Ella y yo fuimos flores de una misma rama,
como lobo de las noches besé por primera vez sus labios,
como rocío a las hojas de cerezo y flores de amapola,
sentí, que eras mía en cada amanecer de esta primavera.
Ellas y yo fuimos novios en la primavera
y la perdí con el calor del verano.
Ella y yo fuimos más que una mirada,
más que un simple beso y el tiempo voló deprisa,
más allá de las mariposas, más allá de veinte abriles,
más allá del jardín de flores de amapola,
donde el viento vuela y aún aletean dos mariposas.
El viento dibujo su aroma…
En aquel tiempo ebrio lo intentamos
y casi besó sus labios.
Pero sus alas eran ajenas,
la inseguridad besaba a dios sobre el cielo de su boca.
Ahora, renace en esta primavera,
más bella que nunca
y como anzuelo toca mi boca,
reviviendo aquellos tiempos de antes.
Ahora estamos preso de la pasión a distancia,
porque no somos los mismos de antes
y no sé si perderme en la locura,
si doy dos pasos adelante.
Porque nuestra historia está escrita.
Quizás vivamos el romance.
Pero, el destinó nos obliga a olvidarnos de ese instante.
Dedicado a esos amores perdidos que nunca mueren.