Vi un pétalo caer al rio triste y marchitado;
arrastrado por las aguas y los vientos huracanados;
golpeado por fuertes rocas…
Vi un pétalo perderse en el vacío y la melancolía.
Solitario, perdido en un desván frío y fétido.
Allí, yergue fetal entre rocas perdiéndolo todo.
Nadie enjuaga el jugo de sus lágrimas.
Nadie le mira a los ojos.
Nadie, mientras se pierde en la nada.
Vi el lagrimal de un pétalo derramarse
sobre el espacio despejado de espejos infinitos.
Erguido sobre nubes cayendo y cayendo.
Cayendo en el infinito, perdido en laberintos de espinas,
escaso de aire,
cayendo a la profundidad del suelo de los mares.
Vi un pétalo sonreír, levantarse de la nada.
Vi un pétalo volar al cielo alto.
Vi un pétalo que se erguía sobre lomas
como un hermoso árbol.
Vi un pétalo levantarse del suelo frío,
abatido, desmembrado...
Vi un pétalo, un pétalo valiente,
pétalo que bebió la última lágrima de orujo en sus ojos,
al saber que su vida era prestada,
que no le pertenece,
que alguien más importante ahora crece en su vientre.
Dedicado al sutil amor de las madres…