Titulares Del Corazón

Capítulo 5

Chloe

El periódico es mi santuario y nadie puede quitármelo. Aquí no hay rastro del aburrido aroma a cera pulidora que impregna los pasillos de Highland. En su lugar, el aire está cargado con el inconfundible aroma salado de las papitas que Maya trae siempre. Es un caos glorioso, un contraste violento con la perfección del resto del campus. Aquí puedo quitarme la armadura por un rato.

Entré en la redacción, y la pregunta de Ethan era un zumbido bajo la piel, un pensamiento molesto que no me dejaba en paz: “¿Qué sabes de la renuncia repentina del profesor de Historia Antigua, el señor Davis?” Me dirigí directamente a mi escritorio, ignorando el resto del mundo. Necesitaba sumergirme en el trabajo para acallar la alarma roja que Ethan había encendido en mi cabeza.

—¡Chloe! Llegaste tarde, casi me como tu porción de cheddar —dijo Maya, mi editora de noticias y mi ancla de realidad. Estaba sentada sobre una pila de ejemplares, su uniforme perfectamente planchado, pero llevaba una bufanda de lana colorida envolviendo el cuello, un toque bohemio que desafiaba el gris del día. Me ofreció una bolsa de papas.

—Gracias, pero no puedo. El tartán no perdona. —Me senté. —Necesito el borrador de la página de opinión de la Sra. Albright en diez minutos. El deadline es... ¿dónde está Lucas? Mi tableta está fallando.

Justo en ese momento, la voz profunda de Vale cruzó la sala desde la esquina de diseño. Vale, es la mejor editora de fotografía, su personalidad fresca llena de empatía trasformaba el periódico de colores y energía. Llevaba el uniforme, pero compensaba con unos aros hermosos de color turquesa y un labial rojo intenso que convertía la formalidad de su chaqueta en una declaración.

—¡Chama, te juro que ese hombre te da un patatús cada vez que lo ves! —exclamó, sin filtro, mientras ajustaba el enfoque de su cámara. Esa jerga tan de ella, me hacía reír internamente cada vez, porque sonaba tan ridículamente dramática, y a la vez, tan cierta. —¿Qué hombre? —pregunté, aunque sabía la respuesta.

—¡El niño nuevo, Ethan! —intervino Jake, mi editor deportivo, quien simplemente parecía un atleta en un uniforme de tartán. Era el más relajado del grupo—. Es que hasta en la forma en que te mira hay drama. Es bueno, Chloe. Mi columna está on fire esta semana. ¿Viste los pases que hizo en la práctica de lacrosse? ¡Sick!

—No es drama, es un obstáculo —repliqué, irritada.

Pero antes de que pudiera continuar mi queja, Vale se acercó, apoyando sus manos en mi escritorio.

—¡Ay, no, Chloe! ¡Pero por favor! Es un obstáculo para tus ganas de ignorar que es absurdamente bello y tiene ese aire de que te va a invitar a robar una bandera de un edificio, ¿sabes? Lo vi en el pasillo, su pelo castaño desordenado, esos ojos... y el traje le queda ¡divino! Te digo que, si no fueras tú, yo lo ficharía para mi fondo de pantalla.

—¡Oye, no seas amargada! Es el último año, Chloe —insistió Vale, haciendo un gesto dramático—. Tenemos que preocuparnos por la Fiesta de Fin de Año y el Baile de Invierno, no por quién tiene el ego más grande. La vida no es solo Proyectos, Universidades y el Ivy League. Míralo bien.

—¿Mirar a qué? ¿A mi próxima distracción? —espeté, volviendo a hundir la nariz en mis papeles.

—¡A tu próximo desastre, tonta! —corrigió Vale, dándome un codazo que me obligó a levantar la mirada—. No tienes que casarte con él, solo romper un par de reglas. En serio, la tensión entre ustedes podría encender el campus. Por una vez, solo por una noche, ¿no te gustaría dejar de ser perfecta y ser solo una chica que se deja llevar? —Vale hizo un gesto amplio en el aire con la mano, como si acabara de escribir una línea en mayúsculas sobre la pared. —¡Imagina esto, Chloe! “LA EDITORA EN JEFE PIERDE EL CONTROL CON EL CHICO MALO DE LONDRES.” Podrías tener una de esas historias épicas de amor o, qué diablos, una aventura ardiente, algo divertido para contar a tus nietos.

—Ya tengo suficientes titulares que controlar, y no gracias, claramente no es algo de lo que les hablaría a mis nietos —murmuré, pero tuve que admitir que la imagen era… molesta.

—La vida es lo que yo haga que sea, y eso es conseguir esa beca —dije, más para mí que para ella.

En ese momento, Lucas se materializó a mi lado. Llevaba el uniforme bajo una sudadera simple de color gris —su versión del hoodie— y sus gafas de montura gruesa. Lucas, mi webmaster, siempre era silencioso, un genio técnico, amable, y uno de mis mejores amigos.

—Tu tableta... le borré el bug del lag —murmuró, su voz apenas audible. Extendió la tableta con las manos temblando ligeramente.

—¡Lucas, eres un salvavidas! Gracias, de verdad. —Le di una sonrisa brillante, que lo hizo ruborizarse.

—De nada, Chloe. —Lucas apenas podía mirarme a los ojos, pero reunió el coraje para lanzar una indirecta—. Escuché que el Thorne ese va a la fiesta del lago de Blake este fin de semana. Parece el tipo de persona que se divierte mucho.

Jake, captó la tensión. —¿Estás celoso, Chen? Tira un pass y olvídate.

Lucas se encogió de hombros, su expresión se hizo un poco sombría. —No. Solo creo que la gente debería juntarse con la gente que... que vale la pena.



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En el texto hay: humor amor, egocéntrico, química explosiva

Editado: 14.10.2025

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