Llevo una semana en esta nueva escuela y me está yendo mejor que en las anteriores ocasiones.
Llegar a un nuevo lugar durante tu último año no es la mejor idea pues todos ya tienen sus grupos, sus amigos y si no eres lo suficientemente interesante, solo te ignorarán.
Sé que no lo hacen con mala intención pero ser ignorada nunca es agradable.
Hasta el momento solo había una chica que me habla y ella se llama Marcia. No es como si ahora somos las mejores amigas pero cada vez que tenemos clases juntas, ella me saluda y me dirige un par de frases.
Aun me estoy adaptando y como esta vez preferí llevar un perfil bajo, no me he relacionado con casi nadie más de la escuela. Supongo que está bien que todo siga así, no quiero volver a lo que ha sido mi vida escolar desde siempre.
Ya no quiero que las personas me usen como su objetivo de burlas.
—Hola Cassie —Marcia se acerca luego de la primera clase—, oye, ahora tenemos que ir a la conferencia de bienvenida, ¿vamos juntas?
Sonrío, feliz que quiera que la acompañe. —Sí —digo.
Marcia toma mi brazo y lo entrelaza con el de ella. He visto que otras chicas hacen esto con sus amigas pero nadie lo había hecho conmigo antes, me siento patéticamente feliz.
Vamos por el pasillo de la escuela y yo recorro el lugar con mis ojos. Aun no me acostumbro a esta escuela, es demasiado grande y demasiado costoso para mí.
Supongo que debo describirte esta escuela. Es la escuela de Phoe Azzuan, fundada hace muchos atrás por un hombre con ese nombre. Al principio era una escuela solo para chicos con mucho dinero pero con el tiempo dejaron que mujeres fueran inscritas y se abrió dos programas con becas. Uno de media beca y otro de becas completas.
Yo estoy en el programa de media beca, lo cual significa que mis padres no cubren los gastos extras ni la mitad de las colegiaturas si yo tengo un promedio más alto que 8.5, de lo contrario, les van a cobrar.
Este lugar no es como en las películas, aquí no hay casilleros, no nos cambiamos de aulas para cada asignatura y no hay tampoco uniformes. Aunque lo que si hay es un campus con diseño universitario, por ser un lugar tan grande, hay tres áreas que parecen food courts, jardines y áreas abiertas, clubes deportivos, de arte, música y muchos más.
¡Ah! Y también un gran gimnasio para las asambleas, como a la que estamos entrando con Marcia ahora mismo.
Si hubiera estado sola escogería sentarme hasta atrás, en la esquina más oscura y lejana pero Marcia me lleva al medio del lugar, suelta mi brazo para que podamos pasar entre todas las sillas y cuando llegamos donde unas chicas están sentadas, ella les sonríe.
—Hola —me señala—. Ella es Cassie, ¿ya la conocían?
Miro sus rostros pero no creo que estén en mi salón, trago saliva y sonrío un poco. —Hola.
Ellas sacuden sus manos y devuelven el saludo, se ven amigables así que me relajo. Marcia se sienta a un lado de una chica con cabello rubio y yo quedo a su izquierda.
—Oye —la chica rubia se inclina para verme—, ¿Cassie, verdad?
Asiento varias veces. —Sí.
—Me encanta tu blusa, ¿Dónde la compraste? —pregunta.
Yo toco la tela de mi manga larga. —Ah, eh… bueno, fue un regalo de navidad.
Mamá me la compró y no estoy segura de dónde.
La chica sentada frente a ella me mira detenidamente el rostro, luego sonríe. —Qué lindo flequillo —afirma.
Toco mi frente. —Gracias.
Marcia toma su teléfono y voltea hacia atrás. — ¿Creen que venga Louis hoy?
El resto de las chicas, que son cinco sentadas en esta fila y la del frente, hacen un ruido, ríen y hasta aplauden. Supongo que ese tal Louis es quien a Marcia le gusta.
—Ey, chica nueva —otra chica del frente me habla—. Hola, soy Carmen, ¿Te gusta alguien de la escuela?
De pronto todos los ojos están sobre mí. —Eh, no —afirmo.
Ella junta sus cejas. — ¿De verdad no te gusta nadie? —Las demás ríen y mi estómago siente como si lo hubieran llenado de piedras—. ¿Nadie? Hay tantas opciones.
La chica frente a Marcia me mira. — ¿Te gustan los chicos o las chicas?
Y la que está a su derecha eleva una ceja. — ¿Ambos?
Niego un par de veces. —No, me gustan los chicos —afirmo nerviosa, recordando al único chico del que me he enamorado—. Pero, aun no me gusta nadie.
Marcia me da una palmada en el brazo. —Está bien, este viernes hay una fiesta y te conseguiremos a alguien.
— ¡Si! —celebran todas.
Junto mis rodillas y miro hacia el frente, sintiéndome repentinamente fuera del lugar. Pero tengo que actuar bien y ser una chica más si realmente quiero llegar a adaptarme.
—Ahí viene Louis —susurra Carmen haciendo señas con sus ojos a Marcia.
Yo sonrío un poco para tratar de ser parte de todo esto, aunque nadie me está viendo a mí, están ocupadas viendo en dirección a las puertas del gimnasio.
—Ahí está David también —dice otra chica, arreglándose el cabello.
Yo miro hacia mis muslos, descubriendo una pequeña mancha blanca sobre mi pantalón.
—Los voy a llamar —dice otra de ellas, se levanta y sacude las manos—. ¡David!
Carmen se cubre el rostro y comienza a reír.
La otra chica aun de pie sigue haciendo señas. — ¡Siéntense aquí!
—Cassie, ¿Por qué no te pasas atrás? —Pregunta Carmen—. Así Louis se sienta a un lado de Marcia.
Mi estómago se hunde pero sonrío. —Sí —comienzo a levantarme para moverme del lugar—. Está bien.
Ellas hablan en susurros y ríen, yo giro hacia la izquierda para salir justo cuando unos chicos están deslizándose entre el espacio de las sillas para ubicarse aquí.
No les veo el rostro, solo las piernas. Ahora no sé cómo pasar fuera de aquí, necesito salir para que Louis, quien sea que sea, se siente al lado de Marcia. Eso la haría feliz y eso significaría que ella seguiría hablando conmigo.