Luego de lo sucedido, tratamos de llevar bien las cosas y sobre todo evitábamos hablar lo más mínimo posible sobre ello ya que Missi se ponía muy incómoda.
Pero la verdad era, que nos había unido más. Estábamos más sueltos, más cómodos y nos reíamos más de las cosas triviales. Hasta ya teníamos un grupo en whatsapp llamado "Team Rangers".
— El sábado habrá fiesta en casa de Sander, ¿vamos a ir? —Preguntó Nick.
— No.
— Sí.
— No sé.
— Por supuesto.
Respondimos todos al mismo tiempo. Yo masticaba mi sándwich de jamón y con mis ojitos de gato trataba de convencer a Missi de ir, pero Missi era bien dura para ser convencida. Nick, Allan y yo tratábamos de animarla por todos los medios, pero ella sabía contrarrestar a todos nuestros argumentos.
— Missi, vamos, necesitas darte un respiro. Todos los días estas entre libros, te puedes volver loca —alegó Nick.
— Yo cada día me doy un respiro, pero a mi manera. No necesito ir a una fiesta para respirar, más bien, en ellas me siento asfixiada.
— Missi, pero debes divertirte. ¡Eres joven y bonita! —contrarresté yo.
— Cada uno tiene su manera de divertirse, las fiestas no me divierten en lo más mínimo, yo prefiero estar en casa leyendo o salir a correr.
— ¡Ya déjenla chicos! —Resopló Milton como si tuviera pena de nuestros intentos fallidos— Ella es así. Ni siquiera a la súplica de su hermano hace caso...
Al final, como último recurso dije— ¡Hasta Alan estará allí! Debemos ir a cuidarlo y protegerlo de las mala enseñanzas de estos dos!
Ese comentario parecía que le hizo reconsiderar la oferta, pero con alivio señaló— Tú vas a estar allí, así que tu cuidado será suficiente, por ese lado estaré tranquila.
Ah... Olvídenlo.
— Bien, entonces... ¿Iremos todos juntos o nos encontramos allá? —preguntó Nick.
— Los veo allá —dijo Milton—, yo recogeré a Alan y nos encontraremos en la casa de Sander.
Con ello dicho, todos nos despedimos y nos regresamos a nuestras aulas. Las clases aún debían continuar aunque yo ya no aguantaba las ganas de ir a la fiesta, hacía semanas que no iba a una. Y esta era la primera fiesta desde hace muchas que iba en modo soltera.
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— ¡No sé qué vestido ponerme! —grité a través del teléfono. Missi estaba en la línea y solo oía sus suspiros de cansancio. A ella no le importaba si me iba puesta el vestido color azul o fucsia ni si iba desnuda o no.
— Ponte el negro, el de la última foto que me enviaste, ese es lindo —me dijo—. Jess, además, con cualquiera te ves hermosa y aún faltan dos días para la fiesta.
Era cierto. El sábado llegaría en dos días, pero siempre era bueno estar preparada y lista con las prendas para no estar como loca buscando combinar la ropa a la hora de la hora.
— Bien, gracias Missi —me despedí y le recordé que mañana teníamos una cita en el salón de belleza donde ella tenía que acompañarme.
Las cosas iban bien por casa. Chaser estaba nuevamente ocupado con la universidad por eso no lo veía muy a menudo y Yojo seguía con siempre. El tema con Danna se había convertido en un tabú para él, y solo ante la tentativa de pronunciar su nombre, él se erizaba como un puerco espín. Mamá me dijo que Danna se había alejado completamente de él y, a pesar de haberse disculpado con ella -y fueron unas disculpas forzadas dicho sea de paso- Danna no había vuelto a ser la misma con él. Creo que Yojo ya aprendió una regla más de la vida: no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.
Pero él se defendía diciendo que se sentía más tranquilo ahora que la niña ya no está detrás de él. La verdad no tenía idea de los que pasaba por ese frío corazoncito.
Por otro lado, Nick venía frecuentemente a mi casa por las tardes hacíamos las tareas juntos y salíamos a pasear. Nick se había encariñado demasiado con Sam, el cachorro de Yojo. Era un encanto, aunque para mí Fito siempre fue mi favorito, era mi gato ninja después de todo, yo lo vi nacer, yo le curé sus heridas después de sus peleas nocturnas por el corazón de una gata.
El viernes por la mañana Matías Sander nos hizo la invitación oficial a su fiesta, no era su cumpleaños, solo la hacía porque perdió una apuesta, pero igual yo sabía que él amaba las fiestas así que aceptó el castigo gustosamente. Además vivía solo con su padre y él salía los fines de semana con su novia, así que tenía la casa solo para él. Quise preguntarle si había invitado a Tony también, pero considerando que estaban ambos en el club de básquetbol había una alta probabilidad de que ya lo había hecho.
— Te veo ansiosa —comentó Nick.
— Sí, la verdad es que me muero por ir a bailar. Sabes que me encanta —le respondí con total sinceridad.