Tinieblas

Pesadilla VI

El frío azotaba la noche en Italia, la ensangrentada luna, junto con las brillantes estrellas, eran los testigos inmóviles de la lucha que se aproxima.

El peligro rompe el silencio de las calles con terror, el caos, el fuego y la tragedia tocan las puertas del Vaticano, miles de almas envueltas en la oscuridad siembran el pánico.

—No imaginé que habría tantas personas —observa Kevin, desde la oscuridad, en lo alto de una azotea— ¿Cuándo intervenimos?

—Yo te daré la señal —responde Drácula.

Algunos hombres, vestidos de sacerdotes, combatían a los invasores, lo que hacían era similar a la magia, pero Kevin, no podía entenderlo, sus ojos desconocían ese tipo de poder.

—Son exorcistas  —dice el alma en su interior— te explique sobre la energía oscura, lo que usamos los seres del mal, pero estás viendo es la energía blanca, es la que utilizan los ángeles y también sus servidores para combatir a estas calamidades, pero no están listos para una amenaza tan grande, caerán dentro de pocos minutos

—¿Los ayudamos?

—No, si te ven también te atacarán, no olvides que, quién te habla, es un alma salida del infierno.

Desde la lejanía y la oscuridad, acecha una criatura que supera en tamaño a las demás, pasa por encima de los edificios desatando gritos y exclamaciones, verlo era una tortura, desataba locuras y alucinaciones a los desafortunados que topaban su vista con el, tiene ocho patas, como de araña, una cabeza oscura y deforme, pero silimar a la de un humano, las especies inferiores lo veían como a un Dios, es Gorát, el rey insecto.

—Lo esperábamos a él —dice el alma infernal.

—¿Qué es esa cosa? —pronuncia con voz temblorosa

—Nuestro objetivo.

Ignorando el caos que abrumaba las puertas del Vaticano, la criatura se abre paso por la parte superior, arrancando el techo con sus patas, logra infiltrar su demoníaca figura en uno de los templos más significativos del mundo.

Kevin lo persigue, y aunque la imagen de esa criatura le provoca náuseas, manifiesta un arma y está a punto de disparar.

—No lo hagas —le pide— tenemos que ver hasta donde quiere llegar, de otra manera no conoceremos su objetivo.

El joven calla y se limita a seguirlo con cautela, el estruendo de la batalla impacta contra sus oídos sacudiendo sus tímpanos, y provocandole jaqueca, la bestia no paraba de descender, se veía como un depredador hambriento que buscaba a su presa.

Las habitaciones relucían de lujos, pero ninguno de estos tesoros llamaba la atención de Gorát. Llegando al subsuelo, el glamour se había evaporado por completo, ya que la belleza del lugar era digna de un callejón.

Restos de escombros acompañaban a unos muros grisáceos, una sola persona habitaba en este lugar tan lúgubre, vestía de rojo y negro, y aunque la noche era oscura, y en ese salón recóndito no llegara la luz, tenía puestos lentes de sol.

A espaldas de este hombre, se encontraba una caja metálica, con una cruz grabada en cada lugar, y un rubí se posaba en el medio de cada una, tenía poco más de dos metros de altura, podía ser un cofre, o una prisión.

Kevin queda estupefacto, al ver como aquél hombre no se había inmutado con la presencia de Gorát.

—Supongo que esa caja es el objetivo  —dice el alma —el ataque fue una distracción para que esta criatura pudiera llegar hasta aquí.

—Los enviaré a los dos al infierno —dice el hombre de negro.

—Lo que haya en esa caja, debe quedarse ahí, Kevin, abre fuego pronto, solo tenemos una oportunidad de ganar si atacamos primero.

Con ligeros temblores en las rodillas, dispara contra el arácnido, haciendo que un líquido negro brote por su cuerpo, pero la criatura no parece inmutarse, a pesar del sangrado, los ataques no tenían efecto. Gorát dispara una sustancia viscosa de una de sus patas, fue muy rápida, sus ojos pudieron verlo venir, pero su cuerpo no pudo reaccionar, era una bola de masa gelatinosa que detiene a Kevin contra una de las paredes.

—¿Qué es esto? —dice el joven forcejeando con el fin de soltarse.

—Con esta cosa aprisiona a sus víctimas, luego, devora sus cabezas.

—¿Qué hacemos? —pregunta repleto de miedo.

—No te preocupes, no está aquí por nosotros.

Círculos blancos, se forman en las palmas del hombre de negro, brillaban como linternas en la noche, tenían triángulos en el centro y símbolos muy extraños al rededor, la bestia lo ataca con su sustancia paralizadora, pero el misterioso hombre la diluye fácilmente.

—Son círculos de defensa —dice Drácula— las cosas que tiene en sus manos, son letales para almas como la mía, es otro exorcista, pero si está aquí, debe ser mucho más hábil que los demás.

Kevin comenzaba a romper aquella tela, abriéndose paso para la revancha, mientras siente a una presencia más poderosa acercándose lentamente.

El exorcista ataca, juntando sus manos invoca más círculos, con los cuales ataca a Gorát, haciéndolo retroceder. Era como ver una lluvia de luces impactando contra un punto oscuro.

El chico logra soltarse. Las tinieblas se hacen de nuevo presentes en sus brazos, manifestando una espada.

—Era mía —dice Drácula— ahora úsala, armate de valor, ve y córtalo.

Gorát había puesto la batalla pareja, con sus largas patas atacaba sin retroceder. A través de un grito, Kevin se reviste de valentía, y aprovechando la distracción de la bestia, corta una de las patas que usaba para atacar, provocando que retroceda adolorido.

Una cadena brillante sale de uno de los círculos y lo golpea, haciendo que el joven quede atrapado con un sello en el pecho, los intentos para soltarse eran inútiles, lo único que podía hacer es rodar contra el suelo escabullendose de las pisadas de Gorát.

—¿Estoy atrapado otra vez? —dice el joven indignado.

—El exorcista no entiende que estás de su lado —explica el alma— siente una presencia oscura y ataca.

De repente, una marea verde invade el lugar, el tiempo parece detenerse ante una sola figura, el suelo, testigo del maltrato, se estremecía a su paso, llantos agudos de bebés la cubrían, Abyzou, el demonio de los abortos, inundó la sala.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.