|| To Love You In Old Way ||

|| CAPÍTULO 2 || MÁS BONITA. ||

Espero que mamá esté orgullosa de mi

Espero que mamá esté orgullosa de mi. No soy tan buena como ella en la arquitectura, pero, sé que puedo destacar perfectamente en este ámbito. Gracias a mi habilidad como constructora, pude dormir un par de horas luego de hacer una muestra del pequeño edificio ecológico que traía en mente desde varios meses atrás y antes de comenzar con mi día. 

Al sonar la alarma a las seis en punto de la mañana, me levante y arregle para hacer el desayuno de mi familia, y luego venir al colegio. Los hematomas siguen un tanto frescos en mi piel por lo que opte por usar una camiseta floja que no deja ver que no uso sostén -porque dolería como una patada en el culo- y unos pants que se ajustan a mi trasero pero no a mis piernas heridas. Recogí mi cabello en una coleta despeinada y oculte bajo mis gafas, las ojeras negras que se hicieron debajo de mis ojos. Después de todo, puedo excusarme en mi exposición el hecho de que no dormí bien. 

Decidí caminar hasta el colegio porque definitivamente no iba a dejar que en en transporte público, arruinaran la maqueta que tanto trabajo me costo hacer. Fue un alivio llegar tranquila al colegio y ser la primera de clase como la mayoría del semestre. Lo único que no es un alivio es ser la favorita del profesor para exponer primero sobre mi proyecto final.

— Bueno, yo hice un edificio totalmente ecológico. — Aclaro mi garganta y comienzo a exponer.

  
No soy la más tímida del colegio, lo que si es que por ser la preferida del profesor tienes ciertas competencias por el primer lugar. Siempre intento pasar desapercibida. No tengo amigos y tampoco es como que los necesite. Prefiero sentarme debajo de un árbol a almorzar y admirar a Royer en fútbol americano o jugando damas chinas. Decidí esta mañana que ya ni siquiera debo mirarlo. Ayer casi descubre mis marcas y eso no es nada bueno para ninguno de los dos. No soy la chica que él debe salvar y tener una historia distinta. Además, no es como que quiero llevar mi admiración a un amor de libro. 

— Muy bien, señorita Arroyave. — Me felicita el profesor cuando he terminado de exponer. — Puede pasar a su lugar. — Asiento tomando mi maqueta y volviendo a mi lugar. 

El resto de la clase transcurre muy rápido entre el resto de las exposiciones y una que otra anotación del profesor. Cuando la clase por fin termina, me dirijo a mi casillero para guardar la maqueta y no tener ningún accidente. Para mi sorpresa, una nueva carta de anónimo cae a mis pies al abrir el casillero. Luego de cerrar el casillero bajo llave, tomo la carta y me encamino al gimnasio del colegio y al llegar comienzo a leer: 

"Hola de nuevo Guaina Raú. 

¿Que tal todo? 

Yo sé que ayer te escribí que iba a pasar mucho tiempo para que volvieras a saber de mi, pero, cambié de opinión. Si quiero que me escribas; saber sobre ti. Lo exijo. Bueno, no, pero, ¿podrías por favor hacerlo? Necesito saber que no estás ignorándome o algo por el estilo. Además de que bueno, quiero saber, ¿que es lo que te mantiene de pie cada día? (Um, eso es profundo ¿verdad?) Por algo se empieza ¿no es cierto? 

Necesito saber sobre ti y que al menos he conseguido ganarme un poco de los pensamientos de tu cabeza. Quiero saber si piensas en mi, tanto -o un poco menos, no importa- como lo hago yo en ti. 

¿Sabes que? Si comienza a sentirte acostumbrada a mis cartas porque he decidido que respondas o no, yo voy a escribirte cada día, todo lo que se me ocurra. 

Velando siempre por ti;

anónimo." 

No niego que todo lo que el papel tiene escrito, me hace sonreír. Mis dedos se deslizan por las letras muy bien remarcadas sobre el papel mientras suspiro. ¿Es normal que no me sienta asustada por recibir estas cartas? A pesar de que no sé quién diablos me escribe, la sensación de alegría está embargando mi pecho de una manera muy cálida y acogedora. Tengo miedo de que esto llegue a oídos de mis hermanos e incluso de papa. 

— ¡Cuidado! — Levanto el rostro de la carta en el momento menos indicado. 

El balón de fútbol americano, golpea mi rostro haciendo caer mis gafas a mis piernas. Oh diablos. Duele muchísimo. Froto mi mano contra mi rostro esperando y rogando porque no haga ninguna marca en mi cara y sobretodo, que no me salga un tercer ojo. Tomo mis gafas mientras guardo la carta en mi mochila. No sé ni siquiera porque diablos vine al gimnasio cuando podría haberme quedado en el aula o en el comedor. Vaya tonta. 

— ¿Estás bien Giana? — Me sorprende mucho verme rodeada de Royer y sus amigos. 




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