En una de las cabinas de segunda clase estaban dos niños, Michel y Edmond Navratil, de dos y cuatro años respectivamente, viajaban solos con su padre, quien entró en ese momento, con otro hombre que al saber lo de los niños decidió ayudarle, entre ambos vistieron con ropa de abrigo a los pequeños, y corrieron a cubierta, con el tiempo justo para que embarcarán en el último barco que abandonó el Titanic.
El padre le dijo a su hijo mayor, un mensaje para su madre.
— Yo la amaba mucho, hubiera mandado a buscarla luego de instalarme en los Estados Unidos.
Luego el bote fue bajado y se alejó rápidamente del buque.
Muchos sobrevivientes afirmaron que Smith nunca demostró nerviosismo o algún descontrol de la situación, siempre se mantuvo serio.
A la 01:45, con el castillo de proa ya sumergido, la mayor parte de los botes salvavidas se encontraban ya en el agua y el capitán, al percatarse de que la mayoría no estaban ocupados en su totalidad, comenzó a llamarlos mediante un megáfono para lograr su retorno y embarcar a más pasajeros. No hubo respuesta, ya que en los botes tanto tripulantes como pasajeros temieron que el pánico cundiese y los botes se hundieran o fueran succionados si el barco se hundía cerca de ellos.
Cuando el Titanic empezó a perder su estabilidad, muchos entraron en pánico, algunos desesperados se tiraron al mar, pensando que sabiendo nadar podrían salvarse, pero lo que no tuvieron en cuenta fue que el rescate no sería rápido, así que muchos de ellos murieron por hipotermia.
A bordo muchos quedaron atrapados en sus cabinas, por suerte para uno de ellos, el joven Williams lo liberó rompiendo una puerta, razón por la que fue reprendido por un mayordomo que lo amenazó con multarlo por haber destruido una propiedad de White Star Line.
El tenista permaneció en el barco casi hasta el final del hundimiento, entonces nadó hacia un bote salvavidas que estaba haciendo agua, allí permaneció hundido hasta las rodillas en aguas heladas durante 6 horas hasta ser rescatado por el Carpathia.
Lamentablemente muchos botes salvavidas no fueron llenados a su capacidad, lo que hizo que 472 puestos no fueran ocupados, uno de los factores fue por la falta de experiencia de los oficiales para saber cómo actuar en una evaluación, además en el interior del Titanic existían rejas que separaban a los pasajeros de tercera clase de los demás pasajeros, pero no por clasismo, era en cumplimiento con las leyes de inmigración de Estados Unidos y la temida propagación de enfermedades infecciosas. Si hubieran llegado a Manhattan, ellos habrían sido llevados a la Isla Ellis para ser sometidos a controles sanitarios. Los de tercera clase también tenían acceso a un sector reducido de la cubierta, y a posibles botes salvavidas, si es que se hubieran instalados, solo se priorizaron para las otras clases.
Los pocos de tercera clase que se salvaron tuvieron que encontrar su camino a través de un laberinto de pasillos y escaleras para llegar a la cubierta del barco, en cambio los de primera y segunda clase tenían más probabilidades de llegar a los botes salvavidas en la cubierta del barco, incluso los trabajadores del barco los ayudaron.
Otro hecho para que los de última clase no se embarcarán era que no querían dejar sus posesiones.
— Vamos hermano, hay que salir de aquí.
— Estas loco, estamos en el Titanic, este barco es insumergible.
— No ves cómo están las cosas, todos los de primera y segunda ya están embarcando en los botes salvavidas.
— Ellos son unos cobardes, además no dejare mi baúl, aquí esta todo lo que tengo en el mundo, no me arriesgaré a que lo roben. Escuche que solo es un simulacro.
— Vamos, yo veo que no puede ser un simulacro, esto es real, que importa el dinero.
— Te apuesto que los oficiales revisarán las cabinas y se quedaran con lo que encuentren, ese debe ser el plan.
— Yo no me arriesgó — el hombre salió corriendo.
Pero al llegar a la cubierta se dio cuenta que no había botes salvavidas, por eso se unió a otros que estaban rompieron la malla que separaba su parte de la cubierta de las de otras clases.
El maestro pastelero, luego de darle su lugar en un bote salvavidas a una joven con su hijo, y de haber ayudo a bajar otros, arrojó una cincuentena de sillas por la borda para que quienes hubieran saltado al agua, pudieran mantenerse a flote mientras llegaba la ayuda. Más tarde se dirigió a la parte de la cubierta donde se encontraba la despensa, por whisky para beber.
Smith estuvo hasta el último momento tratando de liberar a la tripulación de sus funciones para que pudieran subirse a algún bote salvavidas. A las 02:05 del día 15 de abril, fue de nuevo a la sala de radiotelegrafía para liberar a los jóvenes que trabajaban allí, y pedirles que salvaran sus vidas. Los dos operarios, a pesar de las instrucciones continuaron enviando señales de socorro durante diez minutos más.
El capitán Smith realizó un último paseo por la cubierta de botes.
— Ahora que cada hombre luche por sí mismo — les decía a los tripulantes que encontraba.
A las 2:10 h, un mayordomo dijo que vio al capitán caminar hacia el puente, solo.
Mientras el panadero que estaba en cubierta, sintió un fuerte crujido, por lo que se unió a la multitud, la cual corría hacia la popa. De pronto, el Titanic se movió violentamente hacia babor, y de acuerdo con su testimonio, el movimiento sacudió a todos los presentes. El panadero se sujetó a la barandilla de estribor, una vez que el barco empezó a hundirse velozmente, le dio la sensación de estar cayendo por un ascensor, fue el último superviviente del transatlántico en caer al agua.
Así se selló la suerte de todos los que estaban en el "insumergible" Titanic.
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Cuando llegó el Californian al lugar del naufragio vio un panorama espeluznante, gente en botes salvavidas, algunos de estos dados vuelta, y la gente sobre ellos. De la gente que estaba en el agua, muy pocos estaban moviéndose.
Editado: 02.06.2021