Tinta y huellas

31 - Arpa prohibida

Flor de estrella, brilla con envidia apagada.
Pelo rizo, cobrizo, claro intenso de marquesa.
Sabe tocar el arpa celta, los violines, el acordeón
y mis sentidos, como princesa en los montes de eucalipto.

Alardea de belleza, es hermosa como las rosas.
Vestida de colegiada, faldita corta como luna nueva «escocesa»
y los abriles tiernos de primavera entre capullo de rosa.
Aquella lágrima en la acera como tormenta de primavera.

El machar en Escocia, dunas cubiertas de pasto.
Pasto color rojizo, cenizo oscuro, arena clara.
Natural sonrisa suricata esconde la noche, no sea brava.
Canta la media noche como lluvia en los arrabales.

Mirada gótica, ojos mieles, triste como sus notas musicales.
La gaita es su cornamusa en los otoñales mustio.
Y yo grito por el verano rizo de mañanas sin iguales.
Ella sonríe, habla de belleza muriendo por dentro.

Nadie mira detrás de sus ojos como agua dulce del lago Ness.
El águila real renace con la juventud de la noche
proyectada en el infinito, donde,
la luna que llora hace renacer la musa inspiradora.

Entonces, ¿Puedo pintar un soneto sobre la luna?
Miro sus ojos como reflejo del lago Ness, triste azul,
precipitado por sus lágrimas como sirena descamada.
Ayer tuviste enamorada doncella de primavera.

¿Cuántas lágrimas de tus ojos tristes, tristes ojos?
He sembrado la lluvia bajo tu falda
en las montañas del lago Ness.

Como triste chaperón de diciembre a enero,
de enero a diciembre,
sequé cada lágrima con el telar de mis palabras.

Escocia te besó con los besos valientes como cornamusa,
como cantan los ruiseñores por las mañanas de febrero.
He conocido el amor en cada lágrima tuya,
que corre como fiera salvaje, al triste edén del llanto.

Beso su boca grande y labios capullo rosa.
Como un delito de misterio oculto, algún secreto prohibido;
probar galletas de sus labios, jengibre de sus besos,
perfume tierno; botón de abrojo entre junio y julio.

Mi única debilidad, mi pecado, cardo de una sola vez.
Empañada su inocencia por un cerdo blanco.
Ella acaricia mi mejilla, 17 añada y es mía.
Niña de sueños prohibidos,
tienes espinas en las hojas compuestas.

Yo, la bráctea de la inflorescencia veraniega, casi marchito la luna.
Pero brilla con más sol que nunca, que antes.
Preso en un capítulo espinoso donde las flores son hermosas.
Y me siento libre bajo la cárcel de sus manos.




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