Titanes Abisales: Runas perdidas

10. Ramiriquí

Con el ruido de su alarma, Valeria se levantó de su cama para empezar el día. Se dio una ducha y luego fue a la oficina a buscar algo de café.

-¡Tú qué vas a saber de comida! ¡Ustedes comen hámsters! -exclamó la sargento.

-¡Se llaman cuys y son deliciosos! -replicó Yaya.

Valeria se encontró con la sargento y Yaya discutiendo... de nuevo. Aunque en un principio las peleas eran por motivos razonables, como la organización de los proyectos o los entrenamientos, la cosa se había degenerado bastante rápido.

-¡Es un hámster!

-¡Ustedes le ponen queso al chocolate! ¿¡Quién les enseñó esa asquerosidad!?

Valeria fue con Luis, que estaba junto a la cafetera. Ambos se habían acostumbrado tanto a esas discusiones que ya eran casi ruido blanco en el ambiente.

-Buenos días.

-Hola... -Luis se frotó los ojos. - ¿Ricardo no te ha dicho nada?

-¿Sobre qué?

-Nuevas órdenes. Llevamos dos semanas en espera. Pensé que ya estaríamos discutiendo la segunda misión, por lo menos.

-Supongo que coordinar todo esto necesita mucho tiempo, especialmente si varios titanes se están involucrando.

-Solo espero que no aparezca nadie de Ngai, son muy arrogantes.

Cuando se terminaron el café, Ricardo entró interrumpiendo la pelea.

-Traigo noticias. -mencionó mientras iba a la cafetera a robarse un poco de café. - Los asentamientos del archipiélago se organizaron y ahora todos juntos estudiarán el abismo.

-Entonces oficialmente todos los titanes están involucrados. -supuso Luis.

-Exactamente. Eso complicará algunas cosas, pero facilitará otras. Por ejemplo, uno de los sacerdotes de Kukulkán mejoró la protección que inventaste, Valeria.

-¿¡En serio!?

-Sí, jeje. Me informan que sigue siendo muy doloroso salir del abismo, pero... al menos te da más tiempo antes de desmayarte.

-¡Es un avance bastante bueno! ¡Quizás en unos meses podamos llegar más profundo!

-Y es por eso que Luis y Yaya volverán para coordinar a los equipos. -Dio un sorbo al café. - Irán como los representantes del equipo.

-¿Por qué solo ellos dos? -preguntó la sargento.

-Porque nosotros fuimos convocados por el Consejo del Oyente.

Valeria dejó caer su taza, rompiéndose en el suelo. Escuchar ese nombre la congeló, pero no por temor, sino por emoción.

-Bromeas... ¡¡No bromeas!!

Ahogando un grito, entró al taller para organizar rápidamente todos sus apuntes, proyectos y prototipos a medio terminar para poder llevarlos.

-¡Me tengo que llevar esto! ¡Y esto!

Mientras Valeria daba vueltas, la sargento cerró la puerta para seguir la conversación.

-¿El Oyente nos necesita? No creí que las cosas fueran tan lejos.

-Quizás lo olvidaste, pero descubrir un abismo no es cualquier cosa. El Oyente no quiere leer un reporte, quiere escuchar lo que ocurrió de quienes lo vivieron directamente.

-El Oyente actual lleva cuatro años en el cargo, ¿verdad? O sea, que quizás no esté al tanto de todo lo que pasó con Mónica.

-Cada oyente tiene sus secretos, el asunto del escuadrón Golf era una de ellos.

Discutieron los últimos detalles y, con una breve despedida, un águila de Kukulkán se llevó a Luis y Yaya. A la mañana siguiente, los demás cargaban sus maletas en una camioneta. Luis desplegó un mapa encima del capó.

-Tenemos que llegar a la torre mañana por la mañana. Subiremos por la autopista 34 para llegar al puerto, cruzaremos el río y entonces...

-¡Es como un peregrinaje! -mencionó Valeria, desde ayer que no podía esconder su emoción. - ¡¡No puedo creer que vamos a conocer al Oyente!! -se montó en el asiento de atrás, tratando de apurarlos, dando saltos en su asiento.

-¿De verdad es tan emocionante? -preguntó Carolina.

-¡Por supuesto! ¡Vamos a conocer al elegido de Zoé! ¡El único capaz de escuchar su voz! ¡El guardián de las bibliotecas sagradas! ¡El líder del camino de la serpiente! ¡El mismísimo...!

-¡Sí, sí! ¡Ya lo sabemos! -Ricardo tomó el volante y encendió el motor. - Venga, que tenemos un horario.

Al entrar en carretera, las horas pasaron volando tan rápidas como la brisa. Conducir un vehículo personal era un privilegio que pocos tenían, así que Valeria sacaba la cabeza por la ventana para sentir el viento. Hicieron una pausa en una parada de servicio para estirar las piernas y almorzar. Recargaron combustible junto con los autobuses. Carolina levantó el capo, mostrando el motor eléctrico que usaba cristales titán para funcionar.

-Recuerdo que una vez leí en uno de los libros que recuperamos -divagó Ricardo, trayendo las baterías de la estación.- que los autos del viejo mundo usaban motores de gasolina.

-¿Y eso qué es? -preguntó Valeria.

-Ni idea.

Retiraron los cristales pálidos del motor para reemplazarlos con los nuevos, totalmente cargados, y siguieron su viaje.

-Quizás en los abismos encontremos algo parecido -mencionó Valeria- para reducir el consumo eléctrico.

-¿No se supone que eso ya está presupuestado? Digo, las montañas de cristal suministran energía a las ciudades sí o sí -comentó Carolina.

-Claro, pero si ahorramos energía en ciertos sectores, quizás podríamos invertirla en algunos nuevos. No lo sé, solo divago.

Llegaron hasta el río, donde montaron el auto junto a otros seis autobuses llenos de gente en un barco de carga para vehículos que los ayudaría a cruzar. Valeria vio en los bordes del gran río estaciones hidroeléctricas y pensó en alguna forma de mejorarlas para dar más energía. Tendría que hablar con muchos creadores para poder cumplir ese sueño.

-¿Tomaremos el tren en Ramiriqui, verdad? -preguntó Carolina.

-Ni de chiste, pasaremos de largo y lo haremos en la siguiente ciudad -afirmó Ricardo- Los resultados del censo se publicarán esta semana. La gente está muy tensa. Si lo publican justo hoy, no vamos a poder salir de la ciudad. La gente se rebotará muy feo si no se levantan las sanciones



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En el texto hay: fantasia, aventura accion drama, fantasía ficción

Editado: 18.05.2025

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