Titulares Del Corazón

Capítulo 12

Chloe

El amanecer había llegado sin siquiera darme cuenta y con ello el cansancio que se cernía sobre mi cuerpo. El cielo se teñía de un gris pálido mientras el aire frío de la mañana me pegaba en el rostro. Winston, aunque débil, estaba mucho mejor; se había puesto de pie, aunque de forma tambaleante, con los antibióticos corriendo por su sistema. El Profesor Davies nos había ayudado a cargarlo en su viejo sedán, escondido bajo una manta.

—Es aquí donde me despido —dijo Davies, con la voz ahogada, mientras aparcábamos a una manzana del campus.

Davies se inclinó y acarició a Winston por última vez.

—Pórtate bien, viejo amigo —susurró. Luego miró a su alrededor, nervioso, y se dirigió a mí, con los ojos llenos de lágrimas, de gratitud y culpa—. Chloe. Eres mi única preocupación. Lo que hiciste... Tu futuro académico. Por favor, cuídate. No le des a Thorne una sola razón para usarte.

—Ya le di una razón —murmuré, sintiendo el peso de lo que ya sabía.

Davies asintió, su rostro se volvió un mapa de tristeza. Me abrazó con brusquedad, un gesto impropio de un profesor, y luego se alejó rápidamente, desapareciendo entre las primeras sombras matutinas. Su partida fue un final definitivo, la confirmación de que todo las mentiras y el chantaje de alguna persona había costado la carrera de un hombre bueno.

Ahora, la parte difícil: la máscara.

Saqué mi teléfono y marqué el número de Lucas. Eran las seis y veinte de la mañana.

—Lucas —dije, mi voz ronca por el cansancio, pero forzando un tono de urgencia—. Levántate. Lo tenemos.

—¿El perro? ¿En serio? —La incredulidad en su voz se confundía con la emoción de la exclusiva.

—Sí. Lo encontré. Pero necesito que me ayudes a llevarlo. Está débil. Necesito que seas tú quien lo encuentre. El director tiene que verlo. ¿Puedes encontrarte conmigo en el borde del campo de fútbol en quince minutos? Y trae tu mochila para que parezca que vienes a clase.

No le di tiempo a responder. Tenía que darle a Lucas el titular que Thorne le había prometido. Y yo tenía que desvincularme de la escena lo más rápido posible.

Ethan nos había seguido en su moto y ahora esperaba en la Norton, con su casco puesto, observando la transacción desde la distancia. Era una silueta oscura de cuero y cromo. En cuanto colgué, se acercó a mí, sus ojos fríos examinando mi cansancio.

—Bien jugado, P. El becario se llevará el crédito. Es mejor que no estes involucrada en ello.

—Si yo no hubiera accedido… —siseé—. …pero es mi vida y hago con ella lo que se me dé la gana. Ahora vete ya tienes lo que querías. Y no quiero verte cerca de mi casa nunca más.

Me agarró suavemente del codo. Sentí el toque en mi piel, a pesar de las capas de ropa.

—Tu ropa está sucia, Chloe. Los jeans que usaste anoche, la chaqueta. Te has subido a una moto conmigo. Si tu madre se despierta o tu equipo te ve así, tú ¿qué les dirás?

Sentí el pánico. Había estado tan enfocada en Davies y Winston que había olvidado a mi madre. ¡Mierda!

Ethan se quitó el casco de la Norton y lo sostuvo contra su cadera. Su rostro estaba muy cerca del mío—. Vamos a tu casa. Rápido. Tienes que ducharte, ponerte tu armadura y luego aparecer ante el director como una heroína recién levantada.

No discutí. Solo tendría que esperar a que Lucas llegara y se encargara de Winston.

Casi 20 minutos después, Lucas caminaba de prisa al verme, con su mochila puesta y la emoción reflejada en cada paso.

—¡Lucas! ¡Aquí! —Silbé, señalando un seto bajo la tenue luz del amanecer. Winston estaba allí, echado sobre una manta.

Lucas se detuvo en seco y luego corrió hacia el perro.

—¡Winston! ¡Dios mío, lo encontraste! —Se arrodilló junto al Bulldog, su voz temblaba de alivio y triunfo—. ¿Dónde estaba? ¿Quién lo tenía? ¿Te dio el contacto que... —Empezó a bombardearme con preguntas?

—¡No tengo tiempo para eso, Lucas! —lo interrumpí, mi voz era un látigo de urgencia—. Está muy débil. Tienes que llevarlo a la enfermería o a la oficina del director Sterling inmediatamente. Diles que lo encontraste cerca de los campos, que lo viste regresar y que lo capturaste.

—Pero, Chloe, espera. ¿Qué pasó? ¿Estuviste despierta toda la noche?

—Sí, y apesto. Necesito ducharme y cambiarme y luego volver para coordinar la historia. No podemos presentarnos ante el director así. Tú te llevas el crédito, ¿de acuerdo? Tú lo encontraste. Y no menciones a... a nadie más.

No espere una respuesta y salí a pasos agigantados hasta donde estaba Thorne. Nos subimos de nuevo a la Norton. Esta vez, me abracé a él por inercia, no por miedo. Apreté mi rostro contra su chaqueta.

—¿Y qué vas a hacer ahora? —le pregunté al oído.

—Voy a hackear los servidores, P. Voy a encontrar la prueba y las personas que le hicieron esto a Davies. Y voy a hacerlo antes de que si quieras parpadee.

Llegamos a mi casa. Él apagó el motor y la repentina quietud era ensordecedora.

—Cinco minutos —me dijo.



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En el texto hay: humor amor, egocéntrico, química explosiva

Editado: 14.10.2025

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