To love you

Capítulo 24: El imprudente

Jessica

Era tentadora la oferta ya que recibiría paga. Nunca había ganado dinero por mí misma y solo tenía que aprender los pasos de baile y aprender a hacer mímicas; además, el chico era más alto que yo a pesar de ser menor.

— Tal vez lo acepte —comenté.

A Nick le pareció divertido y también le emocionó la idea de la paga. Alan me preguntó por los horarios y la verdad eso no se había mencionado, pero imaginaba que serían por la tarde. Missi también me animó... Aunque a Chaser no le agradaría la idea mucho que digamos.

— Si quieres hacerlo hazlo, nadie le dirá a tu hermano —dijo Nick.

Pero bien sabíamos que ese pelirrojo se enteraría de todo.

Terminó el recreo y nos retiramos. Solo ese pequeño comentario de Milton bastó para alborotar mis hormonas, así que estuve muy risueña todo el tiempo. Maldito chico...

Durante clases conversé con Nick, me contó sobre su encuentro con Anthony, lo intuí al ver su rostro. Me alegré por mi amigo porque me dijo que se sentía aliviado, yo comprendía muy bien eso. Sin embargo, igual me preocupé por ellos, se habían herido, la violencia nunca solucionaba nada y aun así ellos...

Pero Nick me aseguró que no me preocupara aunque eso era algo imposible. Y entendí que era difícil para él seguir hablando de ello, su ego le dolía y la rabia comenzaba a brotarle de nuevo...

**

En casa todo estaba tranquillo hasta que llegaba Chaser y parecía como si hubiese diez personas allí.

Estuve pensando en la oferta de aquel chico, se llamaba Nelson, era muy animado y me caía bien aunque aún no cruzáramos palabras. Estuve en el jardín trasero tomando el sol junto a mi gato Fito y Sam, el cachorro de Yojo, él quería jugar con mi gato, pero Fito parecía tener sueño así que no le hacía mucho caso.

Chaser llegó media hora después, no se sentía bien porque llegó directamente a tocar el piano. Siempre tocaba "Una mattina" de Ludovico Einaudi cuando estaba molesto, triste o de mal humor, pero en casos extremos solamente. Mamá, al verlo, comenzó a preparar chocolate frío y Yojo se retiró de la sala y vino al jardín.

— Parece que quiere llorar —dijo Yojo.

— ¿Tanto así? —comenté.

— Pensé que los universitarios eran serios y ya no tenía problemas o sabrían solucionarlos sabiamente —dijo Yojo.

— Pues no es así, Chaser aún tiene 19, está saliendo de la adolescencia y los dos sabemos que es un bruto...

— Pero cuando está así, su estilo mejora... Aunque jamás me igualará.

Me reí— Qué ni te escuche...

**

Nelson me encontró al día siguiente cuando caminaba en dirección a mi salón de clases, se presentó galantemente como si fuese un caballero de la época medieval y me invitó formalmente a pertenecer al Club de Teatro e inmediatamente me rogó por mi respuesta. Yo cortésmente me negué, él hizo una cara de desilusión tremenda que casi hacía que me arrepintiera, pero recordé lo buen actor que era.

— No es lo mío —le dije— Actuar... Yo solo bailo, eso me gusta y lo disfruto.

— Pero tus dotes de bailarina más una grandiosa actuación te pueden convertir en una gran estrella —cantó con elegancia y cortesía.

— Tal vez, pero me temo que no soy buena actuando.

— Es una lástima que no quieras, pero eso no impide que podamos seguir hablando ¿Verdad? —preguntó con picardía.

— Claro que no. Me caes bien.

— Gracias, espero lleguemos a ser buenos amigos.

— Seguro —afirmé nuevamente y le dejé claro una cosa—. Me recuerdas a mi hermanito, eres tan lindo...

Él sonrió falsamente, había captado mi indirecta y con una sutil cortesía se despidió reiterando su pena por no aceptar su invitación.

Por lo menos fue insistente, pero de manera gallarda y galante. Sonreí al recordar su actuación, esas palabras galantes con su cara de niño hacían un gran contraste.

— Hoy estás de buenas —dijo una voz detrás de mí—. Hola Jess.

Volteé, contemplé su gran sonrisa y su labio moreteado.

— Anthony... ¿Qué tal?

— Bien. Ahora voy a un partido de básquet, estoy esperando a los demás. Jugaremos contra el equipo de la preparatoria Kelvin.

— ¡Oh, qué genial! —Exclamé— Que bien por ti...

De verdad me alegraba, no me gustaba el básquet, pero por Anthony le había agarrado el gusto.

— Luego vendremos a celebrar porque ya es un triunfo asegurado ¿Tendrás tiempo en la noche para ir al cine? —me preguntó con gran seguridad. Pensé que las cosas entre nosotros habían quedado claras. Podíamos ser amigos, pero desde una cierta distancia.

— No —alargué mi negación—. No creo que sea lo correcto Anthony.




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