To love you

Capítulo 26: Distancia

Jessica

La actitud de Milton me enloquecía al punto de hacerme pensar que por fin le gustaba. Pero sus cambios de humor eran tan bruscos y pasaban de un extremo a otro tan rápido que me irritaban y confundían.

Su sonrisa decía una cosa, pero luego su mirada, sus palabras cortantes y secas, otras. Y el beso...

¿Qué podía pensar?

En el almuerzo teníamos para escoger entre estofado y lasaña, los dos platos estaban ante nosotros en la mesa. Al final ambos se agotaron, los chicos realmente comían demasiado. Missi había preparado su estofado al estilo gourmet, suficiente para nosotras, pero no para ellos.

Hasta Lucius que advirtió que por su paladar solo pasaba comida fina, se sirvió dos platos de estofado y uno de lasaña y felicitó a Missi y Chaser por su sazón. Yo creo que solo tenía mucha hambre.

Luego todos fuimos a descansar al mueble, encendimos la televisión y a pedido de todos escogimos mirar "La teoría del Big Bang".

A mi lado derecho estaba Missi y a mi izquierdo mi hermano. Como después de comer siempre tengo un poco de sueño, me recosté en el brazo de Chaser, este por mi peso me mandó a tomar una siesta al jardín, en la hamaca. Yo me levanté con molestia, siempre me apoyaba en él y ahora me recriminaba que le pesaba mi pequeña cabeza. ¡Qué tal excusa!

Fui a la cocina a beber un vaso frío de agua, mamá no me permitía dormir después de comer así que quería refrescarme un poco. Luego fui al jardín trasero, me senté en la hamaca y poco a poco iba cerrando mis ojos.

— Oye, no te duermas —ordenó una voz. Yo abrí mis ojos como platos, me había asustado.

— ¿Qué pasa? —le pregunté aún somnolienta.

— Tu hermano me mandó que te diera esto —Milton me alcanzó mi celular.

Alcancé a decir gracias, Milton no se fue con los demás, seguramente prefirió tomar sol ya que se sentó en el gras.

No iba a desperdiciar esta oportunidad. Lo tenía casi al frente mío y tenía muchas ganas de recriminarle su actitud hacia mí. Me levanté y caminé hasta estar frente a él.

— Milton, me confundas. Si tú no sientes nada por mí, por favor no des a entender otra cosa con tu actitud.

Le dije eso y di un paso para retirarme. La valentía se me acababa, quería salir de su campo de visión lo más rápido posible, pero él masculló unas palabras.

— Oye, todos lo dicen... Que deberíamos intentarlo. ¿Estás de acuerdo? —No supe que cara poner, sus palabras parecían que salían a la fuerza y su proposición no parecía ser en base a lo que él quería sino que estaba superpuesta a lo que deseaban los demás.

Una negación quería salir de mi boca, pero realmente yo quería intentarlo. Dejé de lado esa parte de mí, la orgullosa, la insegura, y acepté. Milton solo elevó las cejas parecía sorprendido o aliviado. No podía descifrarlo.

— Muy bien. Somos salientes ahora —dijo y se fue.

Pero el trascurso de la siguiente semana no mostró eso en absoluto a pesar de mis acercamientos; cada vez que lo hacía él parecía poner un muro entre nosotros.

Respondía con monosílabos a mis preguntas, hasta me atreví a querer tomarle de la mano a la salida de la preparatoria y él la esquivó. Era aún más peor cuando había gente alrededor nuestro. Además, no habíamos pasado tiempo a solas ni le habíamos dicho a los demás nuestro nuevo "estatus".

En el recreo, comencé a sentarme a su lado, trataba de iniciar una conversación sobre todo, la comida, el clima, nuestras notas, las materias, pero nada. Un miércoles preparé un pastel de vainilla junto a mi madre y lo traje para que todos lo probaran. Cuando le pregunté a Milton que tal, él solo respondió "No está mal para algo que hace una lerda". Todos se rieron un poco por el tono como lo fijo, pero a mí me ofendió.

Agradar a Milton era una tarea ardua, comencé a comprender a Lucius que parecía ser más considerado conmigo ahora. Mi esfuerzo por agradar a su hermano seguramente le había traído simpatía hacia mí. Cada vez que Milton me hacía un desplante, él y Nick me miraban con compasión. No la necesitaba, estaba actuando así por mi propia cuenta, nadie me obligaba, yo lo elegí.

Missi solo le regalaba a su hermano una mirada amenazadora cada vez que este se excedía en su indiferencia.

— Solo tiene miedo a las relaciones —me contó Lucius—. En Inglaterra solo estuvo con una chica y su relación terminó un año antes de su llegada aquí. Estuvieron desde los diez años. Eran tal para cual, los dos eran tan gélidos —comentó.

¿Cómo él iba a tener miedo si su relación fue tan larga? Eso significa que le gustaba mucho la chica como para "vencer su miedo". Allí tal vez estaba la respuesta: Yo no le gustaba.

Por otra parte, a Nick ya no le agradaba que pareciera un arrastrada, él se estaba molestando y mucho. Yo lo apaciguaba para que no le encarase a Milton y no podría detenerlo por mucho tiempo tampoco.




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