Lo primero que hizo Dylan fue dar un par de pasos al frente, sacar una de las pistolas que traía en el cinturón, y apuntó directamente al Usurpador. Casi la mayoría de la tripulación del Capitán Willem van der Decken hicieron lo mismo, desde sus posiciones que tenían en el Holandés. Algunos, incluso, dieron un brinco desde las alturas del mástil para caer en la cubierta y mostrarse a la defensiva de la nave.
El Usurpador dio un brinco inhumano, esquivando los ataques de los marineros, y al momento de caer al suelo recibió un disparo en el hombro. La criatura no se inmutó. La bala no le había hecho daño.
—Perfecto —había sido Scott quien había efectuado tal hazaña—, ¿de donde salen estos tipos?
—¡Cuidado! —Bill tomó a Scott por los hombros y ambos rodaron por el suelo al mismo tiempo en el que el Usurpador brincaba por los aires para atacarlos—. Su piel tiene propiedades extrañas. Puede quemar a quien toca y así consumirlo.
—Sabes mucho de esa criatura, ¿cierto? —soltó Cooper, retrocediendo e intentando mantenerse alerta.
—Claro, yo la creé.
—Ya decía yo que no todo eran flores y rosas —terció Han, sacando la pistola y comenzando a buscar al Usurpador para liquidarlo.
Dylan dio un brinco rápido por encima de ellos, y corrió por detrás del Usurpador; traía entre sus manos la escopeta de energía. Quizá con un buen tiro se desharían de aquella criatura horrible.
En cuanto el chico llegó a la cubierta del capitán, encontró al deformado humanoide luchando con dos o tres marineros que no se inmutaban en lo más mínimo al ser tocados por la criatura.
Tenía sentido, no eran mortales.
Eso también era una desventaja, ya que si el Usurpador tocaba a Dylan, o a alguno de los Pasajeros, perecerían al cabo de un tiempo, siendo consumidos por su energía y el fuego que traspasaba por sus manos. Tal y como había muerto Uluher, en la Isla, según los comentarios de Selina y Liam, en los interiores de la Nueva Colonia.
Justo en ese momento, el Usurpador dejó en el suelo a los tres marineros con un fuerte golpe. Dylan alzó la escopeta y tiró del gatillo, soltando una ráfaga de energía naranja que impactó en el humanoide al instante. Éste cayó de espaldas, golpeando su cabeza, y soltando un sonoro chillido debido a la herida que acababa de hacerse sobre el pecho.
Se podía matar.
—Claro, claro —Dylan recordó que aquella escopeta había sido fabricada por Chuck. Era un arma del Triángulo. Cualquier arma que hubiese sido creada fuera de éste sería totalmente inútil ante una criatura así.
Sin embargo, la piel chamuscada del Usurpador comenzó a regenerarse en pocos segundos, uniendo tejido sin importar la sangre, o el daño que hubiera.
—Por supuesto —repitió Dylan.
Volvió a alzar la escopeta y efectuó dos disparos más. El primero fue esquivado ágilmente por la criatura, pero con el segundo no tuvo tanta suerte. La energía golpeó directamente al brazo izquierdo del Usurpador, obligándolo a doblarse en el suelo, con una gran mueca de dolor.
Dylan aprovechó su caída para aproximarse con rapidez y patearlo en el suelo. El Usurpador volvió a chillar al mismo tiempo que rodaba escaleras abajo, para caer en la segunda cubierta. Enfrentarlo con alguna prenda encima no podría quemarlo, ya que las botas de Dylan, y su ropa, cubrían lo más vulnerable de su cuerpo, que era su piel.
Del otro lado de la cubierta, un James bastante confundido y una Dianne lo bastante asustada se cubrieron tras uno de los botes de madera que formaban parte del Holandés. Tanto él como ella respiraban con mucha rapidez, y de los dos, sólo James se asomaba de vez en cuando para ver qué estaba sucediendo.
Los disparos que efectuaban los marineros del Capitán Willem ponían a Dianne cada vez más asustada. ¿Y cómo no? Si aquella extraña criatura denominada como Usurpador ponía en riesgo la vida todos. Si lo que habían dicho de ella era cierto, entonces no quería morir otra vez. No de nuevo.
—Iré a ayudar —musitó James, levantándose.
—¿Estás loco? —Dianne lo tomó del brazo—. No sabemos qué demonios está ocurriendo. No sabemos ni quiénes somos… ¿y vas a enfrentarte a esa cosa?
—Nuestros amigos están en peligro.
El Usurpador de se levantó de golpe, a unos cuantos metros de ellos, y Han aprovechó para descargar todo su cartucho sobre la criatura. Ésta se cubrió con uno de sus brazos, mientras el otro comenzaba a regenerarse.
Algunos de los marineros del Holandés seguían cayendo del mástil principal, sacaban las espadas, y se enfrentaban cara a cara con el Usurpador. Muchos de sus ataques eran frenados de inmediato, y aunque no podía hacerles daño, el humanoide terminaba triunfando, lanzando a sus adversarios por la borda, o con golpes bastante ágiles para quitarlos de en medio.
En cuanto el Usurpador golpeó al último marinero que tenía en frente, enfocó su mirada en James.
—Demonios —soltó él.
Tomó con rapidez a Dianne de la mano, la levantó del suelo, y comenzaron a moverse para evitar que la extraña criatura diera con ellos.
Por suerte, Miranda apareció por debajo de los escalones junto con un rifle, gastando la primer bala en un tiro limpio que dio justo en la frente del Usurpador. A espaldas de éste, apareció Dylan de nuevo junto con un disparo de la escopeta de energía, que golpeó al humanoide en la espalda, abriendo su tejido y obligándolo a soltar un quejido bastante sonoro.
Como si se tratara de una reacción bastante violenta, el Usurpador dio un giro bastante rápido y sorprendió a Dylan, soltando un golpe lo bastante fuerte en el pecho. El muchacho voló por los aires, cayendo de espaldas encima de otros dos marineros del Holandés. Dos segundos después, mientras Miranda llenaba la pólvora del rifle, el humanoide la sorprendió, y con un par de golpes logró tirar su arma, y herirla en el hombro.
—¡Maldito renacuajo! —bramó Han mientras metía otro cartucho a su pistola, y dispara en dirección a la herida que tenía en Usurpador en la espalda.