias para niña. Era lo que había en el contenido de aquella bolsa. Cosa que a Jocelyn le hacía de todo menos gracia.

Con su chocolate caliente y mientras movía sus piecitos que colgaban de la silla, observaba con ligero rencor a su hermana. Mónica, que también tomaba un chocolate, observó confundida a Jocelyn. A lo cual, la niña le dio un sorbo a la taza y apartó la mirada ofendida.




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