Titulares Del Corazón

Capítulo 4

Ethan

La mañana llegó, como todas mis mañanas ahora, en el apartamento, en silencio, algo que todavía no me acostumbraba a agradecer. Era el tipo de silencio caro que no se encuentra en cualquier sitio. Mi nuevo loft de un ambiente cerca del campus de Highland High era minimalista, con paredes de hormigón a la vista y ventanales que prometían una vista espectacular de la ciudad... si es que me dignaba a abrir las cortinas.

Me desperté antes de que el sol decidiera que era un buen momento, un hábito que me había sido inculcado a golpe de jet lag y expectativas paternas. Alistair Thorne no creía en las alarmas, creía en la disciplina. Cosas que odiaba y agradecía, no sabría como explicarlo.

Me levanté y me puse una bata de seda. No era una pose, era lo que tenía. Desayuné solo en la barra de la cocina, frente a una vista de 180 grados de la ciudad. Un café negro tan fuerte que casi picaba y un plato de frutas. Agradecía esa soledad.

Un privilegio que dependía de un hilo. La frase era el mantra de mi existencia. Mi padre, Alistair, siempre se aseguraba de que lo supiera: este apartamento, el coche, el chófer... todo era una tregua, no una concesión. Una parte de mi castigo, y a la vez, una prueba. Cada mañana, al verme al espejo, recordaba el silencio de Amelia y el frío, estúpido pánico que me había hecho tomar el timón. Si volvía a “desviar” mi trayectoria, sabía que volvería a mi vida anterior en un internado militarizado en el otro extremo del mundo. Cerré los ojos un instante. En la oscuridad, siempre veía las luces del muelle acercándose demasiado rápido.

El chófer, un tipo silencioso llamado Max, me esperaba abajo. El viaje al campus no duró más de diez minutos, pero para mí era un acto de rendición diaria. Cruzar el umbral de Highland High no se sentía como una oportunidad; todo lo contrario.

Mis primeras clases fueron un letargo de excelencia predecible. Historia, Literatura, y una clase avanzada de Ética que, francamente, era la mayor burla de todas. Alistair había comprado mi camino de regreso a la normalidad, pero no podía comprarme el interés. El único punto de fricción, el único desafío que valía mi tiempo, y el único que mi padre vigilaba con lupa, era el maldito periódico. Lo odiaba. Él me hacía odiarlo.

Y entonces Chloe, aparecía en mi cabeza. Podría jugar con ella, destrozar su pequeño mundo de titulares correctos hasta que me aburriera, y volver a reconstruirlo si así lo quisiera. Un juego, sí. Pero ni siquiera ese trofeo menor prometía una verdadera emoción, y mucho menos una que justificara el martirio de tener que respirar el mismo aire opresivo por un maldito año. ¡Maldición!

En el pasillo, Blake y Tinsley me interceptaron con la eficiencia de un comité de bienvenida. Blake, con su sonrisa de comercial de pasta de dientes, y Tinsley, con el brillo inconfundible de alguien que sabe que su apellido abre cualquier puerta.

—Ethan, te perdiste la clase de debate —dijo Tinsley, acomodando un mechón de su cabello perfecto mientras se acercaba peligrosamente—. Sin ti, todo es muy... tranquilo.

—Tranquilo es una palabra educada para aburrido —repliqué, dándole justo el pie que esperaba. Me apoyé en mi casillero, dedicándoles toda mi atención por un segundo.

Tinsley sonrió, entendiendo que había conseguido mi interés.

—Podemos arreglar eso —terció Blake, más directo—. Oye, Tinsley no puedes faltar a la fiesta en el lago este fin de semana. Mi padre no está, así que será épico. Sin reglas. Ya sabes…

La oferta era más que tentadora. Era un rito de iniciación y, más importante, una noche libre. Un ambiente de “sin reglas” era la única regla que valía la pena seguir.

Tinsley se inclinó, su perfume dulce e invasivo. Su mirada me decía que ella era parte del paquete de “sin reglas”.

—Una fiesta en mi honor... pensé que era una broma —dije, sintiendo la sonrisa juguetona ascender a mis labios. Era mi papel, al fin y al cabo—. Por supuesto que iré. No decepcionaría a la Alta Sociedad de Highland por nada. ¿A qué hora debo reportarme para la ceremonia?

Tinsley y Blake intercambiaron una mirada triunfal. Había sido fácil.

—Te enviamos la ubicación exacta y la hora de inicio —respondió Blake, sonando aliviado.

—Excelente. Asegúrense de que haya champagne decente. Y de que la música sea lo suficientemente fuerte como para que no se escuche mi cinismo —respondí, y me alejé con un movimiento de cabeza.

Los ignoraba como personas, sí. Su previsibilidad social me aburría mortalmente. Pero una fiesta “sin reglas” en la que yo era el invitado de honor no era algo que Ethan Thorne se perdería. Representaba un pequeño y necesario acto de rebelión en mi exilio.

Entré al salón de Comunicaciones. El periódico escolar, el olor a toner y cafeína rancia era particular, y estaba lleno de esa energía neurótica que solo puede generar la ambición desmedida. Y justo en el centro del caos, estaba ella. Chloe.

Estaba sentada en su escritorio, rodeada de pilas de periódicos, su chaqueta entallada perfectamente ajustada, como si cada pliegue de su uniforme fuera un argumento. Levantó la vista cuando entré, y sus ojos me fulminaron con fastidio y una pizca de algo que yo reconocía: respeto a regañadientes.

Me dirigí al tablón de anuncios, justo al lado de su escritorio. Bastó esa mirada cargada de juicio para sentir la náusea del aburrimiento. La vi, tan rígida, tan correcta, y la idea de dinamitar su orden me pareció, de pronto, la única manera tolerable de pasar la tarde. Jugar con Chloe, verlo todo arder en su pequeña oficina, era casi un servicio público a mi propia cordura. Ese iba a ser mi entretenimiento: convertir su respeto a regañadientes en una furia absoluta. —El titular es aburrido, Chloe —dije, sin saludar, señalando con un bolígrafo la cabecera ya impresa del último número.



#1793 en Novela romántica
#590 en Otros
#253 en Humor

En el texto hay: humor amor, egocéntrico, química explosiva

Editado: 14.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.