Tirso estaba almorzando, cordero asado con papa salada y piña colada, como acostumbraba. Al terminar empezó a leer el Telesforo.
“Todos los habitantes del pueblo están invitados a junta de acción comunal, que se realizará en el salón comunal a las 2:00 pm...”
A la 2:00 pm Tirso estuvo en el lugar de reunión.
—Otra de mis reses ha desaparecido –exclamó un viejo-, el rastro me llevó hacia la mina abandonada donde viven los Kks.
Los Kks eran una tribu aborigen, que se habían escondido en una mina abandonada, porque no querían que sus hijos fueran raptados, para domesticarlos en conventos de monjas.
—Podría enviar un grupo de mis hombres –exclamó el Comendador- para que le den su merecido a esos renegados.
—Yo conozco la lengua Kk –interrumpió Tirso-, la aprendí con un libro de la biblioteca. Si me dan una semana, podría internarme en la mina y hablar con los Kks.
—Está bien –respondió el comendador-, te daré el tiempo, solo porque espero que te cosan y te coman.
Cuando la reunión terminó, todos empezaron a marcharse Plinio se le acercó a Tirso y le dijo:
—Pásate por mi casa, tengo una lampara de aceite que creo que podría serte útil.