Tinieblas [pasajeros #3]

Capítulo 41

Haberse movido desde Fort Lauderdale hasta la gran e inmensa Ciudad de Nueva York mediante un barco que sólo era un mito en los puertos fue de lo más extraño que James había vivido hasta el momento, aunque su memoria se redujera a tres días de recuerdos. El Holandés Errante era experto en pasar desapercibido, manaba una serie de capas de neblina al navegar, y así le sería sencillo entrar a la ciudad sin ser detectado. 

Desembarcaron del mismo modo que habían hecho en Miami, en el bote de Lesaro, quién se sintió muy honrado de participar en toda aquella locura.

—¡Si tan sólo pudiera pisar tierra…! —soltó.

El bote de Lesaro atravesó la Bahía Lower en cuestión de minutos, y durante una hora se mantuvo bajo la neblina del amanecer, entrando y avanzando sigilosamente por la Bahía Upper. Finalmente, los dejó a orillas de la misma, para luego desaparecer bajo el agua.

Después de un desayuno apresurado en Battery Gardens, Max se las ingenió para poder pagar la cuenta mediante algunos códigos que filtró en la base de datos de la operadora y así salir sin problemas. Claro estaba, el muchacho afirmó que pagarían sus deudas en cuanto todo aquello terminaba, si llegaba a terminar en algún momento, o si al final resultaban salir vivos de aquella situación.

Mediante las mismas acciones, lograron conseguir nuevas vestimentas. James, Cooper, Han, Max, Dylan y Bill tardaron menos de una hora en conseguir pantalones cómodos, de mezclilla, así como playeras que no llamaran tanto la atención, bajo chaquetas que les fueran de utilidad a la hora de correr. Max, por su cuenta, mantuvo su estilo: un estampado de la Estrella de la Muerte, una gorra de la serie Arrow, junto con unos pantalones azules. 

Dianne y Miranda, por su lado, tardaron poco más de una hora en conseguir nuevos atuendos. Al final, Ambas compraron casi lo mismo: chaquetas de color negro que no llamaran tanto la atención, así como faldas del mismo color que llegaran a medio muslo, con unos vaqueros debajo, de color oscuro. 

—En serio que necesitamos modificar nuestros términos de moda —dijo Max, en cuanto todos se reunieron.

Durante las siguientes horas, nadie supo en concreto hacia donde dirigirse. Ben podía atacar en cualquier momento, y en cualquier lugar. Han comentó que separarse era una buena opción, y que podrían mantenerse comunicados mediante los teléfonos celulares, pero James descartó la idea en cuanto le recordó que se encontraban en una ciudad que, independientemente de sus habitantes, era un mundo de tamaño inmenso en cuanto a calles, direcciones, parques y hasta centros comerciales.

Por fortuna para todos, Owen se comunicó poco antes del mediodía.

Johnson y varios hombres de la MI6 están en Times Square —le dijo a Max en cuanto éste contestó—. Allori está buscando el modo, junto con Chase, de comunicarse con el Ejército, o la Marina, y traer refuerzos cuanto antes. Dudo mucho que Ben tarde demasiado en darse a conocer.

—¿Quién demonios es Chase? —exclamó Han.

—Al menos ya tenemos un punto de partida —dijo James.

El trayecto les llevó más de una hora, y en cuanto llegaron a Times Square, se dividieron a petición de Dylan. En cuanto ocurriera algo, su alianza con Owen les permitiría saber el lugar y podrían acceder a él con anticipación. ¿Cómo vencerían a Ben? Todos dependían de que James respondiera esa pregunta, pero ni él tenía la respuesta. Esperaba que Owen tuviera algún plan loco que pudiera servir de ayuda en un momento así.

Tan abarrotado de gente como en las películas, series de televisión o en los libros, Times Square era magnífico. Anuncios de cualquier mercancía se transmitían en sus enormes e impresionantes pantallas que colgaban de los edificios, así como el enorme murmullo de las personas que se movían de un lado a otro sin parar. Muchos de ellos platicaban entre sí, mientras que otros atendían alguna llamada por teléfono. En varias ocasiones, Cooper vio a más de una pareja tomándose la famosa selfie con el gran recinto a sus espaldas.

—¿Cómo demonios vamos a encontrar a Owen aquí? —soltó Max.

—¿Cómo vamos a encontrar a Ben aquí? —le corrigió James—. Debe de haber algún modo de detenerlo antes de que desate el completo caos.

Aún no recordaba todo al cien por ciento, pero tenía en mente algunas imágenes borrosas de quién era Ben, y qué había sido capaz de hacer. Eso, más las noticias recientes del caos que aún golpeaba y agitaba la ciudad de Londres. Las Tinieblas habían destruido el centro de la capital inglesa, y aún cuando los responsables habían desaparecido, la oscuridad seguía esparciéndose por sus calles. 

Dylan y Bill se dirigieron hacia la cafetería de Starbucks junto con Miranda, mientras que Cooper y Han paseaban entre los grandes tumultos de turistas. James, junto con Max y Dianne, se mantuvieron del otro lado de Times Square, esperando alguna señal que pudiera provenir tanto de Owen y los miembros de la MI6, o del muchacho que quería causar un desastre a nivel global, dimensional y todo lo que eso conllevaba.

—Hay demasiadas personas —observó James—. ¿No deberían acordonar la zona?

—Aún no sabemos dónde atacará Ben —dijo Max, un poco distraído—, puede ser en Central Park, o desde Queens… ¡Queens! ¿Podemos buscar a Peter Par…?

—Siguen siendo demasiadas personas —terció James—. ¿No te preocupa?

—Honestamente, me aterra —fue Dianne quién respondió, a su lado—. Me siento bastante aterrada.

—En cuanto llegue Owen, cambiará la situación —afirmó Max.

—¿Por qué lo dices? —inquirió Dianne.

—Tenemos al líder de la Isla con nosotros —dijo el muchacho—, junto con alguien que pudo haber destruido el Triángulo cuyas manos me provocan fascinación y al mismo tiempo un poco de miedo… Owen completará el equipo junto con los demás refuerzos. Será como cuando se reúnen todos los Vengadores. ¡Hulk llegando en el momento justo!




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