"Querido anónimo;
No tienes ni idea de cuanta falta es que me haces. Las cosas en mi vida se complican segundo a segundo y tú ya no estás para aminorar mi dolor.
Para mi no es extraño, había dejado de sonreír, pero, me haces falta, no para sonreír, para vivir. Mi cabeza y mi corazón son un caos.
Lo único que puedo asegurarte es que nuestra historia fue lo suficientemente bonita como para nunca olvidarla. Gracias por eso.
Me duele haberte dejado marchar, pero, sigo siendo terca y me aferro a la idea de que es lo mejor para ti, para mi, para todos.
Te pienso, de eso nunca tengas duda.
De verdad, te agradezco por tanto y lamento ser cobarde como para no enfrentarlo todo por ti.
Prometo escribirte cada día, como si aun me escribieras también.
Guardo en el alma, suficiente amor como para seguir creyendo que un día te veré por la calle y sabré que eres tú porque aun eres capaz de provocarme sonrisas.
Te extraño.
Atentamente; Giana."
Guardo la servilleta en mi maleta y al mismo tiempo, limpio las lágrimas de mis ojos. No mentía cuando dije que continuaría escribiéndole a pesar de que él no vaya a hacerlo más. No importa que solamente quede grabado en mi memoria, es una especie de dolor bonito, mantenerlo vivo y guardarlo como el mejor de mis recuerdos.
— ¿Porque siempre estás llorando? — Veo a Dominick sentarse en la misma mesa que la mía y sin permiso, llevarse una rebanada de pizza a la boca.
— Claro, te invito. — Digo entre dientes. — Tardaste demasiado y yo ya tenía hambre, lo siento por haber comenzado sin ti. — Digo con absoluto sarcasmo.
La verdad es que ni siquiera había tomado ni una rebanada de pizza, y ahora, el hambre se me ha ido.
— Te perdono. — Habla bebiendo de mi refresco también. — Ya tengo la copia de llaves de mi departamento, ahora solo tengo que pedirte una cosa.
— De acuerdo, lo que sea. — Tomo una goma de dulce agridulce que compré y es lo único que como. Lo esperé bastante y parece que necesito descansar.
— Una palabra y tres sílabas. Es-po-sa. — Dejo de comer mis gomas mirándolo con los ojos muy abiertos. — No te alarmes, no es a ti. — Asiento continuando con mis gomas. — Yo tengo una esposa.
— Ah eso. — Asiento. — Espera, ¿que? — Vuelvo a mirarlo sorprendida. — P-pero como... ¿tú? ¿una esposa? No te creo. Debes estar bromeando conmigo.
— No, ¿porque lo haría? — Su tranquilidad me asusta. — Mira, te hablaré de ella. Se llama Kat y es de piel morena, tiene el cabello rizado, sus ojos son como dos luciérnagas muy brillantes. Probablemente su sonrisa es lo más bello que yo puedo poseer. No le gusta la comida fría, odia a los gatos y le tiene pánico a los ratones. Su lugar en la mesa siempre tiene que ser a mi lado, todo el tiempo duerme a mi lado y ante mis ojos, ella es la única chica con la cual quiero compartir mi vida. — Casi suspiro enamorada.
Daría lo que sea por que alguien hablara de mi, de la manera en que Dom lo hace de su esposa.
— ¿Estás bien con todo eso?
— Um, si, claro. — Recompongo mi postura. — Pero, tengo un par de preguntas; ¿no tiene problemas con que viva en tu departamento? ¿y si le caigo mal?
— Escucha, Kat es especial, pero, no va a odiarte. — Él continúa comiendo, pero, yo no puedo, así que guardo de nuevo mis gomas en mi maleta. — Tal vez al principio te gruña y quiera lanzarse sobre ti, como toda esposa, pero, no será nada grave. Eso si, no le dejes tus zapatos a la mano o podría desaparecerlos. — Abro la boca sorprendida. — De acuerdo, solo bromeaba. — Por primera vez en la vida, Dominick me sonríe mostrando su dentadura perfecta.
Desvío la mirada al sentirme embelesada y lo dejó continuar cpmiendo. Dominick me buscó ayer por la noche en San Francisco y nos quedamos a dormir en casa de Charlie. Sus amigos, -Daniel y Charlie- me hablaron muy bien, como si horas atrás, no hubiéramos tenido una seria plática. Aunque, seguí siendo monótona con ellos. No quiero a más personas involucradas en mis problemas personales, ya me siento lo suficiente culpable por involucrar a Dominick y a su padre.
Es un alivio porque en nueve días es mi cumpleaños y en trece me voy a estudiar a Londres. No dijo que todo vaya a mejorarse en esos días pero, realmente deseo tener más tranquilidad y que solamente vengan cosas buenas en ahora en adelante. Muy temprano, Dominick conducio de vuelta a los ángeles y al llegar dijo que necesitaba ir por las llaves del departamento -en donde nos quedaremos- y entonces yo me quede aquí, para ordenar algo de comer.