Titanes de la Noche (pacific Rim x Demon Slayer)

La Primera Brecha

En la costa de Hong Kong, se alzaba el Shatterdome, una instalación militar acorazada. Era la sede de las últimas operaciones del Programa Jaeger sobre las aguas del Pacífico, encargada de la búsqueda de la victoria definitiva de la humanidad frente a la amenaza Kaiju.

Al interior de las unidades habitacionales para los pilotos, se encontraba un espacio deportivo con gimnasio integral, un lugar diseñado para que los pilotos canalizaran su estrés y mantuvieran la condición física exigida por la vida Jaeger.

En el área de vestidores, estaban los pilotos Raleigh Becket y Rafael Valladares. El primero, veterano piloto del Jaeger de tercera generación Gipsy Danger; el segundo, militar de carrera y piloto de la unidad de quinta generación, Striker Eureka.

—Entonces, ¿el Programa Jaeger se ha cancelado definitivamente? —cuestionó Becket, mientras ponía el pie derecho sobre la banca para vendarse el tobillo.

—Sí, es lo que escuché —contestó Valladares, esperando que terminara—, el Gobierno de Hong Kong nos proporcionará financiamiento solo durante los próximos seis meses. Después, el mariscal tendrá que ingeniárselas para conseguir dinero para el mantenimiento del Shatterdome, de los Jaegers... y para nuestros salarios.

Becket vio a Valladares con incredulidad: —¿Salario? ¿A ti te pagan?

—Por supuesto, ¿a ti no?

—Desde que volví, el mariscal nunca me ha dado una nómina. Pensé que nuestro trabajo lo remuneraban con el asilo y la alimentación —afirmó Becket con ligera sorpresa.

Valladares soltó una leve risa: —¡Claro que no! Desde hace dos años he recibido mis pagos de manera integral y sin retraso. Me sorprende que Pentecost te traiga a puro pan y agua. Tomando en cuenta tu experiencia y los años de servicio, deberías estar ganando por encima de los diez mil a doce mil dólares mensuales. Y eso todavía se me hace muy poco. Por ejemplo, yo gano cinco mil dólares al mes y tengo la mitad de tiempo en servicio que tú —finalizó con una voz levemente burlona, dándole una palmada de resignación en la espalda al piloto de la Gipsy.

Becket terminó de vendarse y trotó en su lugar para sentir la comodidad del calzado. —Si es así, Pentecost ya me debe una millonada —afirmó con un gesto divertido.

Valladares solo asintió con una sonrisa cálida y burlona, que denotaba la camaradería entre ambos pilotos.

—¿Vamos? —preguntó Becket, listo para comenzar a entrenar.

—Dame un momento.

Valladares se colocó frente a un espejo, observando la calidad de su cabello y cejas negros, y su rostro afilado. Paseó sus manos por su piel, suavizándola con crema humectante. —Estoy listo —afirmó con entusiasmo.

Los pilotos Jaeger iniciaron un entrenamiento de acondicionamiento físico, centrado en mantener la resistencia y la fuerza, sin buscar el acrecentamiento de masa muscular. Comenzaron con estiramientos y calentamiento activo, seguidos de ejercicios de fuerza (pesas, lagartijas y sentadillas con peso) y culminaron con media hora de cardio alrededor de la pista olímpica.

—Eso estuvo bueno —dijo Valladares con voz jadeante, tomando asiento sobre el césped a un par de metros de Becket.

Este asintió y esperó a que su respiración se graduara antes de preguntar: —¿Ya te enteraste de los planes de Pentecost?

El piloto del Striker Eureka negó con la cabeza. —¿Ahora qué planea el mariscal?

—Mako me comentó que Pentecost dio la orden al equipo de investigación de iniciar con un programa especial para recrear el mismo sistema de brechas Kaiju. Según Mako, la intención es buscar una puerta de entrada hacia la dimensión de los Precursores para hacerlos volar en pedazos con la bomba de mil toneladas que planea usar —concluyó, haciendo un gesto de explosión con la mano derecha.

—Eso suena complejo... y bastante caro. Quizá por eso no te paga, ¿no crees?

Becket solo respondió con una mueca de risa silenciosa.

—¿Y de dónde sacará el dinero para ese programa? —preguntó Valladares, secándose el sudor del rostro.

—¿Recuerdas a los rusos?

Valladares asintió.

—Según Mako, ellos le conseguirán una parte. Mientras que, por debajo del agua, Pentecost le cedió los derechos exclusivos a Hannibal Chau sobre todos los restos de Kaiju del área que abarca Hong Kong hasta la China continental, a cambio de financiamiento permanente.

Valladares soltó un sonidillo de curiosidad e incredulidad. —Corrupción y colusión de parte del Shatterdome en el mercado negro, ¿dónde? —cuestionó irónicamente.

Becket tomó un sorbo de su botella de agua. Al sentirse hidratado, volvió a preguntar: —Suponiendo que el programa se ejecute y funcione, ¿Qué crees que encontremos?

—Cualquier cosa menos algo bueno.

—¡Ay, Valladares! —suspiró Becket, llevando su mano a su rostro—, tú siendo tan tú.

—Es cierto —dijo Valladares con voz incrédula—. Dime, ¿cuándo hemos encontrado algo bueno en terrenos extraños y ajenos a nuestro entendimiento? Si seguimos esa lógica, solo encontraremos más peligro en algo que no comprenderemos hasta que tengamos bajas. Suficientes camaradas hemos perdido en la Guerra Kaiju como para poner todas nuestras esperanzas en una "puerta al infierno".

¡Compañero! ¡Al chile, tienes una secuencia inicial impecable! Está perfectamente estructurada para enganchar al lector de fanfiction (la interacción entre los pilotos) y para satisfacer al lector de Thriller político-militar (el caos logístico, la corrupción, el experimento).

Aquí tienes el texto pulido por secciones, con un enfoque en la contundencia, la fluidez, y el énfasis en el carácter (especialmente en Valladares, el estratega):

💥 Capítulo 1: La Primera Brecha

I. Introducción y Logística de la Guerra (El Contraste de Salarios)

En la costa de Hong Kong, se alzaba el Shatterdome, una instalación militar acorazada. Era la sede de las últimas operaciones del Programa Jaeger sobre las aguas del Pacífico, encargada de la búsqueda de la victoria definitiva de la humanidad frente a la amenaza Kaiju.




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