Titanes Abisales: Runas perdidas

4. Ganando músculo

—¿¡HICISTE QUÉ!? —La sargento levantó a Ricardo agarrándolo del cuello del saco. — ¿¡Quién autorizó esto!? ¡Le romperé las malditas piernas!

Esa noche, la sargento confrontó a Ricardo tras escuchar lo que hizo. La conversación no tardó nada en llegar a las manos.

—¡Es precisamente por eso que no puedo decírtelo! —A pesar de forcejear, no fue capaz de soltarse de las fuertes manos de la sargento. — ¡Es por el bien mayor, ¿recuerdas!? ¿¡No es por eso que estamos todos aquí!?

—¡Tch...! —Arrojó a Ricardo haciendo que cayera en su silla. — No me salgas con el discursito, esa niña no tiene lo necesario para salir a alta mar, ¡Es una cerebrito!

—Con una forma titán, no olvides eso. —Se ajustó la corbata mientras se sentaba correctamente. — Valeria puede ayudarnos a recuperar lo perdido por el escuadrón de Mónica.

—Le diré que te enseñe a ti o alguien más a leer ese diario entonces.

—Esta es una misión de bajo perfil ¿Recuerdas? Mientras menos personas involucradas, mejor. De todas formas, ya le pedí que escribiera una guía de cómo descifrar ese diario.

—¿Y para qué tanto secretismo? ¿De quién se supone que nos escondemos? ¿Temes que algún espía de los otros Titanes se robe la información? ¿Que algún mando corrupto haga mal uso de las nuevas runas? ¿Algún hereje de la pre simbiosis revivió y está dando vueltas por ahí? —Su agresivo sarcasmo le terminó por secar la garganta. Vio en los ojos de su viejo amigo preocupación cuando desvió la mirada al escuchar la última pregunta, como si estuviera pensando qué decir. — Hey... ¿Sabes que esa fue una broma, no?

—En su momento, sí. El oyente le preocupaba que se le hiciera un mal uso de esta información, pero ahora... Creo que es momento que sepas algo... —Abrió un cajón para sacar un expediente recién impreso.

La sargento leyó el reporte y vio las fotos con confusión.

—Esto... Esto no puede ser cierto.

—Ojalá lo fuera.

—¡No puede! ¡Es una estupidez! ¿¡Quién en su sano juicio formaría parte de esto!?

El expediente describía el proceso de una redada en una casa abandonada en la capital tras repetidas denuncias de olores y ruidos sospechosos. Los agentes interrumpieron una reunión de un nuevo grupo cultista, arrestando a todos sin víctimas fatales. Las fotografías de la guarida generaron algo de asco en la sargento: Tótems, grabados, estandartes y pinturas. Todas ellas con simbología que ilustraba de forma clara a las sanguijuelas.

Todas ellas con simbología que ilustraba de forma clara a las sanguijuelas

—Este caso nos ha traído una serie de problemas muy serios.

—Un culto a las sanguijuelas... —La sargento dejó el expediente. — ¿Cómo se supone...?

—Así como nosotros encontramos guía en el camino de la serpiente... Ellos la encuentran en las... Sanguijuelas. Todos los sospechosos han guardado silencio desde su arresto, ha sido imposible hacerlos cantar.

—¿Entonces?

—No sabemos qué tan antiguos son, su número de miembros y mucho menos qué tanto se han expandido. —Sacó otros dos expedientes. — La semana pasada tuvimos otras dos redadas. Todas estas incógnitas nos obligan a ser precavidos... Pero con su descubrimiento, ciertos incidentes comienzan a tener algo de sentido.

—¿Te refieres al incendio de hace dos años?

—Son solo teorías. Espero que ahora entiendas mis motivos, además, solo sigo las claras señales del titán.

—¿¡Disculpa!?

—Piénsalo por un momento... Valeria llegó a nosotros de la nada, es capaz de leer el diario de Mónica y tiene una forma titán que nos permite enviarla a las tierras altas, junto a sus conocimientos de sacerdote que ayudarán a recuperar la información mucho más rápido. ¿Tantas coincidencias no te parecen sospechosas?

Rojas no pudo negar lo obvio, eran demasiadas coincidencias como para ignorarlas. Ambos miraron a la pequeña estatuilla del titán en la esquina de la oficina en silencio.

—También iré. —Afirmó la sargento.

—Realmente sería mejor sí...

—No me interesa —Su tono se tornó severo, casi autoritario. — A dónde vaya esa niña yo también iré, si vamos a mandarla al infierno necesitará alguien que la pueda sacar.

Ahora Ricardo no podía contraargumentar, algunas cosas serían más fáciles sin ella en medio, pero la gran habilidad y experiencia de la sargento aumentaría muchísimo las posibilidades de éxito de la operación, aunque reconocía perfectamente ese tono, la terquedad de la sargento en muchas ocasiones era una virtud, pero ahora, quizás...

—No tienes que convertir esto en algo perso...

Iré.

—Puff... De acuerdo, entonces siéntate, Valeria debería volver en un rato con su respuesta.

—¿Todavía no acepta?

—Lo hará... —Regresó la vista a la estatuilla del titán.— Si su fe en el titán es tan fuerte como la nuestra, lo hará.

En ese momento, Valeria estaba en una de las cabinas telefónicas cerca de la entrada, le había dado vueltas al teléfono buscando la fuerza para usarlo, tras casi una hora tomó el teléfono y marcó el número de su casa, el teléfono no tuvo tiempo de sonar, pues le contestaron al instante.

—¡Valeria! —Su padre contestó con un grito. — ¿Eres...?

—Sí, papá, soy yo... ¿Cómo... estás?

—¿¡A qué base te enviaron!? ¡Ya hablé con Bochica! ¡Dijo que aún podemos buscar la forma de sacarte de ahí! ¡Mira, tienes que...!

—¡Espera! Papa... Necesito que me escuches.

El padre guardó silencio dejando a Valeria explicar lo que había pasado, parte de lo que había descubierto, pero sobre todo lo que le habían propuesto. Aunque no pudiera ver su rostro, podía escuchar el ocasional sollozo de su padre en el teléfono.



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Editado: 23.01.2025

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