Tinta y huellas

41 - Noctívago

La conocí en el satis nemoroso de un sueño,
en un fárrago de murciélagos gigantes,
sobre el plúrimo de la nada de un castillo.

Aquel sueño también me castigo
y desperté al instante.

Otro sueño volvió, al raquear te buscaba,
quizás buscando sirenas,
un unicornio o una lámpara
y desperté ante de tocarte.

Soñaba dibujarte desnuda,
venusta, aquel sueño me satisfacía,
pero, igual desperté, ante de hacerte mía.

Soñé siendo Orfeo, en busca de Eurídice;
no obstante, pequé sabiendo la historia,
volteé y desperté perdiendo lo gloria.

¡Oh, yactura! con cada sueño
empecé a pensar que jamás te tendría,
entonces dejé de soñar
y en noctívago me convertí.




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