Los días transcurrían, más rápido de lo que realmente prefería, fije mi objetivo en lograr que sean especiales y superen al anterior. Pasábamos bastante tiempo juntos, a medida que la iba conociendo descubría detalles de ella, que me conquistaban, aún más. Hasta ahora no encontraba nada que no me atrajera, como se le achinan los ojos al sonreír, o frunce la nariz cuando no está de acuerdo con algo, incluso su mal humor, el cual es muy frecuente, me parece adorable, cada vez más me pierdo en sus pupilas, ansío que me miren el resto de mi vida, deseo protegerla, amarla, y no voy a mentir por un momento se me cruzo de la idea de niñ@s, es una locura, pero con esta mujer quiero el paquete entero. Mientras compartíamos mi mundo era perfecto, el inconveniente radica cuando la dejo en el hotel por las noches, me abriga una sensación de vacío, una parte mía se queda con ella, y más aún cuando a mi memoria regresa el
recordatorio que todo esto tiene fecha de caducidad, duele como los mil demonios, lo único que me aquieta es el volver a verla al día siguiente.
Ya era miércoles por la noche, este día nos reunimos con mis amigos, estas veladas se habían hecho costumbre, Matías también formaba parte, a pesar de la diferencia de idioma, y lo toscos que pueden resultar los chicos, los extranjeros consiguieron acoplarse bien al grupo de salvajes. Amo compartir estos momentos con ella, ya que forman parte de mi vida diaria y que este incluida los hace más especiales.
Llego la hora de irse, aunque no quería que acabara, ellos se tenían que despertar temprano para ir a la oficina, nos despedimos en la puerta del hotel, y retorne a la casa de Payne, precisaba una charla con ellos, pero antes que pudiera decir algo, tomaron la iniciativa.
- Y dime, ya te estás preparando para despedirte? No me malentiendas, me cayó súper, pero recuerdas que se va en 2 días, no?- cuestiona Brett
- Eso, ¿Qué haces aquí? Deberías estar follando como si no hubiera mañana amigo
- Siempre tan sutil Cobs- exclama Payne golpeando a Steve en la nuca
- Solo digo la verdad. ¿No me digas que aún no la has tocado?
- No, aún no estoy preparado para dejarla ir. Y no, aún no lo hemos hecho.- suspiro, no voy a negar que lo imagine unas cuantas veces- No voy a obligarla, si no se siente preparada, si solo obtengo besos, abrazos y excursiones, me conformaré con eso.- Les informo tomando mi cerveza
- Ay hermano, nunca te había visto así por una mujer, ni siquiera por Kelsey, y estuviste con ella como 7 años.
Con Payne fuimos compañeros, amigos, hermanos desde el colegio, sabíamos todo de la vida del otro.
- Terminarás con un corazón roto si te llegas a enamorar de esta chica-manifiesta Brett preocupado por mi estabilidad emocional
- Creo que es un poco tarde para evitarlo, lo supe cuando nos topamos a la salida del TD Garden, solo estos días se incrementó. - expreso con mi vista puesta en la nada
Steve palmea mi hombro, con una mirada triste, y negando lentamente - Estás perdido Bro'-
- Lo sé, pero no lo puedo evitar, tampoco quiero.
Después de eso nadie hablo, solo se limitaron a terminar sus cervezas, acomodar y partir rumbo a nuestros hogares
El jueves, la llevea Fenway Park, cobre un par de favores y nos hicieron un tour por lasinstalaciones, nunca me agrado tanto estar en un estadio de Baseball
Llegó el viernes, el día que tanto temía, afortunadamente solo tenía un desayuno a modo despedida en el trabajo, por lo que mis planes consistían en secuestrarla todo lo que quedaba de la jornada, hasta que se canse de mí, decidí mostrarle un poco más de Massachusets y de Jeremy Mathews, fuimos a Harvard, mi alma Matter, le realice un paseo privado por el lugar, ante la mirada atenta y algunos parates de los fanáticos, recorrimos los alrededores, almorzamos en mi cafetería favorita, no fue nada lujoso, pero era perfecto, cualquier cosa que haga con ella es perfecto.
Después de la pequeña excursión, nos despedimos en el hotel, en unas horas la pasaría a buscar para disfrutar nuestra última cena. La misma fue genial, nada extravagante, fuimos al local de pizza que la lleve en nuestra primera salida, caminamos un rato, hasta dirigirnos al hotel, no sabía que esperar, la verdad ansiaba que me dejara pasar la noche con ella, aunque sea abrazados, no estaba listo para dejarla ir, aún no y sospechaba que ella tampoco.
Esta vez, no nos despedimos en la puerta, tomo mi mano y me encamino rumbo al ascensor, cada segundo era mágico, nuestras manos no podían quedarse quietas al igual que nuestras bocas, por suerte no subió nadie y agradezco que no tengan cámaras, lindo espectáculo el que dimos. En la puerta de la habitación menciona la pregunta que tanto quería escuchar
- Quieres pasar?- consulta nerviosa
Si ya mis niveles de autocontrol eran casi inexistentes, ahora desaparecieron por completo. No necesitó más respuesta que mis labios estampando con los suyos en un beso feroz, demostrando toda la pasión contenida. Ingresamos a la habitación, como pudimos, cerré la puerta de una patada, mientras camino a la cama nuestras ropas iban dejando rastro, el lugar se llenó de pasión, deseo y amor. Ya no podíamos reprimirnos más. Su boca me recibía como me gustaba que lo hiciera, la menta era sin duda mi nuevo sabor favorito.
- Sam, dime que pare, por qué yo no lo haré, no quiero hacerlo.- Susurro en su oído