Respire a medias y entrecerre los ojos. Despúes solté mi tercer estornudo de manera silenciosa y volví a contemplar hacia adelante.
Ellen estaba ahí, hablando con un doctor de cabecera, él era muy amigo de mi padre quien ahora se creía con la suficiente autoridad como para reemplazarlo, imaginaba que por eso me sentía totalmente incomoda con él, igual, Ellen seguía hablando con él después de haberme soltado el tremendo sermón de “te lo advertí”.
Yo estaba acabada, más que literal. Solo seguía viva porque ellos tenían insistencia en eso, así como también por aquel muchacho que había decidido salvarme, nada menos que mi compañero. La vida era tan ironica.
Nyle también conversaba y sonreía junto a dos enfermeras jóvenes y bonitas que parecían conocerlo, él al otro lado de Ellen, me sentí molesta por ello.
Estornude por cuarta vez y tanto Nyle como Ellen giraron a verme dejando en el olvido sus conversaciones.
—¿Estás bien?. —pregunto Ellen y asentí quitándole importancia.
—¿Estas resfriada?. —pregunto ahora Nyle por lo que negué con la cabeza. Él me estaba irritando con sus reparticiones de sonrisas a doquier.
—Quizá debería de darle otra revisión. —hablo el doctor.
—Es solo la magia. —explique.
—¿Magia?.
—Sí, no estoy acostumbrada a ella. —y Ellen frunció el ceño antes de girarse a ver al doctor.
—Es que Lesa no ha estado en nuestro mundo por mucho tiempo.
—Con todo el respeto del mundo gobernador, eso no explica su falta de costumbre, es decir, ella ha debido de estar practicando con su afinidad.
—Eso… es un poco complicado de explicar. —volvió a hablar Ellen,
—¿Puedo irme? Me siento enferma de solo estar en este lugar. —y observe a las dos enfermeras dándome una cruda mirada antes de levantarme, obligándolas a retroceder.
—Te acompañare. —volvió a hablar Nyle.
– No, gracias. —hice hincapié en la última palabra y de manera adolorida, caminando como una zombi, salí de la blanca habitación.
Nyle volvió a decir algo y oí a Ellen despedirse pero fueron las voces de las enfermeras al reírse de algunas palabras de mi compañero las que me irritaron aún más.
Nyle no podía saberlo y mucho menos ellas, de hecho, yo era la única que sabía de ese vínculo que me estaba matando por esconder, enterrar, pero era difícil, era magia antigua y era imposible de luchar contra ella y eso… eso era culpa del mandito caldero.
Ellen me alcanzo y murmuro algo que no entendí porque estaba tan distraída insultando al caldero u otras cosas como para prestarle atención por lo que no insistió y me acompaño hasta mi habitación tomándose la libertad de inspeccionarla.
Sin magia, como yo quería.
Deje que el alivio me recorriera la espalda cuando mi cuerpo cayo pesado contra la cama, pero entonces note otra gran cosa, una que no recordaba haber visto nunca en la cara de Ellen.
Él estaba demacrado, aun con su brillante sonrisa pero tenía un tenue color antinatural debajo de los ojos y ellos mismos lucían un poco rojos además de que su ropa estaba ligeramente desarreglada.
—Por eso te advertí de que te mantuvieras en forma —hablo viéndome en la cama y girándose a contemplar la gran colección de perfumes, lociones u otros artículos de belleza sobre la cómoda—. Wow, no has abierto ninguno.
—No me gustan. —respondí y cerré los ojos.
—Deberías de comenzar a cuidarte Lesa, quizá si te dieses el tiempo para eso…
—O el tiempo para entrenarme, ya lo oí las primeras diez veces Ellen, simplemente no quiero.
—Pequeña niña rebelde —suspiro y se sentó al lado de la cama—. ¿Cómo está tu cuerpo?
—Muerto.
—¿Y cómo lo llevas? Con todo esto, me refiero…
—Es difícil ser evadida, constantemente me están viendo y eso es molesto.
—Eres una Noite después de todo. —apreté los labios con fuerza y cambie de tema.
—¿Cómo estás tú? No luces muy bien.
—Solo estoy preocupado por ti.
—Mentira —contradije—. ¿Tiene que ver con la guerra?
—Oh Lesa —él me observo a los ojos y apretó fuertemente los puños sobre sus pantalones negros—. No quiero que estés preocupada por eso…
—Entonces si es la guerra.
—Lesa…
—¿Sucedió algo malo? ¿Pasaron tus tropas?
—No son mis tropas —suspiro— son las de Mageia y no, no les pasó nada malo pero han desaparecido del mapa, no podemos verlos en lo absoluto. Imagino que algún potador de Ajabu que esta interfiriendo, quizá sea muy poderoso para mantenernos desorientados.
—¿Hay algo que pueda hacer?. —ni siquiera sabía porque había preguntado porque en realidad debía de importarme mucho porque ver al poderoso Ellen preocupado solo traía cosas malas en que pensar y todo lo que él debía de estar soportando, simplemente yo había actuado sin pensar.