El hecho de que Allori volviera a estar de nuevo en el grupo significaba que la situación se estaba tensando mucho más de lo que ya estaba. Owen quería mantener un perfil bajo y no involucrar a más personas en aquella travesía. James y los demás Pasajeros eran una cosa, e incluso añadir a Johnson y a Chase a la lista era otra muy diferente, pero una persona que no tenía nada que ver con Ben, y que pertenecía a aquella dimensión, difícilmente sería algo convencible de mantener si no mostraba algo que fuera fundamental a la hora de actuar y que resultara ser una ventaja para ellos.
Ni Johnson ni Chase entendieron cuando Owen sugirió que el plan de Ben era transportar la Isla Opuesta a aquella dimensión, pero Allori reaccionó de la manera en la que Owen hubiera esperado.
—¡Eso no es posible! —soltó Allori al instante.
—¿Traer una isla? —preguntó Chase—. ¿A esta dimensión?
—No cualquier isla —apuntó Owen—, estamos hablando de oscuridad. De tinieblas. Se trata de nada más y nada menos que la Isla Opuesta. El lugar donde encontramos el Atlantic de esta dimensión.
—¿Encontraron el Atlantic Tres Dieciséis? —saltó Allori nuevamente—. ¡Ustedes deberían ponerme al día!
Aquella noche no hubo avances. Johnson se retiró del hotel, con la intensión de volver a la MI6 y dar reportes de lo sucedido. Ya había pasado el lapso de tiempo donde ellos desaparecían junto con Aurora, así que no habría problema alguno si reaparecían de inmediato.
Chase decidió quedarse una noche más en el Hotel Park Lane, junto con Owen, y participó demasiado mientras él le contaba a Allori todo lo que habían pasado en las semanas anteriores. Los viajes en el tiempo, las disputas con Aurora, el hecho de que Pandora estaba en el cuerpo de su hija, y todo lo que esto conllevaba.
A la mañana siguiente, Owen y Allori salieron del hotel en dirección a algún restaurante, junto con Chase, para poder plantearse qué hacer a continuación. Ya tenían en cuenta que Ben estaba en aquella parte de la existencia. ¿Cómo había llegado a la dimensión? Por parte de Aurora, sin duda. La pregunta que aún no tenía respuesta era el porqué Ben quería transportar una isla de gran tamaño a aquella dimensión.
—Supongo que quiere hacer lo mismo que la Isla del Triángulo —indicó Allori.
Ya estaban en la mesa, con Chase, y los tres se habían pedido un buen café, jugo de frutas para comenzar, y un par de panqueques.
—¿Que se mueva por cada dimensión? —preguntó Owen.
—Algo así, pero sólo en esta. ¿Qué fue lo que hizo Ben en la Isla?
—Max me comentó que paralizó la Pirámide —le contó Owen—, y eso significa peligro, no sólo para el Triángulo mismo, sino para toda la existencia.
—Traer la Isla Opuesta a esta dimensión en especial puede ser una pista, ¿no? —preguntó Chase—. ¿Por qué traerla a esta dimensión, cuando se tienen muchas?
—Exacto.
—Ustedes cortaron la raíz que conecta esta dimensión con el Triángulo —apuntó Allori—, tal y como Ben lo quería.
—Es un maldito genio, lo admito —soltó Owen—. Las razones siguen siendo desconocidas.
Tenían ya demasiado encima. No sabían en qué dimensión se encontraban los demás Pasajeros, aún no tenían noticias de Dylan, y al parecer Ben se estaba manteniendo en un silencio muy misterioso. Después de tantos homicidios a lo largo del país el día 11 de febrero, el muchacho se había mantenido oculto. ¿Qué estaría tramando y dónde se encontraría?
No sólo tenían eso en la cabeza. Sino que también tenían el destino de dos mil personas en sus manos. El Atlantic 316 de aquella dimensión se encontraba enterrado en las tinieblas de la Isla Opuesta. Por alguna extraña razón todo aquello formaba parte del plan maestro de Ben. Necesitaban más tiempo para poder unir todas las piezas en su lugar antes de que él actuara. Más tiempo, y más personas. ¿Dónde estaban los Pasajeros? ¿Por qué tardaban tanto?
—¿Owen?
La voz de Allori fue suficiente para que Owen se diera cuenta de que le estaba echando demasiada azúcar a su café.
—Lo siento, me quedé…
—¡No, mira!
Allori estaba señalando la televisión, donde el noticiero de las ocho estaba dando comienzo. Era un reportaje en vivo, donde un par de helicópteros sobre volaban las aguas del misterioso y popular Mar de las Bermudas. Sobre las aguas quedaban los restos de un velero, que según las pruebas, se había hundido una hora, o dos, antes del amanecer.
—Dijiste que Ben estaba buscando aliarse con alguien del mundo real —dijo Allori.
—¿Eso qué tiene que ver con el hecho de que ese barco esté hecho puré? —interrumpió Chase.
—Eso no ocurre en el Triángulo —señaló Owen al televisor—, siempre desaparecen. Si llegan a la Isla, los restos quedan varados en el mar que la rodea, pero nunca en la dimensión en la que se abre el portal.
—Ese velero no quedó así por una tormenta —añadió Allori.
—Algo o alguien lo destruyó —corroboró Owen—. El casco destruido, el mástil y las velas de ese modo… un barco pirata.
—¿Barco pirata? ¿Qué demonios? —graznó Chase.
—Le apuesto al Calavier —dijo Allori.
—No, Killian no haría algo así. Pero… Willem van der Decken sí. El Capitán del Holandés Errante. El único barco capaz de cruzar dimensiones sin necesidad de portales.
—¿Crees que vengan los Pasajeros a bordo?
Owen sonrió.
—Creo que Dylan y los demás ya se encuentran en esta dimensión. Llegaron los refuerzos.
Era una excelente noticia para un momento así. El hecho de que los Pasajeros estuvieran ahí representaba un duro golpe para Ben, y al mismo tiempo, un enorme apoyo para Owen.
El reportaje del velero hecho pedazos cambió directamente a una transmisión de desde Fort Lauderdale, donde un hombre bastante pálido apareció a escena. Era encargado del puerto donde ese tipo de transportes zarpaban.
—¡Eureka! —saltó Chase—. Tengo la lista de los Pasajeros de esta dimensión. Finalmente hicieron caso a mis correos.