Titanes Abisales: Runas perdidas

5. Un viaje tranquilo

Se habían montado en un barco de carga pequeño lleno de contenedores de metal, en su mayoría del tamaño de una persona. Los miembros del pelotón soltaron los ganchos de la grúa liberando el barco. Valeria se aferró fuertemente a la barandilla por la turbulencia hasta que la sargento la agarró para llevársela al interior.

—¿No deberíamos tener chalecos salvavidas o...?

—¿Crees que esto es como navegar por el lago? —Carolina dejó salir una risa entre dientes. — Niña, si te caes al mar no hay nada en este mundo que pueda salvarte. Un chaleco salvavidas es innecesario.

—Oh... —La ansiedad regresó al entender que se había montado en lo que sería su ataúd metálico.

Tratando de distraerse, observó las paredes del barco dándose cuenta de que estaban reforzadas. Las Sanguijuelas no podrían atravesar el casco fácilmente, lo que le daba algo de tranquilidad. Se fijó en las agarraderas de cristal a lo largo de la pared, y la sargento, al darse cuenta, se acercó.

—Ven, te enseñaré una cosa. —De su bolsillo sacó un pequeño cristal titán, del tamaño de una moneda. — El poder de cada titán...

—¡El poder de los Titanes gira en torno a un elemento fundamental! Zoé representa el agua y con su poder es capaz de purificar las aguas infectas del mar abisal, haciéndolas potables e irónicamente venenosas para las Sanguijuelas. —Se adelantó en decir con un tono algo robótico.

—Eso... —Nuevamente, le quitó las palabras de la boca. No sabía decir si lo hacía por reflejo o para presumir el hecho de ser una enciclopedia con piernas. Se concentró cargando el cristal con algo de su poder para después arrojarlo a un balde de agua sucia. — Te faltó aclarar que no es solo el mar abisal, sino cualquier agua.

El agua del balde comenzó a hervir hasta que todas las impurezas desaparecieron, volviéndose cristalina, lista para su consumo.

—Esta agarradera está conectada con los cristales pegados al exterior que forman una malla. Cuando nos ataquen, deberás cargarlos para purificar el agua alrededor del barco.

—No deberías decir... ¿En caso de...?

—Es más seguro asumir que lo harán. —El capitán del pelotón Alpha entró a la sala. Se trataba de un hombre corpulento, relativamente joven, caucásico, con cabello castaño corto y con algunos cristales sobresaliendo de su uniforme. — Debes estar preparado para lo peor si quieres sobrevivir aquí.

—Entiendo...

—¿Tú eres esa sacerdotisa con forma titán, verdad? Escuché de ti, un caso insólito. —Se apoyó en la pared acomodándose para unirse a la conversación. — No es por ofender, pero... Una carajita no debería estar aquí.

—No empieces, Luis. —Ordenó la sargento.

—Tampoco estoy diciendo mentiras pues... Nunca pensé verte como sabueso de Ricardo, creí que quedarías en tierra hasta el fin de tus días.

—Las cosas cambian, ahora mismo, tengo otra misión que cumplir.

—La cual involucra a la niña... —Su mirada penetrante hizo que Valeria apartara la suya mientras se escondía detrás de la sargento. — Puff... No me meteré, lo último que quiero es involucrarme con asuntos internos.

—Con que nos lleves al archipiélago es suficiente.

—Faltaría más. —Desvió su mirada a la chica mientras se arremangaba el brazo izquierdo. — Estás en buenas manos, jovencita, bajo mi protección no te pasará nada. —Presumió las marcas de su brazo, hechas con un cuchillo, contabilizaba todas sus expediciones exitosas. Valeria contó 32 marcas.

—¡Llevar algo así da muy mala suerte! —Le reclamó Carolina.

—Mi contraargumento está justo aquí. —Palpó de nuevo las marcas antes de irse.

Al quedarse solas, la sargento le siguió explicando el protocolo y tareas en caso de un ataque. Después, fueron al camarote a ponerse "cómodas", dentro de lo posible, al compartir un espacio reducido con tanta gente. Valeria ocupó la cama al lado de la puerta y sacó su libreta donde había copiado varias páginas del diario de Valeria para repasar.

No sé cómo empezar esto, la verdad. Después de la ceremonia... Todo se hizo cuesta arriba. Me transfirieron a una unidad especial y no sé cómo o por qué, pero la sargento Rojas también dirige esta unidad. ¿Cómo hace para entrenar a tanta gente al mismo tiempo? No sé. Lo que sí sé es que me cogió manía.

—¿Y bien? —La sargento se acercó para poner otro bulto de arena al trineo del que estaba tirando. De por sí, al pasar por el lodo, el trineo se atascaba con algo cada dos pasos. — Te estás quedando atrás.

—¡Lo lamento, señora! —Seguí tirando con toda mi fuerza. Esta era la forma de entrenar para cargar los suministros en el campo.

Valeria bajó la libreta para ver a la sargento, la cual tenía su revólver en mano, pegado al oído, revisando mediante el sonido que el tambor estuviera bien alineado. Al cruzar miradas, Valeria se escondió detrás de su libreta. Ya le preguntaría después por qué era tan pesada con Mónica. Regresó su vista a la libreta.

Mis compañeros... Son los otros elegidos que pasaron la prueba y ¡Por Zoé, son unos fenómenos! Uno es Ricardo, es el típico chico listo, es alto con pelo negro y ojos marrones. Ese tipo no duerme, se la pasa haciendo raros experimentos con el equipo del cuartel. Juntó las piezas de un rifle con las de un revólver para hacer un intento de rifle de palanca, solo para que le explote en mitad del campo de tiro. El otro es Igor, es quien más controla su forma titán y la usa únicamente para quemar cosas. Anoche lo vi encender varios espantapájaros con la cara de cada uno de nosotros. Y por último está Stephanie... Es la tipa que suplanté en la prueba. Al final, sí que era digna. No tengo ni idea de por qué. No han querido hablar mucho conmigo. La forma en la que conseguí mi forma titán no es una buena carta de presentación como te imaginarás. Pero eso cambiará. No sé cómo, pero debo asegurarme de tener una buena conexión con estos fenómenos si voy a trabajar con ellos. Tras soportar la tortura de la sargento, por fin nos iban a dar nuestra primera misión. Íbamos a visitar el archipiélago de Engativá a entregar unos suministros. El viaje fue mas o menos tranquilo, purificamos el agua alrededor un par de veces para espantar a un par de grupos pequeños de esas cosas, ver como se mueven me da bastante asco la verdad, al llegar las tierras altas... La verdad me gustaria describirtelo en persona, aunque no hay mucho que decir la verdad, es peor de lo que imaginaba, el sol hace que me arda la piel y el aire te pica los pulmones. En fin, esta es la parte interesante, en la colonia conoci a una anciana agricultora que me conto algo muy interesante, de una rara cueva donde se acumulaban las sanguijuelas...



#4130 en Fantasía
#5005 en Otros
#656 en Aventura

En el texto hay: fantasia, aventura accion drama, fantasía ficción

Editado: 31.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.