Tinieblas [pasajeros #3]

Capítulo 32

Patrick se rascó la barbilla mientras se inclinaba un poco al frente y ponía atención, con cierta determinación, a lo que estaba viendo en su televisor. En él se podía ver un verdadero caos sobre la ciudad de Londres. Edificios que caían y se destruían sobre las calles, una enorme nube de polvo y tinieblas que rodeaban los aires de la ciudad hasta dejarla totalmente desaparecida entre ellas, gritos por doquier solicitando ayuda, y un pequeño grupo de agentes especiales de la MI6, moviéndose por los restos de una de las avenidas principales, cubiertos de ceniza, y buscando algo, o alguien, que supuestamente se había esfumado del lugar.

—¿Te gusta la vista? —Ben caminaba detrás del sillón, sonriendo de oreja a oreja, y se detuvo detrás de Patrick para poder ver el noticiero—. ¡Wow! Pandora hizo un excelente trabajo.

—No mató a nadie de los que queremos ver muertos —soltó Patrick—. Acaban de pasar a mi hermana, junto con otro par de…

—Estás comenzando a enfocar tu atención directamente en tu queridísima hermana, y los dos idiotas que estaban con ella —murmuró Ben, caminando hacia los sillones de piel, y se sentó en uno que estaba frente a su compañero—. Recuerda lo que estamos haciendo. 

¿Cómo no recordarlo? Todo había iniciado hacia ya pocos días, pero tenía vivo el recuerdo de la muerte de su mayordomo. Su cuerpo había desaparecido. Ben era el responsable de tales acciones, así que a Patrick no le molestaba. De todos modos no le había agradado mucho. Sin embargo, a partir de ese momento, una chispa se encendió en el interior de Patrick. 

La Isla.

Esa era toda la motivación que necesitaba para poder cambiar sus pensamientos con respecto a lo que sucedía en esos momentos. La ciudad de Londres se había convertido en un caos total, y lo más probable era que Ben tenía ya otro blanco para que Pandora, en el cuerpo de la chica, desatara a sus seguidoras para comenzar el caos y las tinieblas. No le interesaba absolutamente nada más. La Isla era su objetivo, y con el pasar del tiempos, no le importaba qué vidas se perdían, o qué ciudades se derribaran, con tal de llegar a ella. Así había aprendido durante años, ¿no? Pisotear a los débiles para alcanzar el objetivo de un grande.

—Pandora regresará al amanecer… ¡Wow! ¡Excelente! —dijo Ben, aplaudiendo de repente.

Patrick no se había dado cuenta de que otro edificio se derrumbaba, elevando más capas de polvo, un sonoro estruendo, y el grito de docenas de personas, dentro de su televisión de plasma. 

—¿Cuál es el siguiente punto geográfico donde planeas abarcar tus tinieblas? —preguntó Patrick.

—¿Importa mucho? —se rió Ben—. Luna le cortará el cuello a algunos más antes de regresar. Luego planearé destinos. París, tal vez.

—Quiero estar ahí —dijo Patrick. 

Ben apartó su mirada del televisor y miró a éste un poco asombrado debido a sus palabras. ¿Estar ahí? ¿En las tinieblas? ¿Había escuchado bien? 

—No sabes lo que dices.

—Quiero verlo con mis propios ojos. 

Claro que sí. Durante mucho tiempo, Ben había mantenido su rencor hacia la Isla, hacia Dylan, y hacia el resto del dichoso Triángulo, que no había tenido el tiempo suficiente para disfrutar de las tinieblas, o de la maldad misma. Viajar entre las dimensiones, entre los tiempos, para llegar a un punto entre la creación misma donde pudiera estar la Isla había sido un plan bastante largo, duro, estratégico y pesado. ¿Pudo haber causado alguna anomalía en alguno de esos viajes? Sí. Pero su mente estaba en otra parte. Y el hecho de ver que alguien quería probar de ello era lo bastante satisfactorio. Podría ser que Patrick no sólo resultara un aliado poderoso, colocando hombres en distintos puntos del planeta. Quizás podría llegar a ser un buen amigo… de todos modos, ambos terminarían en la Isla, si todo salía conforme a los planes de Ben.

—Será peligroso —le dijo—. Todo lo que vamos a hacer lo será. No sé si estés listo para…

—¡Al diablo el peligro! —le espetó Patrick levantándose de golpe, y con un ademan rápido con su mano, tiró su copa de la mesa, provocando que se quebrara al caer al suelo—. Estuve esperando esto por años… ¿acaso no lo ves?

—Claro que lo veo —sonrió Ben—. Yo he estado esperando esto por milenios… 

—¡Pero apenas tienes como diecisiete años! —le atajó Patrick.

—¡No sabes de donde vengo! ¡No sabes lo que he vivido! ¡No sabes lo que he sufrido! —bramó Ben, dando un salto y volcando la mesa de centro, partiendo en pedazos el vidrio que había en su centro, así como el florero de gran tamaño que, al momento de partirse, dejó caer sus flores y el agua que las alimentaba—. ¡Si hay alguien lleva esperando por eso, ese soy yo! ¡Si hay alguien que merece estar en esa maldita Isla, como rey de la existencia, soy yo! ¡SI HAY ALGUIEN QUE DEBE ANHELAR Y DESEAR CON TODO SU MALDITO Y OSCURO CORAZÓN ESTAR ENTRE LAS TINIEBLAS Y VER A TODOS MORIR, Y AL MUNDO CAER EN CENIZAS, SOY YO! Y no sólo este… ¡TODOS LOS MUNDOS! ¡TODA LA CREACIÓN! Si hay alguien, Patrick, quien quiera atravesar el corazón de todos los que existen… ¡ESE SOY YO! 

Patrick se había quedado pasmado. Nunca en su vida había visto tanto odio y tanta ira en una sola persona, y menos en alguien que tenía menos de veinte años. 

—¿Qué demonios causó esto? —lentamente, se fue sentando en su lugar, sin inmutarse ante la violenta reacción del muchacho.

Ben suspiró, pasó sus manos sobre su cabello peinado en una coleta, e intentó relajarse antes de tomar asiento. 

—Mi vida es un total desastre —se rió Ben—. No lo entenderías.

—Háblame de desastres —se bufó Patrick—. Olvidas con quién hablas. El hijo marginado de la familia.

—Al menos creciste en una —le cortó el muchacho. La sonrisa había desaparecido, pero su semblante seguía tomando un tono burlón—. Tú no naciste en la Isla Opuesta, bajo un mundo lleno de tinieblas, con una madre que te abandonó con tal de salvar su pellejo. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.