|| To Love You In Old Way ||

|| CAPÍTULO 20 || PRIVILEGIADA ||

¿Porque Royer quiso besarme si no le gusto? Él no es anónimo, lo sé y lo siento, pero, a pesar de eso, quiso besarme y yo no deseaba para nada que lo hiciera

¿Porque Royer quiso besarme si no le gusto? Él no es anónimo, lo sé y lo siento, pero, a pesar de eso, quiso besarme y yo no deseaba para nada que lo hiciera. En otra situación o mejor dicho, hace unas semanas atrás, lo habría deseado, pero, no estos días. Ayer, por primera vez, de verdad sentí vergüenza por haberle dado mi virginidad a alguien como él.

Gracias al cielo esa ventana fue cerrada, de lo contrario, no habría podido evitar ese beso.

Me siento destrozada emocionalmente, lo sucedido en la madrugada y la carta de anónimo, me han dejado casi vacía. Me siento muy confundida sobre anónimo y Royer. Si al menos pudiera recordar los ojos de anónimo, estoy segura que todo sería más fácil porque de ese modo miraría a los dos amigos de Royer y sabría quién escribe todos esos detalles cursis que han sabido calar en mi corazón.

¿Quien eres anónimo?  Me pregunto por milésima vez mientras conduzco hacia San Francisco, en el mismo California. Alquile un auto con ayuda de Fran y, también me aseguré de comprar un par de celulares desechables que me permitan comunicarme con el abogado Sharman. Ni siquiera tomé la mochila con mi ropa y cosas personales. Solamente tomé una maleta con las cosas de mamá, las cartas de anónimo, dinero y nada más.

Tengo casi seis horas manejando, pero, a pesar de que mis pies piden a gritos un descanso, no me siento tan mal, al contrario, siento que puedo respirar tranquila.

Correr en motocicleta siento que de verdad inyectó algo en mi sistema. Eso seguramente va a servir para los próximos días y me gusta. Deseaba con todas mis fuerzas, volver a encontrarme con anónimo, pero, no sucedió porque él estuvo en mi habitación escribiendo una última carta. La carta de despedida que mas me ha lastimado el corazón. Pensé que eso nunca iba a terminarse pero parece que me equivoque, -de nuevo- para variar. No quiero que anónimo se vuelva un recuerdo y por lo tanto voy a mantener esta ilusión todo el tiempo que sea necesario.

Por fin llego a las calles de San Francisco y sonrío bajando un poco los vidrios y así recibir el aire fresco en el rostro. Bajo a un más la gorra y pongo los lentes obscuros sobre mis ojos mientras conduzco a una velocidad más moderada. Tal vez no es lo más alejado de Los Ángeles, pero, al menos voy avanzando poco a poco. Admito que el padre de Dominick tiene razón en cuanto a la denuncia. Se supone que de la ciudad no saldría hasta que el juicio terminara, aunque la verdad es que no podía seguir más tiempo en esa casa, mucho menos en la ciudad. No me siento segura. Tengo más miedo del que a veces demuestro y quizá esa es la razón del porque nadie sospecha lo que pasa en mi vida.

Después de dar tantas vueltas llegando siempre al mismo lugar, decido estacionar el auto en el aparcamiento de un centro comercial y respiro hondo pues los nervios comienzan a hacerse líos en mi cabeza, mi cuerpo, en fin, en toda yo. Ruego a los cielos o a quién sea que me escuche que nadie de mi familia pueda seguir mi rastro y que el abogado Sharman, pueda seguir su curso y conseguir mi libertad.

Subo los vidrios y tomo mi maleta junto a las llaves del auto asegurándome de dejarlo en perfecto estado, encaminándome hacia el centro de ventas de la plaza comercial. Mi estómago gruñe provocando confusión en mi. Desayune perfectamente, es demasiado pronto para tener hambre ahora. Debido a que de verdad tengo hambre, entro a la primer cafetería que ven mis ojos, tomando la última mesa del lugar y casi respiro tranquila al ver pocos clientes. Me pongo cómoda deshaciéndome de mis lentes y la gorra para evitar algún problema.

Levanto la mirada hacia el mesero que rápidamente llega a mi lugar y casi quiero correr al lado contrario al ver quién es.

— ¿Giana? Realmente eres tú. ¿Que haces en San Francisco? — Hago una mueca incómoda mientras lo veo sentarse delante de mi en la mesa que previamente escogí.

— Por favor no le digas a nadie. — Le suplico a media voz. — Charlie, te lo ruego, no comentes esto con nadie. Mucho menos con alguno de tus amigos.

— Demasiado tarde, Giana. — Me sobresalto al escuchar a Daniel a mi espalda. — ¿A caso estás huyendo de alguien, pelirroja?

Prácticamente me acorralan contra la ventana a mi lado de manera que no puedo huir de ellos. Alguno de estos dos es anónimo, por esa razón mi corazón late desenfrenado. Al menos Rogelio y Dominick no están aquí, de lo contrario creería que esto es un complot en mi contra.

¡Diablos! ¿Porque siempre tengo que atraer problemas?

— Supongo que ya saben o se imaginan lo que sucede con mi familia así que, la verdad, no quiero su lástima. Solamente pueden fingir que no estuve aquí, finjan que no me conocen, que no me vieron. — Ambos se miran entre si para sumirse en un silencio incómodo.




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