Rodney está a mi lado pero no me mira, simplemente camina como si él fuera a la misma dirección.
No parece interesado en tener una conversación conmigo así que regreso mi vista al frente y sigo mi camino sin decirle nada. Él avanza unos pasos más rápido, mete su mano en el bolsillo trasero para sacar su teléfono y un billete doblado se le cae.
Yo doy unos pasos para acercarme y tomarlo del suelo, muevo mi mano para tocar su espalda pero prefiero usar solo uno de mis dedos para picar su hombro.
Él deja de caminar, yo me quito el otro auricular sosteniéndolo con mi mano. —Eh, esto es tuyo.
Rodney mira el billete y junta sus cejas. — ¿Mío?
Señalo hacia abajo. —Estaba ahí, digo, cuando tú sacaste tu teléfono se te cayó.
Él lo ve pero aún no lo toma, yo sigo con la mano extendida hacia él. —Um, gracias —finalmente lo acepta—. Cassie, ¿no?
—Sí —respondo.
Entorna sus ojos. — ¿Es ese un apodo o un nombre?
Niego. —Es mi apodo, mi nombre es Cassandra —el cual no creo que me quede realmente.
Cuando pienso en una chica llamada Cassandra la imagino muy hermosa, fuerte y segura de sí misma. El tipo de chicas que viajan por todo el mundo, solas y que la ves y sabes que tienen su vida balanceada y en orden. Yo no soy esa chica y dudo que algún día lo sea.
—Cassandra —asiente—. Eh, en la clase de física nos fue bien, ¿no?
Tomo mis auriculares y los guardo en mi mochila. —Sí, resultó bien.
Rodney suspira. —Entonces, ¿Ahora vas a tu casa?
—Si —digo—, yo iba a ir con ellos pero, um, no sé.
Rodney hace una mueca. —Pero, ¿tienes hambre ahora? ¿O realmente estás ocupada?
Rodney sí es diferente. Todos me hacen sentir tensa y alerta, él solo se comporta sin dobles intenciones y aunque no lo conozco realmente, no me hace sentir mal.
—No, es solo que yo no soy buena haciendo nuevos amigos —digo sin pensarlo—, pero bueno, no sé.
Rodney mira el billete. — ¿Te gusta el café?
—Sí —contesto—, ¿Por qué?
—Porque yo voy por uno pero sí quieres, te invito —se acomoda el cabello—. No tienes que aceptar, solo si quieres. De todas formas somos compañeros, ¿no?
Sonrío. —Sí, suena bien.
Levanta la mano antes que esta conversación continúe. —Cassandra, no estoy intentando nada contigo —junto el entrecejo—, no pienses que estoy haciendo un movimiento contigo o algo, ¿está bien?
No sé cómo tomar eso, ¿no quiere que yo piense eso por mí o por él? —Um, pues… no tengo que ir sino quieres —exhalo.
De todas formas, él fue quien lo propuso, ¿verdad?
Rodney niega. —No, no es por eso —rasca su mentón—. Mira, no quero que pienses que estoy buscando obtener algo de ti, solo pareces amigable y ya, ¿entiendes?
Me encojo de hombros. —Supongo, en otras palabras, esto no es una cita en ningún sentido —sonrío para mostrarle que estoy bromeando.
Él también sonríe. —Exacto, no… si vamos a estar al lado del otro por el resto del año deberíamos llevarnos bien.
Tiene sentido. —Está bien, me alegra que lo hayas aclarado tan rápido porque no soy buena lidiando con todo eso.
Rodney asiente. —Genial, entonces, ¿vamos por el café?
—Sí —respondo.
Mis suposiciones de Rodney parecen ser acertadas. Él no me ha tratado como el resto, solo parece ser de las personas que se muestran tal y como son. Lo cual es bueno, quizás sí podamos llegar a ser amigos.
—Entonces, Cassandra —él usa mi nombre real, es raro escucharlo—, dime algo interesante sobre ti.
Bufo mientras caminamos. — ¿Interesante?
¿Qué le puedo decir? Escucho música, veo series, hago tareas y como comida chatarra. Es todo lo que hago y todo lo que soy.
—Seguro hay algo —afirma—, cualquier cosa.
Miro hacia el techo, es totalmente blanco y parece recién pintado por la manera en que brilla. —Bueno, me gusta ver series pero de comedia, no me gusta mucho el romance.
En las series, pero en la vida real, espero que sí exista eso. Espero que algún día alguien me ame como todos esos clichés que a mamá le encantan. Siempre he deseado que llegue el día en que conozca al supuesto amor de mi vida.
Sigo esperando.
—Genial —responde—, ¿Qué más?
Hago una mueca. —No sé, me gusta ver videos sobre algunos temas —dejo de hablar, eso me hará lucir rara.
— ¿Cuáles? —pregunta Rodney.
—Um, bueno —mis intereses a veces son raros—, solo tonterías, nada interesante.
Se encoje de hombros. — ¿Qué videos? No me digas que eres de esas personas que ven cosas muy extremas.
Sonrío, en todo caso, él luce más como alguien interesado en ese tipo de contenidos. —No —aclaro mi garganta—, pues… a mí me gustan los videos de personas que hablan sobre muchos temas, como las personas que realizan necropsias y las personas que han tenido experiencias cercanas con la muerte…
El tono de mi voz se va disminuyendo.
Realmente soy una tonta, ¿Por qué tengo que decirlo todo? ¿Por qué no me puedo quedar callada? Ahora pensará que soy una rara.
— ¿Ah, sí? —Pregunta, dirigiéndome fuera de la escuela hacia el estacionamiento—. ¿Porque?
—Porque… —bueno, ya le dije eso, ¿Qué más da si sigo luciendo como una rara total?—, me interesa mucho escuchar a otras personas hablar sobre la muerte y la vida y todo lo que nadie ve, yo creo que hay más, siempre hay más.
Rodney me mira unos segundos. —Suena muy interesante.
No sé si lo dice de verdad o solo está siendo amable. —Um, sí, no es que me fascine todo eso pero, solo pienso que las personas tienen muchas historias y no sé, me gusta escuchar lo que ellos saben. No tiene sentido, lo siento, estoy hablando mucho.
Rodney niega. —No, sigue, dime qué has visto en esos videos.
Respiro profundo. —Bueno, a veces estas personas que son profesionales y básicamente, científicos, relatan historias que pueden ser consideradas como paranormales —miro hacia el suelo—. Y eso es genial porque a mí me interesa mucho, es interesante saber que lo que vemos es solo una porción de la vida, que siempre hay algo más.