|| To Love You In Old Way ||

|| CAPÍTULO 15 || SIN MISILES ||

Bajo del auto con la ayuda de Tyler y bajo la atenta mirada de mis hermanos y papá. Stefan no ha querido hablarme desde que Tyler lo sacó de la habitación del hospital cuando Dominick llegó. No he podido hablar con Tyler sobre lo sucedido, pero, tampoco es como que quiera hacerlo. No quiero tener que explicar las razones de Dominick para ir a verme al hospital, aunque claro, ni yo sé esas razones. La verdad es que me siento confundida sobre ello. ¿Porque ellos querrían denunciar a mi familia por maltrato familiar? No es como que seamos cercanos o algo parecido.

— Giana. — Levanto la mirada hacia papá antes de entrar a casa. — No quiero preguntas, ¿comprendes? Vas a hacer lo que Stefan o Moisés te digan y nada más, ¿te ha quedado claro? ¿Podrías ser capaz de hacer eso?

— Si, papá. — Respondo en voz baja. Moisés abre la puerta dejándome pasar por delante de él.

Me veo ahogando un jadeo al ver todo empacado y vacío al mismo tiempo. Me veo tentada a hablar, pero, Stefan consigue cubrir mi boca con sus largas y frías manos para obligarme a callar. Su mirada me grita que guarde silencio y así lo hago. Asiento dándole a entender que no diré nada y entonces libera mi boca mientras tomo una gran bocanada de aire para no hablar. Me conduce por la casa vacía hasta las escaleras ayudándome a subir porque las costillas de verdad que me duelen. Por suerte, nadie nos sigue, ni siquiera Moisés, por tanto, al llegar a mi habitación, nos encierro bajo pestillo y respiro tranquila al ver que mis cosas están como las dejé la última vez que estuve aquí. Stefan me deja sentada en el sillón junto a la ventana para luego buscar algo debajo de mi cama. ¿Que intenta esta vez?

— Es lo que anónimo dejo para ti. — Dice cargando una caja de cartón. — Tyler y yo nos dimos cuenta de que entró por la ventana. La dejas siempre abierta.

— No era intencional. — Stefan me regala una sonrisa torcida mientras deja la caja a mi lado.

No pierdo mucho el tiempo y descubro las cartas y las rosas. Las cartas al parecen están acomodadas por fechas.

— Stefan. — Devuelvo todo a la caja para mirar a mi hermano. — ¿Porque la casa está vacía menos mi habitación? — Él deja de mirarme.

— Vamos a mudarnos y tú, tienes que empacar a más tardar esta noche. Nos iremos mañana al mediodía. — Vuelve a mirarme. — Lo siento por hacerlo complicado para ti.

— No pasa nada. Comenzaré a empacar. — Digo con la garganta lastimada. — ¿Puedes dejarme sola? Necesito espacio. — Mi actitud parece tomarlo por sorpresa, pero, finalmente se va de no habitación dejándome sola.

A pesar de que quiero llorar, las lágrimas se niegan a salir. ¿Porqué de pronto tenemos que mudarnos? Algo están tramando y yo tengo que averiguarlo. ¿A dónde vamos a irnos? La mayor parte de mi vida la he pasado aquí y mi infancia en la casa que ahora es del notario Sharman. ¿Será que están planeando algo en mi contra? No. Eso es... Tonto.

Decido intentar olvidarlo y comenzar a empacar por partes. Es imposible que yo empaque todo esto sola y con tres costillas casi rotas. Termino guardando en un solo baúl las cosas más importantes de mi madre; fotografías, notas e incluso esa cinta amarilla que sabrá dios de quien es. Y es todo lo que dejo más cerca que cualquier cosa, así como las cartas de anónimo; las que he leído y las que dejo mientras yo estaba en el hospital.

En realidad, no pienso mudarme a otro sitio así que, no hago el más mínimo intento por empacar nada. No importa mucho que vuelvan a darme una paliza, así que, me distraigo mirando las fotografías de mamá. En algunas están papá y mamá, en otras, mamá y otras mujeres. Una en especial, llama mi atención. En esa fotografía, están mis padres y otro hombre. Mi mamá está en medio de ambos y a pesar de que no soy adivina, puedo darme cuenta que, ella estaba más apegada al otro hombre que a papá. Mi sorpresa crece conforme voy pasando las fotografías, esas son más íntimas, y viejas claro. Lo más sorprendente es que, mamá, parece más feliz con ese hombre.

La duda de antes, vuelve a hacerse en mi cabeza. ¿No soy hija de Hank? ¿Qué es lo que paso entre mamá y ambos hombres?

— Giana, tenemos visitas. — Tyler golpea dos veces la puerta haciéndome sobresaltar. — Papá dice que bajes. No tardes. — Se calla, pero, supongo que sigue ahí.

— ¡Está bien, Tyler! — Guardo de vuelta cada fotografía en el baúl y lo guardo debajo de mi cama.

Visitas ¿verdad? Mi piel se eriza solamente de imaginar quienes pueden ser. Ahora ni siquiera puedo mirar a los ojos a Dominick porque me siento avergonzada. Durante dos años guarde mi secreto, pero, de un tiempo a la fecha, me canse de ocultar mi dolor y aunque no pretendía que él me descubriera, las cosas han sucedido así y ya no puedo hacer mucho para ocultarlo. Lo peor es que si pude evitar que se enterara, no hice nada. Ahora solamente me queda fingir ante él, que estoy bien, que soy fuerte y que podré con los hombres de mi familia, yo sola. Lo voy a intentar todo, incluso cuando me quede sin misiles para atacar.




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