Luego del partido se dirigieron al hotel, ninguno dijo una palabra, se bajaron, fueron a sus respectivas habitaciones para cambiarse. Se encontraron en el lobby, caminaron juntos hacia el auto, en un silencio ensordecedor.
Subieron, le brindaron la dirección que les dio Johan, cuando finalizó el partido, al chofer. Cerró la puerta, se sentó mientras apretaba sus labios, tal vez queriendo volver a saborear ese beso. No miro a Matt a los ojos, el cual la escudriñaba como si tuviera visión de Rayos X. No conversaron en todo en viaje. Fueron 20 minutos más intensos en la vida...de Matt, suerte que el lugar no era lejos de su hospedaje. Al bajar del vehículo el rubio ya no pudo aguantar más, y se detuvo para increpar a su amiga
- ¿¿¿Y????- se podía notar la desesperación por el silencio de Sam
- Y...¿Qué?- Era claro que lo estaba evadiendo, ella jamás había evitado una pregunta de él.
- Ah, no. ¡A mí, no! Samantha Lucrecia Lacroze Villanueva, no me dejes en vilo.
- Solo me inventas nombres así cuando estás cabreado y no he hecho nada para que lo estés, lo sabes-
- Se muchas más cosas...menos lo que acaba de pasar y es mi obligación moral como mejor amigo y alma gemela saberlo con lujos de detalles. He dicho.
- No hay mucho para decir...solo que me beso...y después... lo bese...nos besamos- tratando de no darle mayor importancia al asunto
- Oh My!!!!!!!! I...I...I am Matt...¡Ya no sé en qué idioma hablar! Me dejaste sin palabras Samantha Lucrecia. ¡Lo besaste!- Exclamó ganándose unas cuantas miradas de algunos invitados dispersos en el jardín
- Shhhhhhh, cállate. Creo Zac no te escuchó.
- Oh, no me shushess. Además, no dije a quién...y dime ¿qué tal besa? – preguntaba levantando rápidamente ambas cejas mientras se encaminaban hacía la puerta principal de la mansión.
- El punto, es que no debió pasar, soy una mujer casada, no importa lo mal que esté con mi pareja
- Vamos Sam, en tu caso corre la regla de los 500 km-
- ¿Y eso? Seguro que lo inventaste
- No, como crees, a más de 500 km no se considera infidelidad, y estoy seguro que estamos a más de esa cantidad. Además no es que vaya a enterarse. Ojos que no ven...vive un poco, y ahora contesta lo que te pregunté, no todos los días tú mejor amiga se besa con un jugador de la NBA
- Ja ja, que gracioso, sabes, a veces me gustaría ser tan despreocupada como tú. - aseguro Sam. Luego, mirando al cielo mientras suspiraba, dijo: - Y, respondiendo a tu pregunta, fue...fue...increíble, la verdad no quería que acabara nunca, y lo peor es que no me siento culpable, quisiera repetirlo varias veces más...por el Altísimo, Maty, ¿Que me está pasando?
Al ingresar a la mansión se escuchaba música. Pero para estos dos amigos lo único que existía en el mundo era esa conversación.
- Bueno ya, deja al Altísimo en paz. Pero creo que ese beso fue lo que necesitabas para darte cuenta que tu matrimonio, querida amiga, está llegando a su fin. Aunque no lo vuelvas a ver, sin querer te brindo lo que estabas buscando y te costaba ver.
- ¿Tú crees?
- Claro amiga, sabes que no tengo nada contra Zac, pero ya hace rato no te noto feliz. Yo se quieres que Max se crie con papá y mamá, pero eso pasara aunque estén separados, los tiempos cambiaron, hay familias de todo tipo. Es preferible que estén separados y se lleven bien, que juntos, sin amor, y tenga una madre desdichada, es un ejemplo horrible para el pequeño Maxi.- Matt hizo una pausa, miro a su alrededor a la gente hablando y bailando y continuo:- Ahora, ¡vamos a divertirnos! Estamos en una fiesta, hablando de temas existenciales, oficialmente somos los más aburridos. Voy a buscar algo de beber.
- Tienes razón. Disfrutemos de la fiesta. Voy al baño y te busco. -
"Vaya, esta casa es enorme voy a tardar años en encontrar un maldito baño."
Pensó Samantha. Pero sus reflexiones fueron interrumpidas por un hombre castaño, de casi dos metros.
- Hola preciosa, ¿Me buscabas? Por qué yo seguro que sí.
Sam no pudo evitarlo y se echó a reír. La cara de ese hombre tan galante al principio se transformó en un signo de pregunta, pero Sam es demasiado frontal para dejar pasar un chamuyo tan simple.
- ¿En serio? ¿Esa línea te funciona? ¿Dejaste el Delorian estacionado en la puerta, McFly?
- Bueno, vale, ya, y para tu información, funciona más de lo que crees. Pero enserio dime, ¿Te puedo ayudar?, después de todo soy el anfitrión: Steve Cobs, a sus órdenes.
- Samantha, Sam. Mucho gusto. Ya que estás tan servicial, me podrías indicar ¿Dónde encuentro un baño?
- Ven conmigo
El la llevó hacia uno de los baños privados, un poco alejado de la fiesta. Mientras la esperó para retornar juntos uno de sus compañeros de equipo lo llamó..
- Oye Cobs, te buscan en la fiesta, llegaron las modelos que invitaste.- Le informó.
- Rayos- mencionó impaciente
- ¿¿ Qué pasa??
- Nada, estoy esperando que alguien salga del baño, para acompañarla a la fiesta.
- ¿Ya tienes un ligue en el baño?- inquirió su amigo sin demostrar sorpresa, no era raro por parte de su amigo
- No, que va, es linda pero simple, no es mi tipo, pero nunca la había visto, la note un poco perdida y sabes bien que estoy siempre disponible para ayudar a una damisela en apuros.
- Vale, te creo, si quieres puedo esperarla y la acompaño.
- Eres el mejor- dijo Steve Cobs, palmeando el pecho de su amigo- cuando vuelvas puedes venir con nosotros, ¡¡No sabes lo que son esas modelos!!!
- Ya lo creo. Ahora vete, espera aguarda, ¿Co..mo...se. ..lla...bue, ya se fue- murmurando para sí mismo.
Aguardando a que la invitada saliera del baño, ese hombre se quedó contra la pared, rememorando el acontecimiento que había pasado unas horas antes en el partido de básquet. Deseaba encontrarla...deseaba perderse en sus ojos, en sus labios, y si cabía la posibilidad en sus sábanas, él no iba a presionar, solo con volver a verla sería feliz.