Titanium Heart

CAP. 10. EL BESO DE UNA DAMA

Me contemple en el espejo y fruncí el ceño, yo en definitiva había cambiado y eso me estaba molestando mucho.

Hace tres días que había comenzado a llamar la atención no solo por los colores de mi casa, sino también por la apariencia que mostraba la última Noite.

Ellen había llamado esta mañana sorprendido y me había preguntado si planeaba quedarme en casa todo el día, yo le había respondido que sí porque no tenía para nada ganas de salir en el Solsticio de verano, ya que según nuestra tradición, los favorecidos por el sol tenían todo el derecho del mundo para tratar de conquistar a las damas de diferentes casa, no solo una, sino muchas más.

En conclusión, era una noche en donde se celebraba la coquetería y el “compartir de la magia”, nada más que palabrerías para excusar a los chicos y chicas que buscaban acostarse con más de una persona en una sola noche.

“Todo por el bien de la magia”

Bueno. Igual, le dije a Ellen que no iría aunque en el fondo no estaba molesta realmente con ello, sino con mi compañero, un Diena, quien podría estar por el caldero sabe dónde haciendo muchas cosas para el bien de la magia.

Lo admitía, yo admitía que poco a poco mi cordura parecía ir cediendo porque pensaba todo el día en él, aunque el pensamiento estuviese enterrado en mi cabeza, pero seguía ahí, como un molesto recordatorio.

Quería llorar en serio por ello.

—¿Qué haces Lesa?. —y apreté fuertemente mis labios al levantar la mirada y contemplarlo a través del espejo.

—Luces bien Ellen. —hable y sin embargo él no rio.

—No te hagas a la tonta, ¿qué estás haciendo Lesa?

—Contemplando mi belleza en el espejo. —respondí aun tratando de bromear de manera fríbola.

—Sabes que no me refiero a eso.

—Ellen —fruncí el ceño y después de un minuto de concurso de miradas cedi—. ¿Tanto te molesta que participe por tu mano en matrimonio?

—¿Es eso lo que en verdad estás haciendo?. —pregunto y me quede callada esperando que como siempre, él se contestase a si mismo pero no lo hizo, Ellen guardo silencio.

—Estoy participando por la mano del gobernador, sí, eso estoy haciendo.

—Del gobernador. —rio seco y después se pasó las manos por su cabello enviándolos en un desastre llamativo.

—¿Por qué estas molesto Ellen?

—¿Por qué? —él bajo la mirada hacia las cremas en mi tocador, todas intactas, cosa que le molesto aún más—. Quizá porque la última Noite está participando por mi mano en matrimonio, “mi” mano. ¿Lesa, no sabes lo que significa?

—Tengo una idea de lo que significa. —respondí.

—No la tienes. Tu eres una gema, la más hermosa de todas y ellas, todas ellas tratarán de destruirte, ellas… Lesa, antes se han confirmado muertes. Es más difícil ser esposa del gobernador que ser el próximo.

—Lo sé —y me levante— y creo que piensas que soy débil Ellen, ¿o me equivoco?

—Te conozco y conozco tu fuerza y se…

—No sabes —murmure y coloque mi mano en su hombro— o finges no hacerlo. Además, no estas molesto por eso en realidad.

—¿Por qué otro motivo estaría molesto?

—No lo sé… no soy tú, Ellen.

Me aleje hacia mi cama y contemple con detenimiento las venas azules en las uñas de mis manos que poco a poco se extendían hacia mis dedos, todos en mi piel traslucida.

La tarde iba llegando y con ello el hambre pero aun así, a pesar de que sabía que mis chispas habían preparado un festín para mí, no pude lograr abrir mi apetito porque yo tenía miedo de lo que descubriría pronto porque todos hablarían de mi compañero después, todos comentarían con quien lo habían visto, en donde lo habían visto, y después… después, no sabría cómo actuar.

Era una cosa estúpida el sentirme de aquella manera pero con el tiempo que pasaba aquí, poco a poco me iba dando cuenta de los sentimientos que pensaba haber perdido.

—¿No lo estás haciendo por aquella reunión de matrimonio?. —pregunto Ellen y yo no respondí, aunque casi reí por ello.

—Bueno, tiene parte de la culpa, pero más que ello, quiero demostrar el poder que poseo, además de detener esta estúpida entrevista. —complete.

—Bien, entiendo eso —bajo la cabeza y volvió a hablar sonriendo—. Por cierto, estas bonita. Ya sabes, has cambiado y todo eso. —se rasco el cuello sutilmente pero luego bajo las manos nervioso.

—¿Tú crees? —sonreí y después pase mis manos por mi cara consciente de ello, Ellen se había dado cuenta—. Es gracias a Alma, ella hizo algo más que curarme.

—Si, puedo notarlo. Este también es un motivo por el que vine —se aclaró la garganta—.  Necesitaba ver que tan cierto eran esos rumores sobre la última Noite, y después… quería saber la verdad detrás de tu decisión de competir por mi mano.



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En el texto hay: romance aventura, destinos enlazados, magia

Editado: 17.01.2020

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